El Mafioso Y Yo

Llegamos a Rusia en las horas de la madrugada, unos de mis hombres nos estaban esperando en la pista al subir a las camionetas nos fuimos a toda velocidad a la casa de seguridad que está en las montañas, fue un largo viaje, pero era con solo dos objetivos y no me iría de aquí, hasta cumplir los deseos de mi reina.

Se abrieron las puertas de acero, que son una fortaleza e impenetrables, bajamos hasta entrar a la casa y me llevan directo donde están los cuerpos, cuando cruce por aquella puerta ver los cuerpos tapados me sentí diversas emociones muy revueltas; Boris mi hermano que siempre estuvo conmigo desde jóvenes cuando lo destape la sangre me hirvió, tenía la marca de la herida en el abdomen bajo, pero al ver parte de su cráneo destrozado, en mi mente ya estaba maquinando un sin fin de torturas para ese hijo de perra.

Camine hasta los cuerpos de Laila y Daniel, al verlos tenían el tiro de gracia, pero me duele; a Laila la consideraba como un miembro más de mi escasa familia y ese malnacido me la arrebato y el gran dolor que le a causado a mi mujer se lo cobraré lentamente hasta que supliqué por su vida.

Los volví a tapar ordenando que los prepararen, terminando aquí me los llevaré para que los vea por última vez y darles cristiana sepultura, al dirigirme al despacho estaba concentrado junto con Mario viendo como atacaríamos, de pronto se abrió de golpe la puerta y ya estábamos más que listos desenfundando nuestras armas, pero al ver de quien se trataba baje la guardia y me alegré mucho, me levante para saludarlo traía un bastón para apoyarse y poder caminar.

-sabes; por primera vez tu presencia me alegra, de verdad.-me acerco a abrazarlo fuertemente y le indico que se siente.- pero ¿por que nunca, me dijeron que sobreviviste?

- por seguridad no sabía si algunos de nosotros había un bocón.-asiento, mientras me doy cuenta, que parte de su brazo está casi quemado.

- ¿ya te vio un médico?.- asiente con una pequeña sonrisa llena de dolor.

- si, pero mi pierna ya no me dejara ser libre de esto.- me señala el bastón.- ya no podré servirle en nada.

-sabes que si, y alguien se alegrará de verte.- niega levantándose de la silla.- ¿a dónde vas?

- me voy, pero no se preocupe nadie sabe que respiro aun, y mi lealtad hacia usted sigue como el primer día.- asiento levantándome, me despido de él y sale del despacho.

Sé que no puedo retenerlo es su decisión y lo dejaré irse, me da lástima verlo así y será mejor no decir nada que lo vi con vida.

Los días fueron pasando y no podíamos entrar en la C.I.A. por mala suerte mi único informante en la agencia murió despues del atentado, pero estábamos en un gran labor de cumplir mi objetivo.

Mi estancia aquí en Rusia se nos convirtió en mes y medio dando ya con el paradero de Massimo, quien viera aseguraría que teme que lo encuentre, ya estaba listo, para mi fortuna estaba alojado en Londres y esos terrenos es de un viejo amigo.

Vamos en camino, unas horas después aterrizamos al bajar nos recibió Adam junto a sus hombres.

-hola Faddei, ya tenemos la ubicación exacta de Massimo.- asiento saludándonos afectuosamente.

- gracias Adam; por darme quebrada, mira él es Mario Solano, mas conocido como El Colombiano.- asiente saludándole.

- a sí, sí; como no saber quién es, es de la mafia de Cali, bueno subamos para ir a la bodega…- asentimos subiendo a las camionetas encontrándome con sombra un viejo amigo.

Nos fuimos a toda velocidad hasta llegar a la bodega, bajamos entrando de inmediato caminamos hasta una habitación, nos dieron la información sobre esa cucaracha, pasaron las horas y en este mismo instante daríamos el gran golpe nos alistamos con armas y hombres de Adam que nos acompañarían a esta misión.

Salimos con dirección a las montañas bajamos de las camionetas y continuamos a pie, caminando largas distancias mi adrenalina estaba al tope, cuando llegamos a la ubicación era una pequeña cabaña, lo hombres se adelantaron, cuando estaba libre corrimos entrando a esa cabaña y para mi sorpresa estaba vacía.

-mierda, donde se abra metido ese perro.- buscamos por toda la extensión, íbamos a abandonarla cuando un pequeño ruido, me puso en alerta haciendo señas que estaba debajo del piso.

De una encontramos la puerta al sótano, bajamos en medio de la oscuridad sentuendo un golpe cerca del cuello.

-como te atreves hijo de perra.- Pero fui más rápido disparándole en la pierna cayendo al piso, di órdenes que se lo llevarán, caminando de regreso.

Después de más de una hora ya estábamos en la bodega y estaba más que listo para cobrarme lo que le hizo a Boris, entro y está amarrado a una silla con la camisa abierta y el pantalón teñido de rojo por la herida de bala.

-tenemos cuentas pendientes Massimo y hoy mismo me las pagarás una a una,-. se carcajea escupiendo a mi dirección.

- yo no tengo nada contigo, así que suéltame imbécil.- niego acercándome a la mesa especial, mientras veo con qué iniciaré, aún sigue gritando.- SUÉLTAME BASTARDO DE MIERDA.

-eso yo lo decido y el único, hijo de puta eres tú.- dándole un fuerte golpe en la cabeza con un bate de fierro.- yo ahora; decido hasta cuando vivirás maldita escoria.

lo vuelvo a golpear en la cabeza con todas mis fuerzas, y de igual intensidad en su entrepierna, escuchándolo gritar de dolor.

-vas a morir Fadde, te lo juroi.- me carcajeo caminando a él, apuntándole con el bate.

- a mí no me amenazas y si lo dices por tu novia; el de la C.I.A. él también está siendo cazado para saldar cuentas.- le pego con la punta del bate en la frente.- ASÍ QUE, CALLATE MALPARIDO.

Vuelvo a la mesa escogiendo algo más, hasta que mi vista cae a un látigo con picos lo tomo, esto es más que ideal para la ocasión, camino a él dándole el primer azote gritando incontrolablemente.

Le doy el segundo azote escuchándolo de nuevo, comenzando a azotarlo una y otra vez salpicando sangre por todo el piso, junto a pedazos de su piel, tirandolo al piso pero aún mi sed es grande, tomo de la mesa un taladro acercándome hasta hacerle unas cuantas perforaciones en su cuerpo.

Esta echo una mierda, tomo un cuchillo enterrando una y otra vez en su abdomen perforando unos órganos, me alejo de él, al marcharme de sangre oscura.

-te dije que tu vida ahora era mía y hoy termina tu reinado; princesa de mierda.- saco mi arma apuntándole a la cabeza.- te metiste con mi familia y créeme nadie vive para contarlo.- apretando el gatillo, sale la bala impactando en la cabeza.

Pero para asegurarme que en verdad está muerto, tomo el cuchillo pasándolo por su cuello, saliendo de aquel lugar más que cansado y sucio, camino hasta la camioneta y está Adam con Mario.

-veo que la fiesta fue muy alegre.-asiento a lo que dice Adam, abrochado mi saco.

- bastante alegre el baile.-lo tres nos reímos, subiendo a la camioneta yéndonos a descansar.