El Verdadero Amor Del Dios Del Inframundo

Era imposible evitar esto. El hecho de que se conocieran o se odiaran con solo verse. Aunque Leiah parecía tranquilo. Habían muy pocas cosas que de verdad lograran molestar a Leiah o tan siquiera lograr alguna reacción en él.

Y ahora era evidente que Persefone no era una de ellas.

—Quien es el, esposo?

Solte un suspiro cansado, no tenia la mas minima intencion de darle explicaciones sobre mi vida a persefone.

—Que haces aqui?

Ella me miro y por un momento pude notar su nerviosismo, como sus manos se juntaron y comenzo a jugar con sus dedos.

—Te esperaba.

—Necesitas algo?

Ella dudo, se acerco hacia nosotros con su mirada clavada en mi, aquella mirada que tantas veces habia ablandado mi corazon.

—Queria que habláramos sobre lo que dijiste esta mañana... no hablabas en serio o si?

—Lo hacia.

su ceño se frunció, dio un paso hacia atras y nos miro.

—Es por el?

—Eso importa?

Ella lo miro escaneando su rostro con la evidente molestia plasmada en su rostro.

—No puedo creerlo.

—Que no puedes creer? ¿acaso eres estupida? ¿es tan dificil aceptar un rechazo para ti?

Mis ojos se clavaron en Leiah, la sonrisa en sus labios, las palabras que salieron de ellos, ¿como lo sabia?

—Que? ¿Que acabas de decir?—persefone lo miro sorprendida.

—Ahora tambien eres sorda?—Leiah bufo, solto mi mano y se acerco a ella y susurro algo en su oido que no fui capaz de escuchar pero que habia puesto palida a Persefone, Leiah camino hacia mi con una sonrisa en el rostro, me miro con una dulzura que no sabia que era capaz de tener.

—Me ire alteza, tengo cosas que hacer, nos vemos despues—sus labios besaron mi mejilla y su aroma me rodeo por completo, tan dulce y encantador.

Leiah salio del lugar y mi mirada lo siguió, era tan hermoso y hechizante, cada cosa que hacia lograba prendarme aun mas de el. Lo lograba sin siquiera intentarlo, mi mejilla picaba en el lugar en donde sus labios habian estado hace solo segundos, ¿como lo lograba?

—Entonces es verdad? estas enamorado de ese chiquillo... ¿como carajos sucedio eso? ¡Es un hombre!

—Crees que me importa?

Persefone nego mirándome incredula.

—Pense que me amabas, todas la cosas que hiciste por llamar mi atencion, no pense... no pense que pudieras... como puedes... ¡Solo deberias pensar en mi! Te has convertido en un imbecil, un desgraciado, cochino ¡¿Como puedes siquiera pensar en compartir tu vida con otro hombre?!. ¡Es tan asqueroso!

Persefone parecia apunto de explotar en otra de sus tantas rabietas. Ella habia cambiado tanto.

—La mujer a la que amaba se murio conmigo, te has convertido en alguien a quien no conozco y aunque fueras la misma. No es en ti en quien pienso, no causas nada en mi, te miro y solo puedo sentir lastima.

—Lastima?—sus ojos me miraron dolidos y de repente aquel dolor se volvio rabia—Yo deberia sentir lastima por ti, eres el instrumento de la mujer que planeo todo para asesinarte, has perdido el toque, te has convertido en un blando, si tu yo del pasado te viera estaria avergonzado de quien eres ahora.

—Crees que me importa? ¿A donde quieres llegar con esto? no conseguirás nada de mi, tus palabras no me causan ningun agravio. Me dejo de importar lo que pensaras hace mucho tiempo. Te recuerdo que tu insignificante vida esta en mis manos, asi que te aconsejo que cuides lo que dices. No nos desconozcamos, o esto terminara muy mal.

Perséfone bufo, se dio la vuelta desapareciendo por el pasillo hasta su habitación, y yo solo suspire.

Cada segundo con ella parecia un calvario.

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—Entonces que planeas que hagamos, Alfa?—Mark me miraba serio con Leiah a su lado, estabamos en mi oficina.

La enfermedad se esparcía, cambiaformas morían en el proceso, y yo no sabia que se supone que deberia hacer.

—No sirve de nada intentar encontrar el problema, ya sabemos cual es, ahora hay que encontrar como pararlo. ¿Como se purifica un territorio tan extenso?

—Por partes. No puedo curarlos a todos al mismo tiempo, pero si puedo curarlos por partes. Solo tenemos que ir, vamos manada por manada y yo me encargare de curarlos.

—No seria demasiado para ti?—lo mire preocupado y Leiah solo sonrio.

—Dudas de mi, alfa?

Sus palabras aceleraron mi corazon, la manera en que me miraba, aquellos labios tintados de negro le daban una apariencia tan oscura y sensual. La abertura en su camisa blanca me daba una clara vista a su cuello, su piel palida brillando como porcelana, la curva de su cuello, deseaba clavar mis colmillos en su cuello tan mal.

—Por la diosa deja esos pensamientos para otro momento donde yo no este, puedes?

Mark me miraba con evidente asco. Me movi incomodo en mi lugar, intentando disimular el calor que se habia instalado en mi interior con solo pensar en Leiah

—No se de que me estas hablando.

Mark bufo—Estas casi babeando por favor limpiate, no quiero saber las cochinadas que guardas en tu mente pervertida.

Un gruñido escapo de mis labios y el solo sonrio. Imbecil.

—¡Ya! Volvamos a lo importante, tomaremos un dia para visitar dos o tres manadas, ya que son mas de 40, nos tomaras dias lograr llegar a todos.

—Y por que no le dicen tambien a tu madre?

Leiah nego—Ella tiene que quedarse cuidando a la reina. Pero podríamos decirle a sus tios, alteza. Tambien son brujos, podrían ayudar.

—Lo hablare con mi madre entonces.

—Ok, entonces cuando partimos?—mark aplaudió emocionado y yo negue.

—Tu no vas. No volvere a ponerte en peligro, te quedas aqui.

—Que?... hermano ahora soy inmortal, estoy atado a ti, asi que no me dejes atras o llorare—Mark puso en puchero en sus labios que hizo reir a Leiah

Es un idiota.

—Pues te toco llorar esta vez, que te consuele tu madre.

Su ceño se frunció y sus ojos me miraron serio—Estas resentido cierto? mi madre no hablaba en serio.

—No estoy resentido imbecil. Simplemente no quiero problemas.

—Y no los tendrás, nada me va a pasar si nada les pasa a ustedes. Acepte este puesto para estar a tu lado no para quedarme aqui esperandote.

—Que?—lo mire con burla—eso sono tan maricon. ¿Acaso piensas que vamos a estar pegados uno al otro las 24 horas del dia?

El sonrio. Le parecia gracioso al Idiota.

—No quiero dormir contigo alfita, eso se lo dejo a Leiah.

Podia ser mas imbecil...

—Ya callate—leiah golpeo su frente jugueton—Puedes ir con nosotros, todo va a estar bien—Leiah me miro y asintio.

Yo dudaba. ¿que haria si le pasaba algo?

—Estara bien, no te preocupes alteza...¿confías en mi?

—Sabes que si.

El asintio—Bien, entonces salimos mañana en la mañana.

—Por que no ahora?—mark lo miro confuso.

—No podemos aparecer por alla sin avisar.

—Hablare con mi madre.

—Perfecto, entonces me voy.