Se Mi Esposa Por Favor

Elizabeth

Llegar a casa y encontrarla sola sigue sin gustarme, a pesar de que han pasado unos meses no me adapto. Decido mirar la TV, pero al pasar un rato lo apague no había nada que me entretenga, recordé la revista del hermano de Margarita, dude un poco si mirarla porque podía llegar Andrés, pero al ver la hora vi que era muy temprano, así que la saque con confianza. Al mirar la revista no podía dejar de verla, me parecía irreal mirar las posiciones, preguntándome si dolería hacer tales posiciones, pero mientras leía me daba cuenta de que no todos usan esas posiciones, es con cuál te sientas cómodas, que el sexo es para disfrutar con tu pareja, para que ambos sientan placer y disfruten de la sexualidad, conocer sobre la sexualidad es algo que desconozco, más que por estas páginas, mi madre nunca me hablo al respecto ni cuando me case con Andrés creó que dio por hecho que él lo haría, sin saber que lo más cerca que he estado de él solo fue esa noche que me embriague y contando que no hubo ni siquiera un beso. Seguí leyendo y descubrí algo que se llama orgasmo, a pesar de que es más conocido por el hombre, se da cuando eyacula, también se da en mujeres aunque no es tan común, descubrí la erección, los dibujos son muy gráficos, mostraban como de estar dormido el pene se levanta como si tuviera vida propia.

-¿Que haces mirando eso?- un frío recorrió por mi cuerpo del susto, y me levante mirando Andrés asustada.

- Dios Andrés me asustaste\, no te oí entrar- mi mano se fue al pecho e intentaba respirar lento para que mi corazón dejara de palpitar tan rápido.

- Elizabeth. ¿Qué haces mirando eso?- me señalo la revista\, mis mejillas ardían de la vergüenza\, ¿Por qué llego tan temprano?\, al mirar la hora me di cuenta de que no llego temprano\, lo que paso es que me entretuve tanto que pasaron horas sin darme cuenta.

- JA... es que mi amiga la llevo y se la pedí por curiosear -me encorve de hombro.

- Elizabeth eres muy niña para leer eso\, eso léelo cuando seas y tengas novio\, no ahora eres inocente y virgen - me quito la revista de las manos. Me enfureció otra vez llamándome niña\, de nuevo esa actitud de hermano protector\, ese estúpido intento de protegerme.

- Claro ahora soy una niña- dije irónica- soy una niña cuando te conviene\, porque no lo pensaste ¿Cuándo me propusiste casarme contigo?- le arranque la revista de sus manos tal como lo hizo hace unos segundos.

- No fue lo que quise decir es solo que eres inocente y no quiero que te dañes la mente ahorita con estas cosas\, tu primera vez debe ser especial\, no que te lastimes tratando de hacer eso la primera vez que lo hagas- me explico\, si lo note sincero y entiendo su punto\, pero tiene que aprender a decir las cosas y no alterarse con algo tan sencillo.

- No tienes por qué preocuparte por eso\, yo no soy virgen- sé que está mal mentir\, sé que no debí decir tal cosa\, pero darle una lección a Andrés por decirme niña creo que le sería bueno. Abrió sus ojos de par en par como si le fuera dado una noticia de infarto- ¿Qué creías que porque no tengo sexo contigo con otro no puedo?- se lo dije lo más segura que pude\, al ver su cara supe que esta vez si me creyó

- Lo que dices no puede ser cierto Elizabeth\, eres muy ni...- lo desafíe con la mirada por lo que diría nuevamente- muy inocente - cambio sus palabras- Andrés para con lo de niña e inocente si fui lo suficientemente mujer para casarme contigo así sea de mentira soy lo suficientemente grande para tener sexo- no me respondió\, esta vez lo deje sin palabras y me alegraba hacerlo\, aunque fuera todo una mentira\, tome mi bolso y me fui a mi habitación sin salir en toda la noche.

Al día siguiente fue rutinario, aunque me fui antes de que despertara Andrés, pero por el apuro olvide mi dinero y no desayune, aunque un día de ayuno no cae nada mal, aunque mi estómago gruñía no tenía apetito de nada. Mi día de colegio fue bastante normal, presente un examen y anote algunos apuntes que me faltaban para un trabajo al regresar a casa que estaba sola como de costumbre, como quería aplicar la ley del hielo unos días más no iba a cocinar, aproveche ese tiempo libre para terminar unos trabajos pendiente, pero al pasar unas horas ya no pude aguantar el hambre y me fui a preparar algo de comer en la nevera hay cerdo y no pude resistir para hacerme un sándwich lo disfruté como nunca no había comido nada ya mi cuerpo no aguantaría más sin comer. Andrés aún no llegaba y ya era muy tarde, recordé que hoy jugaba su equipo favorito, él ve el juego con Pablo y llega muy tarde, así que decidí irme a dormir.

Andrés

Desperté con mucho sueño, es que llega muy tarde y no he dormido casi nada, iré a darme una ducha con agua muy fría para espabilar. El baño está ocupado, pero no escucho la ducha solo a Liz vomitando- ¿Liz todo está bien?- no recibo respuesta, en cambio, abre la puerta, su cara se notaba pálida y débil.

- Todo tuyo- me señala el baño y se aleja de mí.

- ¿Estás bien?- le insistí\, ella solo asiente\, cuando voltea a verme veo como se cierran sus ojos y va cayendo reaccione de inmediato sujetándola antes de que cayera\, evite que cayera\, pero se desmayó sin reaccionar a mis golpes suaves en la cara y mis gritos\, la lleve a su cama y busque alcohol\, la hice oler y a los segundos logro que reaccione\, la abrace con mucha suavidad- No me vuelvas asustar así por favor- le suplique asustado.

- Me siento mareada Andrés\, todo me da vueltas- su voz se escucha muy suave\, decidí llamar al doctor para que revise a Liz lo más rápido\, el doctor llego en menos de 30 minutos y fue a revisar a Liz\, me quede en la sala pensando en que le pudo haber pasado para que se desmayara\, recordé que ella no es virgen ¿y si está embarazada?. NO\, NO\, eso no puede ser\, pero estuvo vomitando\, se desmayó y los mareos\, la verdad es muy probable que lo esté. Ya me dio dolor de cabeza de solo pensarlo...

El doctor salió del cuarto de Liz y me apresuré para acercarme a él - ¿Doctor que tiene Elizabeth?- mi angustia se podía notar en cada palabra - ¿Esta embarazada?- pregunte, soltó una risa haciéndome confundir.

- No\, no lo está\, me acaba de decir que es virgen así que despreocúpate\, esos solo son síntomas parecidos\, ella solo tiene una intoxicación alimenticia por eso los vómitos- me explico.

- ¿Y el desmayo porque doctor?- pregunte.

- Es porque no comió en todo el día de ayer y en la noche comió cerdo\, su estómago no pudo resistir a esa comida tan pesada\, vomito todo eso y su cuerpo sin ingerir alimentos colapso y se desmayó\, por suerte no es grave solo tiene que comer cosas ligeras y estará bien en unos días.- al escuchar eso me entro un alivio gigante\, le agradecí al doctor y se fue.

Elizabeth me mintió sobre que era virgen y aunque aún dudaba de lo que me aseguro, esto me quito cualquier duda, sabía que Elizabeth no era de esas chicas que tienen relaciones porque si, ella quiere esperar al correcto y eso me da un gran alivio. Fui a su habitación y la vi leyendo un libro.

- Liz...- me senté al borde de la cama- ¿por qué no comiste nada ayer?- pregunte serio.

- Lo siento- baja su cabeza y hace puchero- ayer olvidé mi dinero- tome su carita e hice que me viera.

- Está bien\, no te regañaré\, pero que no vuelva a pasar\, ¿estamos?- ella asintió- voy a prepararte una sopa\, no te muevas.- hice la sopa lo más rápido que pude\, no quería hacerla esperar.

Ella tomó toda la sopa y dejé que durmiera un poco más. Preferí quedarme a cuidar a Liz y faltar al trabajo, no quería dejarla sola y menos enferma.

Ordene la casa e hice el almuerzo, pero no tenía hambre, decidí mirar la TV mientras despertaba Liz, no paso mucho rato al ver a Liz salir de su habitación- ¿Te sientes mejor?- se acercó al sofá, se sentó a mi lado y asintió.

- Si mucho mejor- su cabeza se apoya en mi cuerpo\, me acomodo para hacerle cariño en su cabello. Se volvió a quedar dormida\, su hermoso rostro se ve tan relajado y aunque sus labios no están del todo rosados\, son muy provocadores. ¿Será que ese niño volvió a probar estos labios?\, recuerdo cuando los vi besándose y me hace hervir la sangre de solo recordarlo. No quiero que nadie la toque\, ni mucho menos que la lastimen\, y sé que yo puedo lastimarla\, eso me da mucho miedo.