Tres amigos, tres historias diferentes. Un solo destino.
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Confusión
Al llegar a la gobernación, me encontré con una sorpresa desagradable, el ingeniero no era cualquier persona, era el ahijado de alguien muy importante. No podía creerlo, ¿cómo era posible que ese hombre estuviera metido en la vida de Chuli y además no fuera alguien ordinario.?
Decidí confrontarlo, le hice saber que no quería que se metiera en la vida de Chuli, que el era mi mejor amigo, que lo quería a mi lado y que no iba a permitir que su influencia lo apartara de mí. Pero él me respondió con desprecio, me dijo que no tenía ningún poder sobre Chuli, que él era su propio dueño y que no iba a permitir que nadie le dictara lo que debía hacer.
Esa respuesta me enfureció, ¿cómo se atrevía a desafiarme de esa manera? Pero antes de que pudiera decir algo más, apareció mi abuelo y me pidió que me calmara, que no era necesario crear un conflicto por ese motivo. Pero yo no podía contener mi ira, sentía que todos a mi alrededor estaban en mi contra y que no podía permitirlo.
Decidí marcharme, necesitaba tiempo para pensar y reflexionar sobre todo lo que estaba sucediendo. Me sentía confundido y herido, no entendía cómo todo había salido tan mal en tan poco tiempo. ¿Por qué me sentía tan perdido y descontrolado?
Maneje como loco sin rumbo fijo, y sin darme cuenta, terminé en la casa de Sandra, al notar que me había aparcado allí, ella salió de inmediato, parecía que me esperaba, y así, sin pensar en nada, yo solo la seguí, y terminamos en la cama.
Celin junior.
— Uy, ¿Y esa cara? ¿Te pasó algo o que?
— El idiota amigo del Chuli fue a buscarme, ¿Sabes que me dijo? Que Chuli era suyo, que no iba a permitir que yo lo contaminara con mis sucias mañas ¿Puedes creerlo? Se cree el centro del universo el muchachito ese.
— ¿Estas alterado por lo que te dijo ese chiquillo? ¿Desde cuándo te afecta lo que opine alguien que no tiene importancia? Las cosas importan dependiendo de quién vengan.
Mi hermano tenía razón, estaba dejándome llevar por la rabia y no valía la pena. De repente, Máximo llegó.
— Señores, les tengo noticias, el señor Cristian viene para acá.
— ¿Que? A él nadie lo invitó y no tiene absolutamente nada que buscar acá.
— Pues no hay nada que yo pueda hacer para impedirle al señor venir, creo que ustedes deberían no se, tener una mejor actitud hacia el señor Cristian, el solo se preocupa por ustedes, aunque no sean hermanos de sangre, el cariño que él les tiene es genuino.
— Es un espía de mamá y de Cris, solo viene a asegurarse de que no estamos causando problemas o algo así, no somos niños, ya crecimos y tenemos nuestra propia vida, ¿Por que mamá no lo puede entender?.
Yo estaba alterado, y mi hermano intentaba calmarme, pero no quería hacerlo.
— Por favor Celin, cálmate.
— No Tarid, no me quiero calmar, mamá solo quiere controlarnos, pero no es consciente de que ya se le hizo tarde, que ahora no necesitamos que se preocupe por nosotros, cuando éramos niños y estábamos en casa, ella solo se la pasaba llorando por su hijo perdido, es como si los demás no contáramos para ella, pero ahora si quiere saber dónde y con quién estamos, y cuando realmente la necesitamos no estuvo.
— Estás diciendo tonterías, por supuesto que mamá si estuvo allí para nosotros, es solo que también sufría porque se perdió nuestro hermano, ella aún sufre por eso, pero es porque no sabe dónde está, si tiene una buena vida o no, así que no digas eso porque no es verdad, entiendo que se pasa con ser tan sobre protectora, pero tiene sus razones y no somos quien para juzgarla. Aunque seamos grandes, seguimos siendo sus hijos, y nos ama y se preocupa por nosotros, así que no seas injusto.
Solo en este punto me di cuenta lo cargado que estaba, mis lágrimas no paraban de caer, tenía muchas ganas de gritar, de sacarme toda la frustración que sentía. ¿Que había detonado esto? El encuentro con el idiota de Rodrigo, que me recordara que Chuli no me pertenecía, que no podía disponer de su vida, eso me dolió, porque tal vez me había consolado con la idea de que era mi hermano perdido.
Esa era la verdad, estaba sufriendo por mi hermano, siempre había sufrido por él.
Rodrigo.
Me desperté y fue cuando caí en cuenta del error tan grande que había cometido, Sandra me observaba con una sonrisa de triunfo, y yo no sabía cómo salir de la situación.
— Te dije queregresaríass a mí, tú no puedes olvidarme.
— No te haga ilusiones, tal vez te busqué porque estabas disponible, y no quise desaprovechar la oferta.
— Di lo que quieras, pero al final serás mío, eso te lo aseguro.
Me fuí de allí y no le dije una palabra más. Al llegar a casa, me encerré en mi habitación y me dejé llevar por la desesperación. Me di cuenta de que todo lo que había logrado, toda la apariencia de poder y éxito que había construido, no significaba nada si no podía controlar mi propia vida y mis emociones.
En ese momento, me di cuenta de que necesitaba hacer una pausa, alejarme de todo lo que me estaba consumiendo y encontrar la verdadera razón de mi infelicidad. Necesitaba descubrir quién era y qué era lo que realmente quería en la vida.
Decidí tomar un tiempo para mí, para reflexionar y reconectar conmigo mismo. Sabía que no sería fácil, pero era necesario para poder seguir adelante y encontrar la paz que tanto anhelaba.
Me dí cuenta de cuánto necesitaba a mis amigos, lo feliz que habíamos sido en el pasado, y deseaba sentirme así, como cuando no tenía nada, pero sentía que lo tenía todo. Tener dinero me estaba condenando y no entendía por qué. Decidí esa tarde ir a buscar a Rut, quería saber más sobre lo que ella sintió por mi, y también deseaba saber quién era esa persona por la cual había dejado de amarme.
— ¿Qué haces aquí?
— Necesito hablar contigo, sabes que tenemos una conversación pendiente.
— No tenemos nada de que hablar, así que por favor vete.
— Rut por favor. Te lo suplico.
Ella suspiró, pero al final me dejo entrar.
— ¿Porqué nunca me lo dijiste? Si yo hubiera sabido que me querías, tal vez yo.
— Basta Rodrigo, no tiene sentido hablar de eso, decir que si tal vez, que quizás, eso es fantasía, esta es la realidad, sentí algo por ti, pero ya no, y como ese sentimiento ya no está, no vale la pena hablar sobre eso.
— ¿Quién es? Me refiero a la persona por la cual me olvidaste. ¿Lo conozco?
— Quien sea él, eso a ti no te incumbe, tu no deberías estar aquí preguntándome sobre esto, tienes novia y te vas a casar con ella, aparte, tienes un tema sin resolver que se llama Sandra, así que no te enredes más de lo que ya estás.
Ella hablo de Sandra y me sentí preocupado, ¿Sabía algo?
—Por qué dices que un enredo con Sandra? ¿Que sabes?
— ¿No es así? Me dí cuenta de como te quedaste viéndola ese día, es claro que aún no la superas y que estás engañando a Tiffany, pero ese no es mi problema, tuyo si, y eso es lo que deberías estar resolviendo en vez de estar aquí haciéndome preguntas que ni al caso.
Me le acerqué, no se que me pasaba, pero en serio me interesaba mucho descubrir si ella... Por alguna extraña razón me le acerque demasiado, y sentí esos deseos intensos de besarla, pero cuando ella entendió mi intención, me empujó lejos, y casi a escobazos me saco de su casa.