Siempre nos hablan del tiempo como algo lineal, primero el pasado, luego el presente y por último el futuro y también nos hablan de que el único tiempo real es el presente, porque el pasado ya pasó y el futuro no está hasta que llega, pero ¿Qué tal si no fuera así? ¿Qué pensarías si te digo que el tiempo, paradójicamente, es y no es línea a la vez? ¿Y que vivimos varios momentos al mismo tiempo y esto no se limita para nada al presente?
Te invito a descubrir poco a poco la complejidad de esta historia y a sumergirte en un océano de emoción a medida que leas su trama.
NovelToon tiene autorización de Víctor Solórzano para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo XVIII, Andrea
Últimamente se siente que el tiempo avanza cada vez más rápido y, por breves momentos, parece desacelerar. No sólo eso, a veces siento que la forma en como están hechas las cosas ha cambiado, aunque se supone que siempre fueron así, hay detalles que recuerdo diferente, como si el pasado hubiera sido cambiado. Antes hubiera sido considerado todo esto como imposible, para mí el tiempo no era más que una línea de acontecimientos uno tras otro que cuyo flujo podíamos medir con relojes y su ritmo sólo variaba acorde con nuestra velocidad o aceleración, ni más ni menos. Pero lo que percibo me da a entender que hay personas que pueden alterar el pasado desde el presente y dado lo que he vivido con las premoniciones y con la meditación, tengo que mantener la mente abierta, aunque por ahora no puedo asegurar nada.
Justo ahora me encuentro viendo una película que se estrenó el año pasado, se trata sobre la guerra de Troya y la escena de la muerte de Aquiles es un poco diferente a lo que recuerdo haber visto en el cine y ya comprobé que sólo existe una versión de esta producción. Yo recuerdo que Aquiles recibe una flecha en el talón y entonces agoniza, muestran otras flechas que cayeron alrededor de él, pero que al fin y al cabo no lo hirieron, ni siquiera lo tocaron y que, hasta donde sabemos, no las disparó Paris, que es quien le dio en el talón, y un poco después muere Aquiles; en cambio, al ver otra vez la película, resulta que Aquiles primero recibió varias flechas en distintas partes del cuerpo y se las quitó como si nada e iba a matar a Paris y es entonces cuando este le da en el talón y poco después muere Aquiles. Y este sólo es un pequeño ejemplo de entre tantos, algunos incluso son de índole mucho más personal, como una pequeña escultura de un ángel que mi mamá compró cuando yo tenía ocho años y un año después la tumbé por accidente y se le rompió un ala, pero ahora resulta que el ala nunca se rompió y en su lugar lo que sí se rompió fue su espada.
—Andrea, hija, ve a comprar medio kilogramo de azúcar —me pide mi madre.
—De acuerdo, mamá.
Apago el televisor y me cambio de ropa para salir a hacer la compra. Salí ya cambiada de ropa de mi habitación, me encontré a mi hermano mirándome con una cara muy seria.
—¿Qué sucede Andrew, el médico les dio malas noticias?
—No es eso, aunque se relaciona, hay algo importante de lo que debo hablarte más tarde, cuando vuelvas de comprar la azúcar.
—Está bien, hermano.
Fui rápidamente a un supermercado cercano a nuestra casa y compré el paquete de medio kilogramo de azúcar, pagué con el efectivo que me dio mi madre. Regresé a casa y puse el paquete sobre la mesa. Pasó media hora.
—¿Andrea, por qué aún no has ido a comprar la azúcar? —preguntó mi mamá.
—Ya fui a comprarla mamá, está justo ahí… —Señalé el lugar donde la dejé, pero ahí no había nada.
—¿Ahí donde? ¿Y cómo es que ya la compraste si no has salido de casa?
Revisé mis bolsillos, sentí el dinero en efectivo y luego lo saqué, revisé cada billete: tenía exactamente los mismos billetes con los que recordaba haber comprado la azúcar. No me quedó otra solución, fui de nuevo al supermercado y revisé los estantes, identifiqué exactamente el mismo paquete que había comprado antes… en lo que evidentemente era un evento del pasado que nunca había ocurrido, por mucho que permaneciera en mi memoria, porque se había borrado de la línea del tiempo. Volví a hacer la compra, que paradójicamente realizaba por primera vez.
Al llegar a casa le grité a mi mamá que ya había llegado con la azúcar y se la entregué en la mano. Afortunadamente el tiempo no decidió darme una segunda sorpresa ese día. Luego fui hasta la habitación de mi hermano Andrew y toqué su puerta.
—Pasa.
Entré y lo primero que noté era que la mirada de mi hermano reflejaba preocupación, sólo que no era sobre mí, él aún no había reparado en lo que me acababa de suceder, su preocupación era acerca de sí mismo, sobre algo que yo aún no sabía. Él había dicho que no se trataba de que el médico hubiera dado malas noticias, cosa lógica porque aún no sabíamos el resultado de los exámenes y por eso aún él no iba a la segunda consulta, pero también dijo que era un tema relacionado, así que, entre eso y su mirada de ahora, me sentí aterrada.
—¿Qué sucede, hermano?
—La razón de mis desmayos es porque un rey de una época de siglos atrás me forza a visitarlo mediante proyección psíquica…
—¿Cómo es eso posible y por qué no me habías dicho nada?
—Últimamente he aprendido que todo es posible, la primera vez que lo visité fue por accidente, hice la proyección psíquica hasta ese punto del tiempo y el espacio mientras meditaba y tuve la mala suerte de que él decidiera prácticamente convertirme en su esclavo.
Mi hermano me contó detalles acerca de los poderes de ese rey y como este los había utilizado para torturarlo y como era incluso capaz de herir su cuerpo físico y posiblemente hasta matarlo al obligarlo a regresar herido de su proyección.
—Tenemos que encontrar alguna solución ¡Y pronto! —Subí un poco el tono.
—Baja la voz, hermana, no queremos que mamá oiga. Ya encontraremos una solución juntos… consulté en el mismo sitio donde aprendí la información acerca de los ejercicios de meditación que practicamos y parece que es posible pedir ayuda de una especie de guardián espiritual que algunos de los videntes como nosotros tenemos, no hay garantía de que nosotros tengamos uno de esos guardianes, pero hay que intentarlo, ya imprimí dos hojas, cada una con las instrucciones para la meditación necesaria para buscar y pedir ayuda del guardián, espero que al menos uno de nosotros tenga uno de esos guardianes.
Tomé la hoja y me retiré hacia la entrada del cuarto.
—De acuerdo, hermano, me pondré a meditar de inmediato, tú haz lo mismo, debemos solucionar esto a la brevedad posible.
Las instrucciones básicamente consistían en usar la meditación para sumergir la mente en lo más profundo de la oscuridad de uno hasta atravesar la oscuridad y hallar la luz que está más allá y desde ahí llamar al guardián espiritual personal, si era vidente era posible tener uno de esos guardianes, aunque no había garantías y en caso de que mi guardián existiera, este se presentaría entre la luz y la oscuridad, su cuerpo astral se vería fácilmente y con detalle y me diría su nombre, luego de eso podría pedirle ayuda llamándole por su nombre y, otro detalle muy importante era que el guardián podía negarse a acceder a mi petición.
Me senté en la cama de mi cuarto, en posición de loto, cerré los ojos y poco a poco mis pensamientos fueron guiando mi consciencia a través de mi oscuridad, un abismo de oscuridad, hasta que, luego de bastante tiempo, alcancé la luz. Entonces pedí ayuda a mi guardián, y este o, mejor dicho, esta, pues resultó ser fémina, se presentó con ropa elegante y antigua y un aura poderosa que se sentía como la de una diosa.
—Por favor, libra a mi hermano de la tiranía del rey Francisco.
—Lo haré, pero a cambio tú debes tomar parte de mi poder, el cual además a futuro te dará cierto parecido con mi apariencia y llegado el momento me dará algo de tu poder como vidente y mi apariencia irá cambiando para ser más similar a la tuya.
—¿Por qué quieres que haga eso?
—No siempre he sido una guardiana espiritual de videntes, alguna vez yo fui tú, con esa misma apariencia y con el don de la clarividencia y el círculo debe completarse… dentro de unos años yo tomaré tu lugar y tú tomarás el mío… esto es necesario y no aceptaré ayudar a tu hermano si rechazas mi trato.
—De acuerdo, no puedo dejar a mi hermano abandonado en esta situación. Acepto tu trato, perra.
Hubo todo un espectáculo de luces de todos colores apenas terminé de decir esas palabras y cuando las luces se apagaron sentí como parte del poder de la guardiana ahora era mío y parte de mi poder ahora era de ella. Luego ella se presentó en el plano físico, cerca de mi cuerpo.
—Voy a introducirme en el cuerpo de Andrew y estaré ahí para protegerlo llegado el momento —explicó la guardiana.