OCTAVO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Tal vez muchos no recuerdan sus vidas en la temprana infancia, yo tampoco, pero lo que si recuerdo es que era feliz. No podía relacionar qué, quién o quiénes me daban ese sentimiento; pero si recuerdo que los perdí. Años después volví a ser feliz, pero no era algo duradero. Era un ida y vuelta que me dejaba vacía. En mi adolescencia, supe que buscar ser feliz era un sentimiento que ponía más presión y estrés en mi vida. A mis 18 años, renuncié por completo a esa tonta sensación... Para que, unos años después, poco a poco venga un tipo creído a querer destruir mi bien estructurado credo.
No recuerdo mucho mi temprana infancia, pero si recuerdo una sensación de malestar cuando estaba mi padre. Cuando no estaba él, todo era felicidad. Después, con su partida, fui feliz. Crecí rodeado de personas que me aman y que yo amo con todo mi ser. Crecí siendo sociable, seguro de mi mismo y el terror de los bullys. No me molestaba presionar los boton
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CAULDER (CAP. 21)
* Que nunca haya respondido, no quiere decir que puedes hacer conmigo lo que te plazca.
Se lo digo susurrando y rozo suavemente su oído mientras lo hago. Puedo ver su ingesta rápida de oxigeno, su pecho sube y baja rápidamente. La escucho tragar y luego me gira. Ahora yo estoy de espaldas con ella encima mio a horcadas. Tiene mis brazos encima de mi cabeza usando sus manos. Es su turno de acercar su rostro, pero no a mi oído, sino defrente. Cierro los ojos y suspiro suavemente. Tengo que darme fuerza de voluntad para no mostrarle lo mucho que la quiero con mis ojos.
- Te estás portando como un idiota.
Fortaleza ganada. Abro los ojos y la veo tan cerca a mi.
* Puedo serlo más. ¿Quieres que te lo muestre?
Maldición, dime que si. Dime que no me crees capaz. Dame algo, para poder cerrar estos 3 centímetros y botar nuestra amistad a la basura. Suelta un suave gemido y cuando estoy apunto de besarla tocan la puerta.
**- Hey, Yue, ¿estás aquí? Te prometí darte un recorrido por la universidad.
Ella no me suelta. Es mas ahora la distancia es de 2 centimetros y la veo mirar mis labios.
- Dame unos minutos, Anderson, ya salgo.
Antes de reparar que los 2 centímetros se volvieron 1, si me percato del nombre. Anderson. ANDERSON. Quién iba a saber que podía dolerme más el corazón. Tal vez toda esta tensión solo la siento yo y ella solo quiere recuperar a su amigo. Parece que de algún modo recuperó al chico por quien se puso el apellido.
Me levanto tan rápido que ella me mira anonadada desde el suelo. Vuelvo a ver tristeza en esos bellos ojos que amo y esta vez dura más. Soy un codicioso estúpido. Soy su mejor amigo, se supone que es mi trabajo desearle lo mejor y alegrarme porque recupero al chico por quien se puso el apellido.
No sé de dónde saco una sonrisa y la levanto con cuidado. Le sacudo la ropa y no puedo frenarme de poner mi frente contra la de ella.
* Lo siento, Yue. Desde hace 2 semanas estoy de malas y sin querer me desquité contigo. No volverá a pasar. Quiero que te enfoques en tus clases y que el paseo con Anderson sea como lo esperas. Eres mi mejor amiga y quiero que seas feliz con el chico.
Me separo y le pongo un mechón suelto detrás de la oreja.
* Dile que tienes un mejor amigo que le romperá la cara si te lastima, aunque lo mas seguro es que cuando llegue tenga que detenerte de no matarlo jajaja. Hablamos luego. Disfruta tu salida con tu chico. Yo siempre te apoyaré.
Tengo que irme de una vez, antes que se me caiga la máscara y mi actuación se estropee. Abro la puerta y veo a un tipo con cara de chico bueno. Maldito bastardo afortunado. Vamos a darle un último intento de mejor amigo, con esto me ganaré el cielo y romperé en pedazos mi corazón.
Palmeo su espalda, como si lo conociera.
* Cuídala bien, hermano. Disfruten su paseo. Por cierto, soy Caulder, el mejor amigo de Yue. Nos vemos.
