Marcos ciego por un accidente Any con una marca en el rostro, es un amor verdadero podrán ser felices en esta sociedad y lucharán contra todos y todos
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CAPITULO 19
Narrador, ............
ya han pasado las horas y Any ya está despierta. Se siente como si le hubieran pegado horriblemente en la cara. Mira todo alrededor cuando llega una enfermera.
Enfermera _ Señorita, está en la sala de recuperación. No se preocupe y no hable. Quédese quieta, ya la vamos a trasladar a una habitación.
En la cafetería del hospital, soy Isaac. Tengo treinta y dos años y soy cirujano plástico. Conocí a Any a la edad de 5 años hasta los trece años.
Por qué a mis padres los trasladaron de trabajo, ahí nos separamos. Claro, todos tenemos sueños diferentes en las carreras. Ella quería ser la mejor administradora del país, más yo quería ser el mejor cirujano plástico de todo el mundo. Claro, apoyo todas las brigadas que hay. Me gusta ayudar a todas las personas de bajo recursos.
Nos fuimos a vivir a México y gané la beca para estudiar medicina en Canadá y la especialización en Estados Unidos.
Cuando un colega lo conoció en una brigada, preguntándome, me llamó para unas dudas de su paciente que tenía más de 9 años con cicatrices de quemaduras. Me interesó el caso y comencé a indagar sobre la paciente.
Cuando me dio los detalles y comencé a decirle cómo sería el mejor procedimiento, porque en las brigadas encontramos muy seguido esos casos y labio de leporino y hendidura del paladar. Lo hago con mucho amor. Cuando el colega me contó toda la historia del paciente, quedé impactado.
Hasta que se me dio por preguntar el nombre y me lo dijo. No podía creer que tenía el mismo nombre de mi amor de la infancia. A mí todo el tiempo me gustó, hasta que todavía sueño con ella. Tanto le insistí a mi colega que me mandó una imagen de ella. Me dolió por lo que pasó y decidí enseguida viajar a mi país.
Cuando la vi ingresar al quirófano, sentí una felicidad. Mi colega se impresionó porque me vio en el hospital y arregló todo para estar ahí. Con ella. Mi colega me advirtió que no podía involucrarse en la cirugía, pero a veces daba opiniones. En nuestra ética médica, no podemos involucrar lo personal con la carrera.
No veo la hora que llegue mañana para visitarla en la clínica y se va a impresionar.
Narrador...
A primera hora de la mañana, se levantó e hizo sus necesidades fisiológicas. Buscó su mejor atuendo y salió para una floristería.
Se dirige al hospital. Primero paso al consultorio de su colega a saludarlo. Dos horas más tarde lo acompaña a hacer todas las pacientes, hasta que llegamos a los pacientes de cirugía. Ella, cuando me vio, me reconoció y enseguida me dijo "chocolate". Me río porque me llama por el sobrenombre y le digo "hola bombón". Le entregué flores y una canasta de frutas.
Doctor _ Hola, buenos días. Primero que todo, vamos a ver cómo está evolucionando el paciente. Hizo el chequeo de rutina, vio las cicatrices y dio las recomendaciones. Ella preguntó cómo estaba evolucionando.
Doctor _ Buenas noticias, vas evolucionando muy bien y aquí mi viejo amigo fue el fiel consejero que me ayudó en todo lo relacionado con tu caso. Bueno, los dejo. Nos vemos más tarde. Cuídense.
Any _ Chocolate, ¿qué haces aquí? ¿No estabas radicado en Estados Unidos?
Isaac _ Ja, ja, ja, sí, pero me enteré de que un colega necesitaba mi opinión y te traje otro regalo, mi bombón. Son una crema facial para cicatrices que te va a ayudar a minimizar más la cicatriz.
Any _ Gracias, no te hubieras molestado. Cuéntame de tu vida, siiiiii. Mira, te presento a una amiga que se llama Marta.
Marta _ Mucho gusto. Ya también soy doctora, pero me especialicé años después en psicología. Bueno, los dejo para que hablen.
Isaac _ El placer es mío. Bueno, gracias, pero no me voy a ceder porque este bombón necesita descansar mucho para que los músculos sanen más rápido.
Hablaron muy poco porque apenas tenía un día de recuperación y eso no le iba a ayudar. Nos despedimos y decidí volver en 2 días ya que el tercer día tenía que dirigir las brigadas para África.
Marta _ 💭 Estoy feliz por Any, ya que no va a tener esa marca que siempre le baja la autoestima, pero tiene una personalidad hermosísima y estoy feliz de tener una verdadera amiga. Mi vida no es color de rosa.
He tenido muchos altibajos. Tenía un esposo, pero me fue infiel después de dos años de casados. Nos conocimos en la universidad, ya terminando mi carrera. Nos enamoramos y decidimos unir nuestras vidas.
Él estaba en la carrera de ingeniería. Un día llegué al hospital y me encontré a mi esposo, con mi amiga de la infancia en plena acción. No lo podía creer, me quedé parada viéndolo hasta que reaccioné y los grabé. Tomé fotos.
Salí de la casa, tomé el auto y en esos momentos los recordé. Cuando me vi, había chocado contra un semáforo. Como no me había colocado el cinturón, perdí el embarazo. Tenía mis sospechas, tenía veinte días de retraso, pero como ya me había pasado y nada, no me imaginé que esto me pasaría. Me trasladaron al hospital donde trabajo.
Cuando recuperé la conciencia, me informaron de la pérdida del embarazo y me destruyó aún más. No le vi la cara ese día.
Al día siguiente, cuando desperté, él llegó con la descarada de mi amiga, súper preocupada. La hipocresía de ella me revolvió el estómago y les pregunté por qué llegaban juntos. Se quedaron callados.
"No se preocupen, quiero el divorcio", dije. Él bajó la cabeza y lo aceptó. Me dijo que sí, que era lo mejor, pero que estaban esperando un hijo.
"Muy bien, porque yo ya lo perdí", les dije.
Nos divorciamos y caí en una depresión. Conocí a mi psicólogo y decidí especializarme en psicología porque quería ayudar a personas con depresión y baja autoestima. Ahora soy una mejor persona porque lo perdoné, pero todo se removió cuando hoy lo vi con su esposa y su hija. Decidí esconderme para que no me vieran, esperando a ver si Fabián un día se decide a mirarme.