Tras haber ganado la guerra entre los tres reinos y revivido al loto blanco, Liú Huó, rey del inframundo , se verá envuelto en una nueva travesía lleno de obstáculos en sus camino.
Nuevos enanemigos amenazara la paz de la corona en busca de venganza y poder. Pero esta ves será la prueba del Loto Blanco, quien tendrá que tomar el poder que por sangre siempre le correspondió y, poner fin a las calamidades de atormentan la tranquilidad y el equilibrio entre los imperios.
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Plan de guerra ¿Unión?
Xiang Xi y Tae Min se habían encargado de localizar rápidamente tanto a Hùe Lián como al resto del escuadrón especial. Aún no había podido encontrar ni una sola pista para acreditar mis pensamientos, pero en realidad el hecho de que no se encontrara nada luego de raptar a dos prisioneros de Yánluó, era más que suficiente para confirmar mi peor miedo. Jamás había conocido a Feng Xù, pero aquel ser había arrasado con toda su especie él solo, había masacrado hasta el último de los suyos para tomar el poder total, con un solo dedo podría destruir todo y aunque hace muchos años fue encerrado en su propia dimensión por la unión de todos los reinos, el hecho de que este fuera, significa que el sello está a punto de romperse o encontró la forma de obtener el poder suficiente para volver y tomar el poder que tanto anheló.
Las horas pasaban y aunque Tae Min había vuelto con los miembros dispersos del escuadrón especial, aún faltaba que volviera Xiang Xi con Hùe Lián. Era realmente importante darle la noticia, ahora el tema del trono del jade pasaba a ser asunto de segundo plano, todos los reinos y seres del mundo estarían en peligro si Feng Xù lograba tomar el control total en el imperio celestial o en DíYú. No lograba comprender como es que Fu Ming había terminado enredado con aquel ser, por más que su sed de poder sea fuerte, aliarse con Feng Xù es prácticamente cometer suicidio. Aunque no podía negar que me intrigaba sobre manera el saber qué era lo que Feng Xù necesitaba de Fu Ming para decidir aliarse con él y aún mantenerle vivo.
Suspire profundamente masajeando mi sien, todos los presentes estaban en absoluto silencio, era de esperar que nadie se atreviese a decir una sola palabra, no cuando la tensión de la atmosfera en la sala se podría cortar con un cuchillo oxidado, y por si fuera poco la interminable espera provocaba la ansiedad de todos en la sala, tornando un ambiente irritante. Sentía que estaba a punto de golpear al próximo que suspirara con pesadez, cuando sentí las suaves pisadas acercándose a la puerta y abrir la misma lentamente luego de dar tres suaves golpeteos. No pude evitar levantar la vista y sonreír, era totalmente mágico como todo el dolor de cabeza se desvanecía poco a poco con su sola presencia. Él se inclinó haciendo que doblara mis labios en un acto de desaprobación, no entendía por qué tenía que inclinarse delante de estas basuras, su Alteza era superior a cualquier ser existente, él jamás debería inclinarse ante nadie y mucho menos ante criaturas de DíYú. —Alteza...
Él camino con calma hacia mí cuando le tendí la mano, sonrió y poso sus dedos sobre los míos con su típica timidez. Sus largas pestañas se batieron rápidamente mientas bajaba su mirada y mordía su labio inferior, no se negó cuando mi mano lo jaló haciéndolo caer en mis piernas, una pequeña sonrisa se formó entre sus labios y sus mejillas se empezaron a teñir de un cálido color rosáceo. —Tae Gongzu dijo que debería permanecer a tu lado, que ayudaría a relajarte...
Sus ojos miraban fijamente a los míos y bajaban casualmente a sus manos que jugaban nerviosamente con los dedos de la mía. Besé su frente sin decir nada y tomé una de sus manos llevando sus nudillos a mis labios para dejar un pequeño beso en ellos. La sala se quedó en un silencio sepulcral, pero podía sentir los ojos de todos encima de nosotros. Su Alteza se dio cuenta y bajo la cabeza inconscientemente, tratando de ocultarse de todos. Si bien todos en DíYú sabían de la existencia de su Alteza, nadie fuera de las puertas del palacio lo había visto, por lo que era de esperar que para muchos de los presentes esto fuera una sorpresa. Levanté la mirada de su Alteza y sonreí lo más tranquilo que pude, le hice una señal para que se parase y sostuve su mano levantándome a su lado. —Veo qué hay muchos espectadores llenos de curiosidad y, ya que su Alteza real Xuě Tiān les ha dado el honor de apreciarlo y estar ante su presencia, hoy se los presentaré formalmente ante el consejo de DíYú.
Xuě Tiān me miro sorprendido y apretó inconscientemente mi mano mientras bajaba lentamente la mirada. No pude evitar sonreír y alcé su mano moviéndole levemente hacia delante. —Su Alteza real Xuě Tiān, el único heredero biológico de Wun Yao, el último Loto Blanco, portador de la sangre más pura entre los tres reinos y el único heredero capaz de garantizar el equilibrio entre los reinos, el único digno del trono.
Caminé lentamente parándome frente a él, aun sin soltar sus manos, me arrodille, bese su palma y me incline formando una reverencia. Todos en el salón exclamaron con angustia e imitaron rápidamente el acto, presentando sus respetos al único ser merecedor de todas las alabanzas. Su Alteza me miró atónito, intento rápidamente de levantarme, su mirada de pánico hacía agitar con fuerza mi corazón y no pude evitar sonreír con orgullo al ver que nadie opino en lo absoluto, dando por hecho que lo que decía era ley. —¡Liu Xin! Qué haces, vamos levántate... Por favor, levántense... Liu Xin...
Me levanté lentamente y no pude evitar soltar una traviesa risa, como si toda la tensión de mis hombros por los graves sucesos, de repente desaparecieran como si nada. —Está bien Alteza, no tienes que preocuparte de nada. Quería hacer esto cuando estuvieses a punto de ascender al trono, pero dado las circunstancias, es completamente necesario darte a conocer ante todo Di Yù y este es solo el consejo real. Antes de partir prometo presentarle honorablemente frente a todos.
Xuě Tiān me dedico una mirada complicada, llena de timidez y con un brillo único en sus ojos. No pude evitar sonreír, tomé su mano nuevamente y me senté sentándolo sobre mis piernas. Las miradas expectantes saciaron mi orgullo y llenaron mi ego, los miré fijamente ensombreciendo mis facciones en absoluto silencio, casi podía sentir como se estremecían cada uno en su sitio. —Creo que no es necesario tener que ordenarles proteger a su Alteza, incluso si eso significa dar sus miserables vidas ¿cierto?
Todos formaron un arco con sus manos y se inclinaron respondiendo al unísono. —¡Protegeremos a su Alteza real con nuestra propia vida!
Xuě Tiān los miro sin saber que responder y bajo levemente su mirada a mis ojos. Negué suavemente tranquilizándole y acaricié su mano con la yema de mis dedos. No paso mucho para cuando un fuerte golpeteo en la puerta dio anuncio que Hùe Lián había llegado, entro imponentemente a la sala, su mirada era sombría y sus ojos estaban cargados de furia. Cada ser tiene su historia y no me interesaba en lo absoluto cuál era la del canciller celestial, pero el fuego que traía en sus ojos era la viva imagen del odio que imparte una venganza. Se posicionó en el medio de la sala, se inclinó levemente dos veces y nos miró con seriedad. —Rey Liu, Su Alteza Xuě. Siento la demora, los cielos son un caos últimamente y no podía arriesgarme a salir tan desprevenidamente. La dama Xiang me ha informado de los sucesos ¿Está su majestad segura de que es él?
Tome la mano de su Alteza levantándonos y lo guíe a la mesa redonda del salón, cada uno tomo su puesto sentándose con una mirada sombría, el odio y la rivalidad que había en el ambiente era penetrante, pero todos sabíamos que era necesario planificar una estrategia, esto le competía a cada ser existente, y primero teníamos que idear la forma de confirmar los sucesos. Nadie haría nada sin pruebas relevantes y yo solo esperaba que no fuese demasiado tarde para cuando las tuviésemos. —Canciller Hùe, estábamos esperándolo, aún no hemos empezado, pero ya que lo mencionó con tanto interés, le puedo asegurar que se trata de él.
Todos en el salón se miraron con complejidad, mucho de los presentes ancianos de DíYú, habían vivido en carne propia el infierno que desato Feng Xù en su propio plano, él desequilibrio provocado por ello trajo serias represalias a todos los seres existentes. Ahora que había tomado el poder de toda su gente, si lograba salir de aquella dimensión, seguramente buscaría venganza de aquellos que le robaron su libertad. —¿Y qué es lo que planea hacer rey Liu?
Suspire hondo ante la pregunta del canciller celestial, intente acomodar mis ideas lo más rápido posible, necesitábamos un plan hoy, no podíamos perder tiempo en estrategias ni jugadas meticulosas, pero el hacer todo tan apresuradamente también era riesgoso, casi un suicidio. Sentí la cálida mano de su alteza sobre la mía y cuando le miré, sus ojos me dedicaban un cálido aliento tranquilizador. Bufé por lo bajo aceptando lo arriesgado de los sucesos y miré fijamente a todos en el salón. —DíYú cuenta con un escuadrón infinito de hombres, incluso puedo dejar a los creadores de títeres forjando más vasijas para luchar, pero aun así solo serán cuerpos de barros vacíos, si muere su creador, muere la vasija, lo que nos deja en una mala posición, otro factor en contra es la escasez de armas espirituales, la mayoría de los demonios en DíYú manejamos la energía resentida, por lo que las armas no son abundantes como en los cielos o incluso en Bayú. Y para esta guerra las armas son totalmente necesarias, la energía se consume, consume al portador o lo deja incapacitado para luchar luego de un tiempo limitado.
El canciller asintió levemente, Ming Zu que hasta ahora se había mantenido en absoluto silencio como todos los del consejo, levanto repentinamente la mirada hacia el canciller con una sonrisa altiva. —Canciller Hùe, ¿no es usted el jefe sobre el ministro de artillería en los cielos? No creo que sea una tarea difícil para usted obtener las armas y brindarnos lo necesitado, ¿cierto? ¿O tal vez esa pequeña tarea es muy complicada para el gran canciller?
La mirada del canciller se ensombreció al fijar la mirada en el hijo mayor del rey del norte. —Veo que la desagradable presencia del Ángel de las agujas no se podía evitar, pero ya que es absolutamente necesario una unión pacífica, pasaré por alto tu altivez.
No pude evitar sobar mi sien negando levemente, sabía que será un largo día y una larga batalla, solo esperaba que no se terminarán matando entre ellos antes de comenzar a luchar contra el verdadero enemigo. —Por favor, absténganse de los conflictos externos a Feng Xù, si creen que sus riñas personales son más importantes que esta guerra, entonces pueden retirarse de una, ves por todas de este lugar, no los necesito para perder el tiempo, esta no es una guardería.
Todos asintieron en silencio, Hùe Lián se acomodó en su asiento ignorando por completo a Ming Zu y este igualo la acción jugueteando con las agujas, era raro ver esa actitud en él, pero tampoco me interesaba que problemas tenía con el canciller celestial. —Rey Liu, perdón mi impertinencia, pero dado que el maestro Ming hablo, debo decir que apoyo sus ideales. Canciller Hùe, esta guerra nos compete a todos, no solo a DíYú, si mal no recuerdo, solo un ser de DíYú participo en la restricción de Feng Xù y ese ser está muerto, entonces ¿Qué represalias puede buscar ante nosotros? ¿No es el imperio celestial el más perjudicado en todo esto? ¿Por qué nos están dejando todo a manos de nuestro imperio cuando son ustedes los que peligran? Rey Liu, ¿Por qué inmiscuirnos en esta guerra cuando realmente no tiene nada que ver con nosotros? ¿Los cielos no deberían pedir nuestra ayuda amablemente?
La mirada de Hùe Lián se ensombreció y los alegatos de todos animando las palabras del anciano crearon una ola de tensión entre todos. Golpee fuertemente la mesada trazándola y todo quedo nuevamente en silencio. —Creo que no están entendiendo, hace solo un segundo les presenté a la persona frente a mí, les dije su lugar y su posición. Creo haber escuchado a todos jurar por su vida y si realmente vale algo su miseria, creo que deberían meditar sus palabras o los mataré a todos antes de que puedan volver a decir otra estupidez. Esta guerra amenaza mucho más que un reino, amenaza la calma de DíYú. Ese ser ha destruido todo un imperio, arrasó con toda una especie, sin dejar a nadie más que él en toda la ciudad dimensional. Asesino niños, ancianos, mujeres y hombres, nada le importo. ¿Ustedes creen que él necesita un motivo si quiere arrasar con DíYú en el futuro?
La cara de todos se volvió pálida y muchos carraspearon su garganta tratando de recobrar su compostura, negué lentamente bufando ante la patética discusión frente a mí. Xuě Tiān apretó mi mano acariciándola con sus dedos y sonrió en silencio calmando lentamente mi corazón. Este sería un largo, largo día y sobre toda, una muy larga batalla.