Matrimonio Por Contrato

Llegando a Nueva York, llegamos directo a la casa de la abuela Soledad, la encontramos empacando sus cosas viajará a España con su hija, no quiere saber nada de Nueva York, la forma en que murió el mayor de sus hijos le pegó mucho, solo estaba esperando nuestro regreso para irse.

Me pidió que cuidara mucho a los muchachos y nos sugirió que trasladáramos las empresas a Canadá y no regresamos a Nueva York, que ella no quería que mis hijos se les cerniera la sombra de su padre, que siempre la mafia quiso a Empresas Contreras para sus fechorías y que por eso engañaron a su hijo con la Katrina que venía de la mafia Rusa y que ella no quería que se repitiera la historia, hablamos por largo rato, llegó la hora de decirnos adiós yo le prometí que la visitaría cada vez, llegamos a la casa y me encuentro a la Nana muy mal, le reclamo a la señora que la cuida de no avisarme y está me dice que ella no quería molestar nos, salimos con ella al hospital, trataron de estabilizarla, ella me dijo que en su mesa de noche había algo para mí que lo leyera y lo quemará, que regresará a Canadá que no nos quedáramos aquí, por el bien y seguridad de los muchachos.

Ya son tres personas muy queridas que me dicen lo mismo, tendré que hablar con los muchachos e irnos de aquí, algo no está bien y yo no me he dado cuenta.

Me quedo con Nana en el hospital y los muchachos se van a la casa. Algo muy dentro de mí me decía que ella me dejaba hoy y le debo mucho a esta vieja, entrada la media noche, comenzó con un desasosiego y me dice en forma enérgica que me vaya de Nueva York que mis hijos están en peligro, me hace prometerlo y le digo que apenas se mejore nos vamos, ella se sonríe y me responde, te vas sin mí yo me quedo aquí, pero siempre estaré contigo cuidándote, yo le digo no hables así tú te vas conmigo y me responde de nuevo déjame aquí en el lugar donde nací.

Después de eso no hablo más su respiración comenzó a bajar, llamé al médico de guardia la reviso y me dijo ya no podemos hacer nada, ella está agonizando, me acerco a su lado la abrazo y le doy las gracias por tanto amor, le prometo que me iré de Nueva York y abrió sus ojos sonrió y ahí quedó, llore encima de ella un rato, cuando me dispuse llamar a los muchachos, ellos venían entrando, en sus rostros traían una gran tristeza, les pregunté quien les aviso y me dijeron que la Nana no los dejo dormir y se vinieron a ver qué estaba pasando, les dije que había muerto y ellos solo me dijeron cumplió su palabra, yo les pregunté ¿cómo así? Fue que me contaron que ella siempre les decía que cuando se muriera nos jalaría las orejas y los pies y desde las doce de la noche nos alaron las orejas y los pies, por eso nos vinimos, pero no llegamos a tiempo.

Vamos a llamar a la funeraria, ella no quería velación, eso siempre lo dijo, ella quería quedarse aquí con sus padres y eso vamos a hacer, hay otra cosa que tenemos que hablar apenas lleguemos a la casa y es muy delicado, no sé cómo lo vayan a tomar.

Salimos rumbo a la casa y la funeraria había retirado el cuerpo, el sepelio sería al otro día al mediodía.