Cambiaré El Final

Alice estaba en el jardín, cuando el mayordomo se acerca para decirle que el Vizconde Vera, desea ver al general y aunque le ha dicho que no esta, insiste en que se le deje pasar, Alice le pide que lo dejen pasar, incluso pide que lo guíen ahí con ella; cuando el Vizconde es guiado hasta el jardín, esperaba ver al general, pero en su lugar estaba Alice, quien nisiquiera se digno a ponerse de pié ante él, cosa que el hombre notó y le hizo enojar.

- mayordomo, le pedí ver al general, no a su amante.

- señor ella no e...

- gracias Ralph, puedes retirarte.

Alice le hace una al mayordomo y este se retira, cosa que le molesta más al Vizconde.

- espera, llama al general, ahora mismo.

- ¿quien es usted para venir a dar ordenes a esta casa? Nisiquiera se ha presentado ante mi.

Alice bebe un poco de té mientras se muestra tranquila, el Vizconde se muestra molesto.

- tú tampoco debes ser nada, esos sirvientes buenos para nada, nisiquiera necesito presentarme ante ti.

- se equivoca, yo soy mucho en esta casa, además recuerdo haberle dicho a su hija ayer, que el general se encuentra en una misión de reconocimiento y regresa hasta la próxima semana.

- aún si no esta el general, te lo diré a ti, no eres nadie, para prohibir a mi hija entrar a esta casa, en un futuro ella será la señora de esta mansión.

Vaya arrogancia la del Vizconde, por lo visto, es lo único que aprendió la hija. Alice levanta la vista, fijando sus ojos en los del Vizconde y deja ver un sonrisa burlona.

- su hija, no será nada en esta casa, cuando yo le diga al general que han venido a molestarme con su arrogancia.

- el general escuchara mis quejas de ti, mujerzuela.

Por supuesto, sus palabras las escucharon los guardias que siempre estaban cerca, pero Alice ya les había hecho una señal para que no hicieran nada o que dijeran quien es ella en realidad, el Vizconde solo llamo a gritos al mayordomo Ralph y cuando llegó, le ordeno que lo guiara a la salida.

- el señor sabe su camino Ralph, regrese a sus actividades usted.

- mira mujerzuela, yo les puedo ordenar todo lo que sea, es más, ya deberías irte de esa casa y volver al burdel de donde saliste.

Alice no dudo en reír por lo que ha dicho el hombre, nisiquiera es nada en esa casa y ya se cree el dueño; la chica se pone de pié, sonriendo con burla.

- ¡oh! Señor, si supiera lo que acaba de perder la mínima oportunidad, de casar a su hija con el general. Guardias, escolten al señor fuera de esta casa.

Los guardias le piden al Vizconde, que se retire, aunque lo hace, se va furioso, pero ya vera esa mujer, en cuanto el general regrese, hará que la echen a la calle. Eli observo todo también desde la ventana y sonríe, se nota que Alice no es una chica fácil de intimidar; cuando el Vizconde ya se ha ido, el mayordomo le pregunta a Alice si se encuentra bien, a lo que ella responde que lo esta, con total tranquilidad.

Al día siguiente en la tarde de entrenamiento, Eli se acerca a Alice quien practica con Samuel, para pedirle un duelo de practica, a lo que la albina acepta.

- no seré suave aunque sea la hermana la general.

- no espero que lo sea, si algún día debo luchar, el enemigo no será compasivo conmigo.

- veo que eso lo tiene muy claro.

Samuel da la señal para que comiencen a blandir sus espadas, el duelo era con Alice en desventaja, aunque la hacían retroceder, Samuel podía notar que tenía buena defensa, pero, cuando Eli ya estaba algo agotado, es cuando Alice comenzó a hacerlo retroceder, hasta que finalmente, es él quien pierde la espada, los que estaban presentes, celebran la victoria de Alice, aunque Samuel le hace ver que su estrategia es buena, pero solo cuando pelea con una sola persona, algo que Alice ya tenía en cuenta.

- sir Eli, gracias por el duelo, aunque seguramente la próxima vez usted va ganar.

- no se sabe, podría perder nuevamente.

- entonces entrenare arduamente, hasta ser mejor que usted.

- no perderé tan fácilmente.

Ambos se dan la mano, pero Eli debe retirarse pues tiene trabajo que hacer. Hilda se acerca a Alice entregándole una carta, al darse cuenta era de Roble y tenía el sello de su familia, así que subió rápidamente a su habitación, al leerla, su madre le cuenta que tanto ella como su padre están bien, pero también le cuenta que en distintas ocasiones, Aldo ha ido a la mansión, pidiendo que le digan en donde se encuentra Alice, su insistencia es bastante molesta, pero el Marqués le pidió detenerse o presentaría una queja con el consejo, cosa que a Aldo no le conviene o lo van a cuestionar sobre su desempeño como rey; Alice deja salir un suspiro, ese hombre es realmente molesto.

- ¿sus padres están bien, lady?

- si, es solo que el rey insiste en querer saber donde estoy. Pero, mis padres han sabido como persuadirlo.

Deja la carta y sale hasta el balcón, justamente los caballeros están en una pequeña reunión a cargo de Samuel, entre las filas, Eli estaba ahí también, quien al verla le sonríe, Alice le saluda con una sonrisa y mueve la mano, ante eso, los otros caballeros le hacen una pequeña burla, alegando que estará en problemas porque anda coqueteando con la hermana del general, Alice ríe al escuchar eso, pues a Eli se le ve un leve sonrojo en sus mejillas.

- ese caballero es muy lindo. Las doncellas jóvenes suspiran por él.

Menciona Hilda, quien esta ahí con Alice y le coloca una capa ya que a esa hora comienza a hacer frío.

- ¿también tú suspiras por él?

- ¿que? No, no, claro que no lady, no es de mi gusto. Pero si a usted le gusta ¿no sería un problema? Es un caballero y usted una noble.

- no creo que a mis padres les importe mucho eso, pero, no hay que apresurarse, quizás ya tenga novia y por mi parte, no puedo solo fijarme en su apariencia.

Ambas entran a la habitación y cierran las puertas, es ya de noche, así que le pide a Hilda que vaya a descansar, ella se quedará leyendo un rato, pues trata de aprender mucho más sobre el mundo.