Minerva solo quería disfrutar de un grandioso día en la playa, pero de pronto, ella escucha un extraño canto y una tormenta se avecina en la playa, su hermana estaba en peligro y un joven las salva, pero Minerva y ese misterioso chico, son llevados por una enorme ola. Minerva de repente se encuentra en una isla lejos de la civilización...
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Renunciaré por amor
-Por fin se fueron...- dijo Alfonso D'Bartol, luego miró a Saraswati y se acercó hacia ella.
-¿Pero por qué regresaste? Pensé que ibas a ver a la diosa y entregarle la flor.- comento Alfonso a Saraswati.
-Sí amor, eso iba a ser, pero la flor es más importante de lo que pensé.
Esta flor significa "ágape" y prácticamente es amor.
Si una pareja la siembra juntos el amor será eterno.
¡ Verdad que es muy romántico! Nunca pensé que una flor tuviera tanto poder.
Y por eso mismo lo traje primero acá, quiero que veas que lo siento es verdadero.
Esta es la última aventura en el 🌊 mar, yo regresaré después de ésto, para quedarme por siempre contigo, renunciaré a convertirme en sirena nuevamente.- dijo muy solemne Saraswati a Alfonso D'Bartol.
Al escucharle decir eso, Alfonso D'Bartol le tomo de las manos, y le dio una cajita.
¿Que es esto? -dijo Saraswati
Ábrelo...-dijo Alfonso D'Bartol nervioso.
Dentro de esta estaba un hermoso anillo con una hermosa piedra de Aguamarina
-Que hermoso....
¿Pero qué es?- dijo Saraswati
-Este anillo tiene una piedra del color del mar, así como la flor de Agapanto simboliza amor,la piedra Aguamarina, simboliza el verdadero amor.
Al ponerlo en tu dedo anular de tu mano izquierda es para que esté conectada está misma al corazón. Así que cada vez que lo veas recordarás que te estoy esperando siempre. Cómo lo he hecho por todo esté tiempo.- dijo Alfonso D'Bartol, mientras le ponía el anillo a su amada.
Saraswati dio fuerte abrazo a Alfonso D'Bartol, en lo cuál después sellaron este hermoso momento con un tierno beso.
Después de sembrar en una maceta la flor de Agapanto.
Saraswati regreso al mar, para encontrar a Kai.
Kai esperaba impaciente la llegada de está.
Minerva estaría nuevamente en el mar del olvido.
El tiempo se estaba agotando.
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Sin embargo en La Isla de las sirenas.
Todo seguían como había ordenado la pitonisa, y el príncipe.
Minerva cada vez que trataba de recordar a su familia, estos recuerdos eran borrosos.
Y si se esforzaba empezaba a dolerle la cabeza.
Pero igualmente esperaba con ansias ver a Kai, ese momento en que pasaban juntos aún que era corto le daba esperanzas.
La tía estaba cuidando sus recuerdos también.
Así que Minerva esperaba con paciencia los elixires que le harían tomar nuevamente.
Era la única opción de regresar allá y ver a su amado.
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-Sabes hoy vi alguien que vino a visitar el arrecife...- dijo Nohea el Tritón de cabellos dorados y ojos azules.
-No andes con rodeos y dime qué viste - expresó Makoa hacia Nohea.
-Vi a tu amado primo Kai, fue a visitar a su madre.- dijo Nohea mientras observaba de reojo a la sirena recién llegada que paseaba con la reina por el palacio.
-Me parece sospechoso que Kai ande muy tranquilo después de quitarle a Minerva.- dijo pensativo Makoa.
-¿Le puedo preguntar algo?- dijo Nohea.
-¡Ya hazlo!- contesto agresivamente Makoa como era su costumbre.
Que a Nohea eso ya le parecía algo normal de Makoa.
-¿Por qué no acepta la sirena que le trajo su madre? Ella es sangre pura. Y la verdad mucho más hermosa que la jovencita pelirroja.- señaló Nohea mientras sus pupilas cada vez más deseaban a la rubia sirena.
Makoa observó a la sirena Rubia, ella realmente es un ser hermoso y maravilloso.
Y la pelirroja es una jovencita menudita, se ve tan frágil, pero su fuerza interna de ella irradia algo fuera de ese mundo submarino.
Que es lo que deseaba Makoa realmente.
¿El aura de Minerva o el sentirse superior al quitarle algo a su primo Kai?
-¿Y si puedo tener las dos? Yo soy el príncipe, tener dos esposas sería genial.- dijo Makoa pensando en voz alta.
-¿Eso se puede Príncipe?- pregunto Nohea al escuchar a Makoa.
-¿Y por qué no? Sería genial que todos tuviéramos dos esposas.- Está vez lo dijo más seguro Makoa.
Sin embargo la reina estaba entrando a la habitación donde estaban éstos dos platicando.
-Ni se te ocurra semejante idea 💡 Makoa.
Solo puedes escoger una sirena como tú compañera, y solo debes desposar una sirena de sangre real. Ya es tiempo de romper está maldición de las perlas.- Dijo la reina molesta mirando a Makoa.-
-En cuanto a la pelirroja, que trajiste a la isla sin una perla, estoy pensando echarla al Mar.
Si el mar la quiere sobrevivirá, pero si los tiburones la encuentran primero, entonces nunca debió estar aquí.- dijo amenazadora mente la reina.
-No te atrevas a tocarla madre, ni hacerle daño, la pitonisa acepto que ella se quedará, está actuó de manera rara cuando la vio- dijo Makoa.
-Dices que la pitonisa ve algo especial en esa chica tan delgada.
Tendré que hablar con ella.- Con eso la Reina se marchó.
Makoa, entonces salió del palacio acompañado de Nohea, rumbo al santuario, a buscar a la pitonisa.
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-Últimamente he sentido que se han utilizado los portales para viajar, me preguntó si mi hermana está metida en todo esto.- Pensaba la pitonisa.
Estaba la pitonisa recibiendo a los recién nacidos, que les traían la primera escama, esta los ponía en el altar de la Diosa Sirena.
Las escamas quedaban pegadas a la cola de la sirena Diosa, que era una estatua hermosamente tallada.
De lo cuál que cuando cumplían la mayoría de edad la perla había crecido dentro de la escama, la cual la perla se soltaba en una caracola que viajaba por todo el mar en busca de su compañera.
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Saraswati llegó a la isla donde Kai la esperaba y se encaminaron llevando lo que había solicitado la tía.
Ambos siguieron el camino de siempre,hacia la entrada del mar del olvido.
-Me preguntó que hará la tía con ésto - dijo Kai al ver la flor de pétalos color lila suave.
El cabello de su madre y la escama.
-Pronto lo sabremos, la tía es muy sabia - dijo Saraswati.
-¿Por cierto donde está Fiona?, la selkie que traias cargando.- preguntó Kai.
-Encontré una familia para ella, que la cuidara con mucho cariño y amor.- Dijo Saraswati.
-Que bien para la selkie - dijo Kai.
Saraswati miro su mano izquierda, acarició tiernamente el anillo que su amado Alfonso D'Bartol le había entregado.
