Arenas De Pasión

Isra estaba sentada en la sala, cuando escucho el helicóptero. Vio que los hombres comenzaban a moverse de un lado a otro.

— ¿Quién es?, pregunto Isra asomándose.

— Es una visita para Su Alteza.— Isra sonrió,¿ sería Sharif?.

El helicóptero comenzó a descender, Isra vio a los guardias acercarse rápidamente. Y entonces lo vio.

 — ¡Papá!, gritó Isra y salió corriendo hacia él helipuerto. — Papá gritó.– No lo puedo creer papá dijo Isra abrazando a su padre con fuerza.

— ¡Mi pequeña!, dijo Akram abrazando a su hija.— Había decidido llamar, pero en el momento que tuvo el teléfono en la mano se dio cuenta de que no quería llamar. Quería ver y abrazar a su esposa, a su hija. Así que llamó al médico y se dio de alta, viajando a Grecia esa misma madrugada.

— ¿Es que soy invisible?, dijo Zaid al lado de su padre.

— Eres un tonto, pero te extrañe y me alegra que estés bien dijo Isra abrazando a su hermano.

 — Vamos Papá debes acostarte, dijo Zaid preocupado por la salud de su padre.

Aziza había escuchado el helicóptero, aunque no era algo extraño, ya que la familia de Sharif solía ir a visitarlos. Iba hacia la sala cuando escucho voces, hubiera jurado que había escuchado la voz de Akram. No lo creía ni aun viéndolo con sus ojos.

— ¡Akram!, dijo Aziza.

— Jamila mira lo hermosa que estas dijo Akram yendo a su encuentro. La besó con ternura y apoyo su mano en su vientre...

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Isra se encontraba en su habitación. Tomó el teléfono y llamó a Sharif, pero la llamada entró directamente a buzón.

— Soy Isra.– Ella sonrió era una tonta.– llamé para agradecerte. Que sigas bien, cuídate.

Isra corto la llamada, sabía que Sharif estaba demasiado ocupado, lo había dicho su padre. Aun así su silencio le molestaba.

Akram se encuentra acostado, las órdenes del médico eran claras, debía hacer reposo.

— No te preocupes cuidaremos de tu padre dijo Aziza luego salio de la habitación para ver que estuviera lista la cena.

Zaid asintió.— Estaré aquí dos días y luego volveré a Marambit. Tú descansaras y esperaras la llegada de mi hermano o hermana.

— Preferiría ir contigo dijo Akram.

— Debes descansar y estar por nacer tu hijo, quédate aquí mientras te recuperas, no se hará nada sin tu aprobación.

— Está bien, tú ganas. Me perdí el nacimiento de Isra. Cuando tú y hermano nacieron no pude estar ahí junto a tu madre, no está bien visto que un hombre se involucre en eso y tu madre había sido criada de una manera muy estricta. Solo pude cargarlos un par de veces no era bien visto que el hombre hiciera eso, incluso tu abuelo solía decir que eso no era bueno. Tendría como dos años cuando empecé a pasar más tiempo con ustedes. Como si fuera poco en esa época aún tu abuelo mandaba y sabes como le gustaba la guerra.

— No es tu culpa lo que está pasando, lo que Vadhir le hizo a Isra es imperdonable. Su ambición lo perdió y no hay otra excusa. Mira no recuerdo mucho de pequeño, pero siempre estuviste ahí, no eres un hombre perfecto, pero como padre siempre has estado presente

Akram se emocionó por las palabras de su hijo

En cuanto la cena estuvo lista Akram decidió levantarse nada le impediría cenar con su esposa y sus dos hijos.

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Rashad estaba en la parte de arriba con el dueño del local. —La reconoceré en cuanto la vea. Menuda... Estaba junto a Jalil cuando esté recibió la llamada Rosse había escapado de la casa y los guardias.

Se fijó en una mujer muy alta que estaba bailando. Tenía el pelo del color de la mermelada de naranja y le caía sobre los hombros. La observó echar la cabeza hacia atrás riéndose.

Miró a su alrededor y sintió que se le tensaban todos los músculos del cuerpo. Rosse Hazbun bailaba junto a ella y un grupo de mujeres.

— Ya la vi, exclamó Rashad y se dirigió hacia ella. Rosse era un caso perdido.

Rashad la observó mientras se acercaba a ella tenia una cara precoz. Por no hablar de su cuerpo, que quedaba bastante al descubierto con el modelito que llevaba.

Rashad la miró con deseo y pensó que aquella noche nada salía como él lo había planeado.

Rosse se dejó llevar por la música y se puso a bailar. Después de un rato se dirigió a ka barra.

—Invito yo... -le dijo una voz al oído. Rosse se giró sorprendida y se sorprendió aún más al comprobar que era el hombre que la atormentaba en sus sueños.

— Rashad ¿ qué haces aquí?, pregunto ella.

— ¿Lo dices en serio?, estaba con tu hermano cuando le avisaron que habías escapado.

— Pues no me harás volver dijo ella dándose media vuelta para irse, Rashad estiró su mano y la tomó de la muñeca tirando de ella.

— Quieta Rosse, exclamó él...