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BAJO EL MISMO CIELO

BAJO EL MISMO CIELO

Status: Terminada
Genre:Romance / Yaoi / Completas
Popularitas:3.7k
Nilai: 5
nombre de autor: D.Winters

Sinopsis:
En una ciudad donde los sueños y los secretos se entrelazan, dos hombres se encuentran en un camino lleno de amor, traición y autodescubrimiento. Tras un encuentro inesperado, Alex, un fotógrafo con miedo a vincularse, y Javier, un apasionado activista, son arrastrados a una intensa relación que desafía sus creencias, sus pasados y su propia identidad. Rodeados de amigos leales pero con problemas propios, y la presión de una sociedad que a menudo no entiende su amor, ambos deberán enfrentarse a sus demonios internos y decidir si están dispuestos a luchar por lo que realmente quieren.

NovelToon tiene autorización de D.Winters para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 15: La Tempestad

El cielo de aquella mañana parecía predecir lo que estaba por venir. Nubes grises se acumulaban como un presagio ominoso sobre la ciudad, y el aire, normalmente fresco y lleno de energía veraniega, se sentía pesado y denso. Alex se despertó con un nudo en el estómago, con la sensación de que algo se avecinaba. La tensión entre él y Javier todavía pesaba en el ambiente, y aunque habían logrado tener una conversación franca, había una inquietante sensación de inminencia.

Más tarde esa tarde, el grupo de amigos había planeado un encuentro en la casa de Clara para celebrar un logro que había pasado desapercibido: el final del semestre. Era un momento que había sido motivo de celebración en años anteriores, pero esta vez se sentía diferente, como si las sonrisas que solían ser naturales quedaran atrapadas en la tensión que había llenado el espacio entre ellos.

Al llegar a la casa, el ambiente era sombrío y poco acogedor. Clara había hecho un esfuerzo visible, decorando el lugar con luces de colores y un par de globos, pero todo eso parecía un intento fallido de sofocar el malestar que se cernía entre ellos. Alex se sintió envuelto en una atmósfera que no lograba descifrar: todos se mostraban alegres, pero sus sonrisas eran frías e impostadas.

“¡Chicos! ¡Bienvenidos!”, exclamó Clara, su voz vibrante tratando de deshacer el silencio tenso. Sin embargo, la calidez que intentaba transmitir no logró llegar a Alex. En cambio, se sintió presionado a forzar una respuesta, unirse a la energía de fiesta que evidentemente todos intentaban mantener.

Javier llegó un poco más tarde, y al instante la conversación se detuvo. Los ojos de todos se posaron en él, y de repente, la sensación de tensión se hizo más palpable. Vestía una camiseta gris y unos vaqueros desgastados, y aunque había una sonrisa en su rostro, era evidente que la desconexión entre él y Alex permanecía. Javier se dirigió a Clara, quien rápidamente lo abrazó y lo condujo al grupo, intentando ignorar el elefante en la habitación.

Con el paso de los minutos, la reunión fue tomando una forma más relajada. Las risas comenzaron a sentirse más naturales, y el bullicio se extendió. Sin embargo, el nudo en el estómago de Alex no se deshacía. Sintiéndose fuera de lugar, trató de sonreír, de acompañar la risa del grupo, pero su mente no dejaba de vagar hacia pensamientos oscuros y preocupaciones.

Fue entonces cuando se escuchó un fuerte golpe en la puerta. La risa se extinguió de inmediato. Todos se miraron entre sí, el ambiente se tornó sombrío nuevamente. Clara fue la primera en acercarse a abrir. Cuando giró la perilla, encontró a uno de sus vecinos, un hombre de mediana edad que parecía fuera de lugar en la atmósfera festiva.

“Lo siento, Clara”, comenzó el vecino con una voz temblorosa. “Necesito decírselo. Es sobre Mateo... Ha tenido un accidente”.

El tiempo pareció detenerse. La palabra “accidente” se repitió en la mente de Alex como un eco estruendoso. La angustia se apoderó de él mientras su corazón latía con fuerza. “¿Qué tipo de accidente?”, preguntó, la voz casi un susurro temeroso.

El vecino tragó saliva, claramente afectado por la gravedad de la situación. “Estaba en su bicicleta... Un auto lo embistió. No sabemos mucho, pero lo llevaron de inmediato al hospital”.

Las palabras resonaron en la habitación como un trueno, y el aire pesado se transformó en un abismo helado. Todos se miraron, la risa y la charla se desvanecieron por completo, siendo reemplazadas por un miedo palpable.

Clara, pálida como un fantasma, dio un paso atrás. “¿Dónde está el hospital?”, preguntó, su voz llena de pánico.

“Al final de la calle, cerca del centro”, respondió el vecino, pero sus palabras apenas se entendían en el caos que se desató en la habitación.

Los amigos comenzaron a mover muebles, intentar organizarse para salir todos juntos. La tensión que había llenado el ambiente se transformó en una desesperación palpable. Javier miró a Alex, y en un instante, ambos supieron que necesitaban estar juntos en ese momento, necesitaban apoyarse.

“Vamos, tenemos que ir”, dijo Javier, y Alex asintió, la urgencia llenando su pecho.

Mientras corrían hacia sus coches, el silencio era abrumador. No había espacio para las palabras; el miedo y la ansiedad llenaban su mente y sus corazones. Una vez en el hospital, se consolidó una nueva clase de tensión, una lucha interna entre la esperanza y el terror.

La sala de espera estaba llena de familias y amigos preocupados; los murmullos se convertían en susurros de tragedia. Un grupo de padres sentados en la esquina rezaba en silencio y varios jóvenes consultaban a la enfermera a intervalos regulares. Era un frío y cruel recordatorio de que la vida podía dar un giro inesperado en un instante.

El tiempo parecía volverse borroso. Alex observaba la cara de Javier iluminada por la preocupación y sintió que la amistad que habían discutido antes empezaba a desvanecerse en la bruma de la incertidumbre. Era un momento en el que lo efímero de la vida se manifestaba en toda su cruda verdad.

Finalmente, una médico se acercó a ellos. La expresión en su rostro era seria, lo que hizo que el corazón de Alex se hundiera aún más en su pecho. “¿Familia de Mateo?”, preguntó. Todos se pusieron de pie; su mirada esperaba, temía la respuesta.

“Lo sentimos mucho. Ha sufrido múltiples lesiones y está en estado crítico. Lo estamos tratando, pero necesita ser paciente. La situación es delicada”.

El eco de sus palabras se deslizó sobre ellos como una ola devastadora. Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Clara y Alex sintieron que la tristeza lo abrumaba. Una lucha se desató en sus corazones: el deseo de seguir entre risas y la aceptación de que a veces la vida puede ser cruel y desafiante.

El grupo permaneció unido en silencio mientras las horas avanzaban, divididos entre esperanzas y solicitudes de socorro silenciosas. A medida que los grupos de amigos en la sala de espera iban fluyendo y salían a recibir noticias, el desasosiego fue creciendo. La lucha por la aceptación de lo que estaba ocurriendo se hizo evidente en cada rostro.

“¿Por qué siempre tiene que pasar algo así? ¿Por qué no podemos simplemente disfrutar?”, murmuró Clara, su voz llena de angustia al borde de la desesperación.

“Porque la vida es así... tal vez esto es parte de crecer. Nos retan a apreciar cada momento”, respondió Javier, pero su voz temblaba, nunca había tenido que enfrentarse a algo así.

“¿Y si no vuelve a ser el mismo?”, murmuró Alex en voz baja, más para sí mismo que para los demás.

“¿Y si nunca vuelve?”, insistió Clara, y en sus ojos se reflejaba la desesperación y el miedo palpable.

La tempestad que había comenzado aquella mañana finalmente había estallado, y lo que había sido un día de celebración se había transformado en un momento que marcaría a todos por el resto de sus vidas. La lucha por la aceptación de la vulnerabilidad de la vida se enfrentaba a ellos como un velo oscuro, y ya nada sería como antes.

Mientras la noche caía, el grupo de amigos se unía en forma de un círculo apretado, consciente de que el futuro se había desplazado bajo el peso de la tragedia. La tempestad había llegado, y las cicatrices del pasado pronto comenzarían a surgir entre ellos, desafiándolos a mantenerse firmes ante la adversidad. Tenían que aceptar que, aunque la vida era incierta, juntos podían enfrentar cualquier tempestad.

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Eloisa Ramírez
Esta historia es la vida de muchos seres que no han encontrado su lugar en el mundo.
El Amor entre personas del mismo sexo, sean hombres o mujeres, siempre ha sido muy criticado y mal visto,. Pero también hay quienes como ALEX Y JAVIER a pesar de sus miedos y certeza de que su Amor, no sería fácil de entender, tanto para sus familias como para amigos.
La vulnerabilidad de ambos, fue su centro y en base a eso lograron aceptar que lo más importante era estar juntos en todo y para todo.
AUTOR@ te FELICITO, he leído historias como esta pero en ninguna sea hablado de la aceptación personal. Gracias por compartir tu talento, inspiración y trabajo,, creo que es la primera historia de tu creación qué he encontrado, espero poder leer mas de tu inspirado talento!!!
Mia Dalinger
Hola
D.Winters: Hola 👋🏻
total 1 replies
Marie Beleño
que pasa con las imágenes
D.Winters: Oh, lo siento 😅 no sabía que se podía colocar imágenes.
total 1 replies
Sena Kobayakawa
Me encanta tu forma de escribir
Its_PurpleColor
¡Tienes un fan aquí!
Graziela Lima
🥰🥰🤗🤗🤗🥰🤗 saludo
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