"Morí traicionada por el hombre que debía amarme... y por la sangre de mi propia hermana."
En su vida pasada, Aelina Valemont, Reina de Thalair, fue humillada y asesinada por su esposo, el Príncipe Heredero, y por su hermana. Sus padres también fueron ejecutados bajo falsas acusaciones.
En su último suspiro, Aelina juró venganza.
Ahora, ha despertado en su cuerpo de 16 años. El día de su boda con el príncipe cruel se acerca... pero esta vez, el destino cambiará.
En el altar, rechaza públicamente al príncipe.
Sabe que ha firmado su sentencia. Su familia sigue en peligro. Y sola, no podrá vencer a un enemigo tan poderoso.
Por eso comienza a buscar aliados. Hombres fuertes, peligrosos, capaces de cambiar el curso del reino. Pero lo que empieza como un plan frío, se transforma en una red de emociones que no podrá controlar:
Un caballero leal.
Un archimago distante.
Un noble rebelde
Un asesino en las sombras.
Un príncipe extranjero con su propia agenda.
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Capitulo 18:"La reina de los peones"
Era la víspera del gran baile en la corte.
"No es un simple evento social. Es el campo de batalla perfecto."
Aelina lo sabía bien.
Allí se reunían nobles, ministros, aliados… y enemigos.
Un solo movimiento en ese tablero podía cambiar el juego.
Kael la observaba mientras ella se preparaba.
—¿Estáis segura de querer asistir?
Aelina sonrió.
—No solo voy a asistir. Voy a dominar la sala.
Ronan apareció, luciendo su eterna elegancia.
—Entonces será un placer escoltaros.
Aunque… me temo que no soy el único caballero en lista.
Aurelian entró tras él, con Lucas.
Aelina los miró a los cuatro.
—Esta noche… quiero que todos vayáis conmigo.
Los hombres se tensaron.
La rivalidad flotaba en el aire como una niebla densa.
Kael fue el primero en romper el silencio.
—Os protegeré.
Aunque tenga que bailar con el mismísimo demonio.
Aurelian:
—Nadie os tocará sin pasar sobre mi cadáver.
Ronan sonrió con malicia.
—Y yo haré que todos recuerden quién brilla a vuestro lado.
Lucas, más serio que nunca, asintió.
—Iré donde me necesitéis.
"Cuatro piezas… listas para moverse. Y yo seré la reina de este tablero."
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El salón de baile del palacio resplandecía.
Damas enjoyadas, nobles arrogantes, ministros intrigantes.
Todo un mar de rostros curiosos y maliciosos.
La entrada de Aelina fue un golpe de efecto.
Vestía de rojo sangre.
El cabello recogido en un moño bajo, dejando al descubierto su cuello elegante.
A cada lado, un caballero.
Kael, de negro severo.
Aurelian, en azul profundo.
Ronan, de gris perla.
Lucas, en blanco puro.
El murmullo recorrió el salón como un vendaval.
"Lady Aelina… con un séquito de hombres… ¿acaso ha perdido la razón?"
Pero no era locura. Era un mensaje.
"No estoy sola. Y estos hombres me siguen."
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Darius la observaba desde su trono lateral.
Sonreía… pero sus ojos ardían de furia.
Aelina lo enfrentó con la mirada.
No parpadeó.
"Este es el primer asalto público, Darius. Prepárate."
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El baile comenzó.
Los hombres se turnaban para acompañarla.
Kael, durante una lenta danza:
—Estáis jugando con fuego.
Aelina le susurró al oído:
—Prefiero quemarme… que vivir arrodillada.
Kael apretó sus manos con fuerza.
Por un instante, casi la besa allí mismo.
Pero se contuvo.
"Demasiadas miradas."
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Más tarde, Ronan la condujo al balcón.
La tomó de la cintura con descaro.
—Os convertiréis en la mujer más deseada… y odiada de la corte.
Aelina sonrió.
—¿Y tú? ¿Me deseas o me odias?
Ronan bajó la voz.
—Ambas cosas. Y no pienso disculparme por ello.
Rozó su mejilla con los labios.
Un roce fugaz que le dejó la piel ardiendo.
"Maldito Ronan… sabe cómo jugar este juego."
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De regreso al salón, un noble se cruzó en su camino.
Lord Veymar, conocido adulador de Darius.
—Lady Aelina… veo que os rodeáis de perritos fieles.
¿Quizá teméis enfrentaros sola al príncipe?
Aelina sonrió con frialdad.
—Prefiero rodearme de leones… y no de ratas.
Lord Veymar palideció, pero antes de replicar, Aurelian se interpuso.
—Mi lady —dijo en voz alta—, permitidme salvaros de las serpientes.
Tomó su mano y la condujo a la pista.
Aelina sintió el temblor en sus dedos.
—¿Tan mal estoy? —preguntó ella.
Aurelian la miró con intensidad.
—No.
Pero os juro… si os tocan, esta vez no me contendré.
"Aurelian… cuánto dolor llevas dentro."
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Mientras tanto, Lucas observaba la sala con ojos atentos.
Kael se le acercó.
—Te toca tu primera misión.
Le entregó un pequeño pergamino.
—Sigue a ese hombre —señaló a un espía de Darius—.
Descubre a quién informa.
Lucas asintió con seriedad.
"Soy parte del juego ahora. No fallaré."
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Casi al final de la noche, el golpe maestro de Aelina llegó.
Se acercó al centro del salón.
Las conversaciones se apagaron.
Darius la observaba con una sonrisa tensa.
Aelina alzó la copa.
—Brindo… por el cambio que se avecina.
Por los hombres valientes… y por las mujeres que no temen al poder.
Su voz resonó en todo el salón.
Muchos nobles palidecieron.
Algunos aplaudieron tímidamente.
Otros se apartaron.
Darius no aplaudió.
"Has oído el disparo, Darius. La guerra ha empezado."
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De regreso en la torre, los hombres discutían en voz baja.
Kael encaró a Ronan.
—Deja de provocarla en público.
Ronan sonrió, sin temor.
—Y tú… deja de creer que puedes encerrarla en una torre.
Aurelian intervino.
—Basta.
Lo que importa es protegerla… no poseerla.
Lucas regresó jadeante.
—Le seguí.
Va a reunirse con un miembro del consejo secreto de Darius.
Kael le dio una palmada en el hombro.
—Buen trabajo.
Aelina los observaba.
"Mi círculo se fortalece. Y ahora… empieza la verdadera partida."
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Esa noche, al mirarse en el espejo, susurró:
—Padre. Madre.
Hoy he movido la primera pieza.
Mañana… derribaré el tablero entero.