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Florecer De Las Cenizas

Florecer De Las Cenizas

Status: En proceso
Genre:Autosuperación / Traiciones y engaños / Cambio de Imagen
Popularitas:4.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Orne Murino

A veces perderlo todo es la única manera de encontrarse a uno mismo

NovelToon tiene autorización de Orne Murino para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 18:Nunca más sola

El silencio en la sala era tan denso que se podía cortar con un cuchillo. Juliana respiraba agitada, aún con la mano temblando por la cachetada que acababa de darle a Paula. Sus mejillas estaban rojas, sus ojos brillaban con la mezcla de ira y dolor acumulado durante meses. Paula, con una sonrisa torcida, parecía disfrutar de la tensión, pero no contaba con lo que venía.

—Ya basta —la voz grave de Mattia resonó como un trueno, llenando cada rincón de la casa.

Se adelantó sin titubeos, colocándose entre Juliana y Paula. Su altura y su porte imponente hicieron que la joven retrocediera un par de pasos casi sin darse cuenta.

—¿Y vos quién te pensás que sos para meterte? —escupió Paula, aunque su tono ya no era tan seguro.

Mattia la miró fijo, con esa calma peligrosa que transmite más miedo que un grito.

—Soy el hombre que nunca más va a dejar que Juliana esté sola. Y a diferencia de vos… sé perfectamente con quién me estoy metiendo. —Se inclinó apenas hacia ella, su voz se volvió un murmullo cargado de amenaza—. Vos no tenés idea de quién es ella… ni de quién soy yo.

Paula tragó saliva. Juliana, aún en shock, sentía el calor de la protección que nunca había experimentado.

—Martín no está dejando que el divorcio avance —continuó Mattia, sin apartar los ojos de Paula—. Y vos, al meterte acá, solo estás ensuciándote más con él. ¿Querés un consejo? Andá y decile que lo firme. Porque si no… algo mucho peor que la cárcel puede arruinarle la vida. Y no hablo solo de él.

Paula sintió un escalofrío. Instintivamente llevó las manos a su vientre.

—¿Me estás amenazando? —su voz tembló, pero intentaba sonar desafiante.

—No —contestó Mattia, con esa sonrisa fría que decía todo lo contrario—. Te estoy advirtiendo. Vos decidís si lo entendés hoy o cuando ya sea tarde.

El silencio volvió a reinar. Paula respiraba rápido, mirando a Juliana con un odio disfrazado de desprecio, pero lo que de verdad le cruzaba la piel era el miedo. Dio media vuelta sin decir más y salió cerrando la puerta de un portazo.

Juliana se dejó caer en el sillón, con las manos en la cara.

—No puedo creer todo lo que está pasando… —murmuró.

Mattia se inclinó frente a ella, tomándole suavemente las manos.

—Se terminó, Juli. No más miedo. No más cadenas.

Esa misma noche, Paula llegó a la comisaría con los ojos vidriosos. Martín estaba tras las rejas, con un semblante demacrado, aunque todavía cargado de esa soberbia que lo había acompañado siempre. Cuando la vio, arqueó una ceja.

—¿Qué hacés acá? —preguntó, intentando sonar seguro, aunque la voz le salió áspera.

Paula lo miró con una dureza nueva. Ya no era la amante que lo complacía, era una mujer asustada que comprendía que había cruzado una línea peligrosa.

—Martín, tenés que firmar el divorcio con Juliana.

Él soltó una risa amarga.

—¿Qué? ¿Te volviste loca? No pienso darle el gusto. Juliana es mía.

Paula golpeó el vidrio que los separaba, su rostro descompuesto.

—¡No entendés! No es un capricho, es tu vida, la mía… y la de nuestro hijo.

Martín se quedó en silencio unos segundos, sorprendido por la desesperación en su voz. Paula respiró hondo y bajó el tono, acercándose más.

—No sabés con quiénes se está juntando Juliana. Ese Mattia… él no es cualquier tipo. Si seguís jugando a este juego, vas a terminar muerto. Y yo no pienso arriesgar a mi bebé por tu orgullo.

Martín apretó los puños, furioso, sintiendo cómo la jaula de la realidad lo apretaba más que las rejas. Nunca pensó que Juliana tendría alguien tan poderoso detrás. Y ahora Paula, la única que seguía a su lado, le pedía que soltara todo.

—Firmá el maldito divorcio —repitió ella, casi suplicando, con lágrimas en los ojos—. Porque si no lo hacés, algo malo le puede pasar a nuestro hijo. ¿Eso es lo que querés? ¿Que nazca sin padre porque no supiste soltar?

Martín se quedó en silencio, su orgullo peleando contra el miedo. Paula lo miraba con desesperación, sabiendo que esa firma era lo único que podía salvarlos de lo que se avecinaba.

Mientras tanto, en la casa de Juliana, ella intentaba respirar más tranquila, rodeada por Mattia, Mica y Alessandro. Por primera vez en mucho tiempo, el aire se sentía más liviano. Pero dentro de ella, sabía que la batalla todavía no había terminado.

1
Maritza Suarez
👍
Lorena Itriago
Martín no estaba preso? no entiendo porque está en su departamento?
Lorena Itriago
tengo una duda Micaela y Camila son la misma persona?
Edith Villamizar
Hola inicio de ésta historia 🌹
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