Cuando Llegaste

jessica coutinho

Llevo tres meses trabajando en la mansión de Gabriel. El día que llegué con Ana del hospital, él quiso que habláramos, pero yo no quería, ya estaba muy molesta con mi madre, que me había llamado para pedirme mi dirección para enviar la invitación de la boda de Simone y Fábio.

Mi enfado no es porque se casen, sino por el descaro de mi madre al llamarme.

Me olvidé de eso y me centré únicamente en mi trabajo estos últimos meses. El señor Gabriel tuvo algunas crisis y la última lo llevó al hospital, lo que me dejó muy preocupada.

Este fin de semana había pasado por mi apartamento. Estaba en la cocina distraída cuando apareció una mujer en pijama y una bata encima, mi corazón se congeló.

¿Acaso Gabriel ya estaba conociendo a otra persona? Qué bien por él.

(Giulia, 21 años)

Jéssica: Hola señora, ¿puedo ayudarla?

Giulia: Hola, buenos días, todo bien, soy Giulia y no, gracias, solo vine a caminar un poco.

Asentí con la cabeza mientras ella se sentaba en la mesa de la cocina. Continué preparando el café y pronto apareció Ana, guapísima con su uniforme.

Giulia: Vaya, ¡eres aún más guapa en persona!

Las miré mientras reían. La pregunta que no quería hacer era de dónde se conocían.

Gabriel y Ana están muy unidos, él la llama "uvitita" porque ese es el olor de su cabello, y pasan horas en la zona de la piscina pintando dibujos.

Giulia estaba sentada en la mesa y Ana también, las dos conversaban animadas.

Giulia: Mi madre te va a adorar.

Ana: ¿Dónde está el tío Gabriel?

Giulia: Está durmiendo, ese perezoso.

Las dejé charlando y fui hacia el comedor para poner la mesa. Alda y Abby aún no habían aparecido hoy y estoy preocupada, ya que normalmente en cuanto yo llego, ellas ya están aquí en la casa.

Gabriel: Buenos días.

Jéssica: Buenos días, señor.

Gabriel: Vamos a mi despacho, tenemos que hablar.

Jéssica: Creo que es mejor que no.

Gabriel me miró serio y caminó hacia el despacho, donde se quedó esperándome.

Jéssica: Ana está con una mujer que no conozco en la cocina, tengo que volver.

Entramos en el despacho y él se quedó callado, apoyado en la mesa, solo observándome.

Gabriel: Jéssica, en serio, vamos a hacer que esto funcione.

Jéssica: Gabriel, me estás pidiendo una oportunidad mientras tienes a otra mujer aquí.

Él empezó a reírse y eso me puso aún más nerviosa.

Gabriel: Cariño, esa es Giulia, mi hermana.

En ese momento deseé que la tierra me tragase.

Se acercó a mí y me abrazó con fuerza.

Gabriel: Cuando tengo una crisis o cuando no estoy en un buen día, solo necesito estar cerca de ti o escuchar tu voz para que todo en mi interior se calme. Jéssica, es como si fueras mi paz.

Escuchar eso me dejó conmovida. Estoy muy enamorada de este hombre. Lo miré con los ojos llenos de lágrimas, él me dio un beso rápido que pronto se convirtió en un beso cargado de nostalgia. Era tan bueno, tan bueno, que solo nos detuvimos cuando nos quedamos sin aliento. Él siguió besándome la cara.

Gabriel: ¿Vamos a darnos esta oportunidad?

Jéssica: Lo pensaré.

Gabriel: Amor, no hagas eso.

Lo miré con los ojos muy abiertos.

Jéssica: ¿Cómo me has llamado?

Gabriel: Amor, porque eso es lo que eres.

Jéssica: Mmm.

Me quedé toda avergonzada.

Gabriel: Ven aquí, solo un beso más.

Nos besamos de nuevo y nos quedamos abrazados unos minutos.

Jéssica: Ahora tengo que irme, tengo que terminar de arreglar las cosas y Ana tiene que ir a la escuela.

Gabriel: ¿Nos darás esa oportunidad?

Jéssica: Sí, Gabriel, pero que quede entre nosotros por ahora, ¿de acuerdo?

Gabriel: Vamos a tomar café a la mesa del comedor juntos.

Jéssica: Pero te he dicho que quede entre nosotros por ahora.

Salió delante de mí riéndose.

Gabriel: Voy a llevar a Ana contigo.

Asentí y fuimos hacia la cocina. Yo intentaba actuar con normalidad, como esos niños cuando hacen una travesura y andan con miedo.

Alda: Buenos días.

Fui hacia ella y Abby y les di un abrazo.

Jéssica: Dios mío, estaba preocupada, han tardado hoy.

Abby: Antes de venir he tenido que resolver unas cosas.

Asentí con la cabeza y Richard entró en la cocina con un ramo de flores.

Jéssica: Vaya, qué romántico con flores para su novia.

Richard: Esta no es para ella, la suya la recibió ayer. Esta acaba de llegar a la portería diciendo que era para ti.

Los miré a todos sin entender nada. Gabriel me miró serio, entonces me di cuenta de que no era de él.

Abby: Mira, hay una tarjeta.

Jéssica: "Amor, haces que cualquier mañana sepa a felicidad, buenos días".

                                 Admirador secreto.

Miré a Gabriel, que estaba rojo, y por lo poco que lo conozco, no es un rojo de felicidad, sino de enfado.

Gabriel: Giulia, ve a cambiarte y vamos a tomar café.

Salió de la cocina a paso ligero.

Las chicas me miraron sonrientes y aplaudiendo, y Richard se reía, y yo sin entender absolutamente nada.

Abby: Déjame que te cuente algo.

Jéssica: Cuéntame.

Abby levantó las manos y me mostró un anillo de compromiso.

Jéssica: ¡Dios mío, que Dios te bendiga, Abby! Estoy tan feliz por ti.

Las dos lloramos mucho, creo que estoy en esos días del mes.

Jéssica: Voy a llevar a Ana a la escuela y vuelvo enseguida para que me lo cuentes todo.

Asintió con la cabeza y me dirigí al comedor, donde estaba Ana hablando con Gabriel y Giulia mientras tomaban café.

Jéssica: Con permiso, vengo a buscar a esta señorita, si no, va a llegar tarde.