Soy Lizbeth, la segunda cabeza de las industrias Mark., y reencarne en la novela que escribió la fundadora de las industrias Mark.
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La razón
< este es un nuevo día, esfuérzate, tú puedes > suspira y entra a la oficina de hacienda, cuando el ministro de hacienda la ve se acerca a ella enfurecido.
- tú aquí, que quieres matar a alguien, no perteneces aquí, ríndete y DÉJAME EN PAZ _ mirada fulminante.
- señor, ¿usted nunca ha cometido errores? _ lo mira a los ojos esperando una respuesta.
- no, nunca y si lo he hecho no han sido tantos y MUCHO MENOS EN UN MISMO DÍA.
- comprendo, espero poder mejorar entonces _ sonríe.
- ven conmigo _ tono de enojo.
Sara lo sigue hasta los archivos, se detienen ante una montaña de documentos _ ¿qué hacemos aquí?
- yo nada, usted acomodará estos documentos por relevancia, y estos de acá por fechas _ se da la vuelta para volver _ ah, y no la quiero ante mi vista hasta que haya terminado.
< cuenta hasta diez, suspira, olvida, ignora y sonríe > se acerca a la mesa donde están los documentos y comienza a revisarlos, la mayoría eran informes de inversiones, transacciones y otros manejos del tesoro real, Sara sacó la libreta de sus anotaciones y comenzó escribir mientras revisaba los documentos, así pasó por tres horas, hasta terminar < dios, con tanta información mi cabeza va a estallar > se levanta de la mesa y se dirige a la salida del archivo _ necesito agua.
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Sara estaba bebiendo agua mientras leía sus anotaciones cuando se acerca el ministro Norton _ no le había dicho que no la quería ver.
- AH _ Sara se asusta porque no había visto al ministro Norton y termina lanzando el agua de su vaso en la cara del ministro _ lo siento _ guarda su libreta para sacar un pañuelo _ lo ayudo, lo siento mucho, no fue...
- es usted UNA CALAMIDAD, NO ME TOQUE _ la hace un lado y comienza a limpiarse con un pañuelo propio.
< ¿golpeé a algún animal en estos días? No, entonces ¿rompí un espejo? No tampoco, ¿entonces por qué tengo esta suerte tan mala? > cierra los ojos y suspira con cansancio _ me sorprendió y mis reflejos actuaron, pido disculpas.
- ayer por poco y mata al ministro Hill, ¿QUÉ MÁS PIENSA HACER?
< síganme gritando y es probable que piense en lanzarlo por alguna escalera > baja la mirada _ cometí un error y lo lamento.
- si el emperador no hubiese especificado el trato que usted debe recibí ya la habría MANDADO A AZOTAR _ aprieta sus manos con fuerza _ las oficinas imperiales no son para mujeres.
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Después que el ministro terminó de gritarle a Sara y logro calmarse fueron a la oficina del ministro de agricultura.
- duque Norton, no comprendo de donde salieron estos problemas, incluso he pensado en reportarlo ante el ministro de justicia, ya es preocupante que lo hayan molestado también a usted.
Los ministros estaban tratando el tema de unos campesinos que estaban inconformes con el pago que recibían por sus cosechas, incluso los trabajadores de las parcelas imperiales estaban protestando por sus salarios.
- descuide, estos ignorantes no saben nada, solo piden cada vez más, su ambición crece cada día.
- tiene razón, no son más que unos ignorantes ambiciosos.
- ¿perdón? _ interrumpe Sara _ ellos trabajan, dedican sus vidas a los cultivos, si es probable que no sepan leer ni escribir, pero el querer obtener el dinero para alimentar a sus familiares no es ser ignorante, y si es ambición no es una mala.
- señorita Sara, si no sabe nada del tema, le ruego no se meta, acaso no presta atención a lo que lee, ayer le mostré el salario que los trabajadores imperiales reciben por sus labores, como también el pago que reciben por sus cosechas.
Sara iba a decir algo, pero se arrepiente, aprieta sus manos y dice _ tengo problemas para recordar cosas que leo, sobre todo si llevan números.
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Así transcurrió el día, Sara se metió en varios problemas, al confundir documentos con otros, golpear accidentalmente al duque Norton, distraerse mientras recibía órdenes y demás cosas.
- es enserió, ¿hizo todo eso? _ pregunta Connor tras recibir el informe de Franklin.
- de hecho me sorprende que el ministro no haya venido a pedir que la saquemos de su oficina _ no sabe si reír o no.
- no lo puedo creer, bueno es su primera prueba, el duque Norton saca de sus casillas a cualquiera, tal vez sea eso ¿no?, si eso debe ser, en las próximas pruebas le irá mejor.
- claro, majestad _ aguanta la risa.
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- Señorita Sara _ grita el duque Norton.
Sara se levantan rápido, toma los documentos que tenía enfrente y corre a la oficina del duque, pero como entra corriendo no se dio cuenta de que el duque iba camino a la puerta y termina empujándolo _ lo siento señor, no fue mi intención, fue...
- UN ACCIDENTE, YA SE LO QUE VAS A DECIR _ furioso.
- lo lamento _ baja la mirada.
El ministro se levanta del suelo y toma unos documentos de su escritorio _ toma esto llévalo al ministro de comercio, y por favor no mates a nadie.
- no lo haré _ toma los documentos.
Así fueron transcurriendo los días, Sara no mostraba mejoras, aunque era buena haciendo las cuentas, era muy lenta, confundía documentos, golpeaba a cada rato al ministro de hacienda y posteriormente al de comercio, que es con quien continúo trabajando.
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*señorita Sara, le pedí los documentos de la concesión agrícola, no el permiso de construcción *
* señorita Sara, ya le he dicho que toque antes de entrar *
* no me siga golpeando *
* le he dicho muchas veces que los documentos importantes van en el archivo *
Esas eran las quejas que Sara recibía constantemente, y así fue pasando con el ministro de hacienda, comercio, salud, justicia, defensa, hasta llegar al de educación.
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- señorita Sara, le pedí las cartas de referencia de los nuevos graduados de la academia _ dice un hombre de unos cuarenta, piel morena, ojos azules como el mar y cabello negro al acercarse a ella.
- una disculpa, ministro Rochford, me distraje un momento.
- he notado que escribes mucho en esa libreta, no te distraigas, esta es tu última oportunidad para demostrar que las mujeres no son diferentes a los hombres.
< de todos, él es el único que me ha dado ánimos, tal vez debería dejar de engañarlos > sonríe _ no lo haré.
- mis documentos.
- ah, cierto _ levanta unos documentos que estaba leyendo y se los entrega.
< ¿por qué leía estos documentos? > la mira fijamente _ quiero que entregas las peticiones de los eruditos a la oficina del primer ministro, clacificalas por importancia, antes de llevarlas.
- a la orden _ hace una reverencia y comienza a revisar las peticiones.
- por cierto, una manzana roja no puede ocultarse entre las verdes _ se va.
< ¿qué? > lo mira con confusión.
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En la oficina de Connor, Franklin se encontraba revisando unos documentos con él _ majestad, ¿desea le de el reporte de la señorita Sara?
- olvídalo, nada más son malas noticias, como sucedió con los otros cinco ministros, solo llámala, quiero saber que ha estado haciendo durante este mes y medio, porque yo no he visto su avance _ molesto.
- majestad, no olvide que la señorita Sara lleva una pena de muerte en su espalda, es comprensible que no se esfuerce por ganar.
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- señorita Sara, han pasado 6 semanas, desde que comenzó las pruebas y en vez de recibir buenas noticias solo he recibido quejas.
- yo _ baja la mirada _ puedo explicarlo.
- bien, EXPLÍQUEME, quiero saber, porque tubo que golpear al ministro Norton, romper documentos de la oficina de comercio, quemar los medicamentos experimentames, insultar al ministro de justicia, y causar una explosión en el campo de entrenamiento.
Sara no dice nada y le entrega la libreta en la que hacía apuntes _ lo hice porque no tengo nada que demostrarles a ellos, pero si a usted.
Connor toma la libreta aun enojado, pero al leer su contenido se sorprende _ esto es, ¿como? _ queda sin palabras.