Nuevo Amanecer

Salimos muy temprano en la mañana, rumbo a la empresa, papá hablo conmigo, el día anterior y le propuse tomar la gerencia de operaciones, el acepto con la condición que apenas se supiera la fecha del viaje con mamá, el pediría una licencia para irse con ella, lo que si no nos dimos cuenta de que los gemelos terribles de Luciano habían oído nuestra conversación.

A media mañana, papá recibió una llamada y solo oímos que contesto que ya salgo para allá, yo le pregunté que pasaba y solo me dijo los niños me necesitan, sin decir nada más se paró de la reunión y salió apurado, yo llamé a Yoly para preguntarle que pasaba y ella solo me dijo que nada, que estaban jugando cerca de la casa deñl árbol. Le comenté lo de papá y le pedí que estuviera pendiente.

Llegó la noche y de papá no sabíamos nada, mamá estaba nerviosa, llegó la noche y no sabíamos nada de papá, los niños estaban algo callados, cosa muy rara en ellos, la Nana le dijo a Luciano que los niños se traían algo entre manos, ya que sacaron mucha comida a la casa del árbol, como si tuvieran gente ahí, ya eran las once de la noche y no sabíamos nada de papá, todos nos fuimos a dormir con el pendiente que papá no aparecía, cerca de las doce de la noche una sombra de tres duendes saliendo de la casa con almohadas y cobija me alerto, salí detrás de ellos sin ser visto, más adelante los gemelos terribles con un bolso y linterna en mano esperaban a sus primos, Luciano en silencio llegó a espalda mía y se me unió, vimos como fueron subiendo a la casa del árbol cargados de sus hurtos.

Subimos a la casa del árbol y cuál fue nuestra sorpresa, tenían amarrado a papá con cinta de embalaje en un colchón y todos ellos a su alrededor durmiendo con él.

Con el teléfono tomamos varias fotos, papá al vernos, se alegró le cortamos las cintas y lo sacamos de ahí, los dejamos durmiendo en la casa del árbol y le preguntamos a papá que había pasado y nos contó que los niños lo llamaron para decirle que Alberto se había caído y estaba mal y que no lo podían bajar de la casa del árbol y que tenía sangre en la cabeza, y que el subió para bajarlo y fue cuando los cinco lo agarraron y lo amarraron y lo tuvieron todo el día ahí, que le llevaron comida y agua, pero que no lo dejaban salir. Luciano y yo acompañamos a papá hasta la casa, mamá estaba tomando té cuando nos vio llegar y pregunto molesta a papá dónde estaba, nosotros le dijimos riendo lo que había pasado.

Ella no salía de su asombro, lo que pasa es que los niños no querían que su abuelo se fuera de viaje con la abuela y los dejara solos, ya que ellos decían que era la única persona que los quería.

A la mañana siguiente ellos se despertaron y salieron a buscar a su abuelo y nos vieron a todos desayunando y mamá al verlos les dijo, jovencitos tienen algo que decir, ellos cabeza abajo, le pidieron perdón al abuelo y este les abrió los brazos y como monos se le echaron encima, los regañamos y le explicamos por qué los abuelos tenían que viajar, pero que ellos a su regreso les traería regalos, esa fue la manera que se quedarán tranquilos y no dijeran nada más.

Dos días después los abuelos se fueron de viaje, pero no dijimos nada para que no se les ocurriera nada más, lo único que mandamos a tumbar la casa del árbol y le construimos una debajo del árbol, dónde podíamos entrar y vigilar mejor sus acciones.

Desde ese día estábamos más pendientes de sus juegos. Quince días después llegaron nuestros padres cargados de regalos para ellos, pero entre nuestros padres un aló de amor y compenetración se respiraba, eso solo decía que había nacido una relación entre ellos.

Mi padre en la cena nos dió la noticia de que se habían casado en Roma

y que su primo el cardenal Victorino los había casado por la iglesia, nos alegro mucho ver la cara de felicidad de nuestros padres, al fin veríamos una verdadera familia.