En medio de la adversidad y la desconfianza, dos almas se ven unidas por un destino implacable. Ella, acusada injustamente y condenada por un crimen que nunca cometió. Él, sediento de venganza y convencido de su culpabilidad. Obligados a un matrimonio forzado por circunstancias ajenas, se embarcan en un viaje lleno de secretos, intrigas y pasiones ocultas. ¿Podrán superar el peso del pasado y encontrar la verdad que los liberará? Descúbrelo en esta apasionante novela de amor y redención.
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Capitulo IV Ella es mía
Gabriel no cenó aquella noche, la rabia le estaba consumiendo el alma, ninguna mujer le había hablado así antes, ninguna mujer le había dicho que le repugnan sus caricias, desde ese día no había podido sacarse a Daphne de la cabeza, trataba de evitarla así que pidió que no trabajara en cosas de la casa, ella se haría cargo del jardín y de darle de comer a los perros guardianes, no era una tarea fácil, pues esos animales eran salvajes y habían atacado a más de una persona, por otro lado, el jardín era enorme y ella tendría que conservarlo limpio todo el día, todos los días, al final de su jornada terminaba exhausta, aunque al menos no tenía que encontrarse con Gabriel, eso era suficiente para ella.
Una semana después del ataque de su ahora verdugo, Daphne estaba mejor, ya no le dolían los golpes y su apetito había mejorado, estaba empezando a ganar el peso que había perdido y su semblante se veía más rozagante, así pasaron los días, las semanas, hasta que se cumplió un mes de estar en aquella casa, que era otra prisión más, pues tenía prohibido salir de la propiedad y cualquier cosa que necesitara debía pedírsela a Gertrudis.
"Esta noche el señor tiene visitas, pidió que seas tú quien los atienda", informo Gertrudis a Daphne sintiendo pena por ella, justamente ese día la muchacha había trabajado el doble por órdenes de Gabriel y ahora también quería que se mantuviera toda la noche atendiendo a sus invitados.
"Está bien Gertrudis, gracias por informar", contesto Daphne respirando hondo.
"Si necesitas ayuda no dudes en buscarme, las otras muchachas también quieren apoyarte", comento Gertrudis amablemente.
"Aunque les pidiera ayuda el ogro no lo permitiría, no se busquen problemas y vayan a descansar cuando termine su jornada", Daphne sabía que ellas no podían hacer nada en contra de las órdenes de Gabriel.
"No lo llames así, el señor no es malo, simplemente es que ha perdido mucho en poco tiempo", manifestó Gertrudis con nostalgia.
"Sé que perdió a su hermano y que siente un odio profundo por la supuesta asesina", comento Daphne con tristeza.
"No solo fue eso, sus padres también fallecieron hace un año y él aún no se recupera de su pérdida", aquella revelación dejo sin palabras a Daphne, ella no sabía de la muerte de los señores Hoffman, ella pensaba que esos dos seres sin escrúpulos andaban de viaje o algo así, ya que no habían ido a visitar la casa de su hijo.
"¿Los señores Hoffman, murieron?", pregunto Daphne incrédula.
"Así es niña, murieron en un terrible accidente de auto, y eso termino de destruir el buen corazón de Gabriel", explico Gertrudis con mucha tristeza.
"¿Quiere decir que Gabriel está solo en el mundo?", pregunto Daphne con curiosidad.
"Aún tiene a su abuelo, pero este nunca se ha preocupado por él y mucho menos se preocupa por el joven Alberto, el señor Lisandro siempre pensó que Alberto era un bueno para nada y es de ahí que salen los conflictos entre el señor Gabriel y su abuelo", era mucha información para Daphne, quien estaba tratando de procesar todo al mismo tiempo.
"Mejor descansa, en señor está por llegar", Gertrudis envío a Daphne a su habitación para que se aseara y descansara un rato, cuando Gabriel hacia sus fiestas todo se salía de control.
Daphne se puso un uniforme de gala, peino su cabello atando en una cola alta, no se veía tan mal, aunque el cansancio se reflejaba en sus ojos, estuvo lista a tiempo para ir a atender a los invitados de Gabriel.
Daphne empezó a servir las botanas y bebidas a esas personas, quienes no dejaban de comer y beber, la música estaba muy alta y sus gritos ensordecian a cualquiera, al menos no le darían tiempo para quedarse dormida.
"Esa empleada tuya está como quiere", comento Efraín el mejor amigo de Gabriel.
Gabriel observaba cada paso que Daphne daba, su amigo tenía razón ella era hermosa y en estos días que la había dejado de ver, ella se había puesto mucho más bella.
"¿Te molesta si voy tras de ella?", pregunto Efraín entusiasmado.
'Olvidalo, ella es mía y sabes que lo mío no lo comparto", el tono de voz de Gabriel era frío u distante, Efraín sabía que su amigo era muy celoso por eso prefiero desistir de su plan.
"A veces no te entiendo, yo estaría exhibiendo a semejante monumento y no la tendría desgastada sirviendo a esta bola de hipócritas", Efraín era muy honesto con lo que pensaba y para él Gabriel era un idiota.
"Tú no sabes nada, así que mejor no opines", amenazo Gabriel mirando a Daphne ir de un lado al otro.
"No me digas que ella te rechazo, ja, ja, ja eso es increíble, ahora adoro a esa mujer", Efraín se burló de Gabriel, pues era la primera vez que una mujer lo rechazaba.
"No digas estupideces, yo nunca estaría con una cualquiera y eso es lo que ella es", respondió Gabriel con una mirada profunda.
"Amigo déjame decirte que estás equivocado, sabes que tengo buen ojo para eso y esa mujer mi amigo está cero kilómetro" Efraín le guiño el ojo a su amigo en complicidad, ellos sabían de lo que hablaban era un código entre hombres, pero Gabriel igual no lo creyó, pues ella misma le había confesado que era una mujer que cobraba por los favores a los hombres.
Mientras él hablaba con Efraín, Diana una mujer intrigosa vio con envidia como los dos hombres más guapos del país observaban a una simple sirvienta, así que por pura maldad le armó un show a Daphne.
"Eres una estúpida, arruinaste mi vestido", grito Diana histérica.
"Yo no hice nada, usted sola derramó su bebida en su horrible vestido", Daphne se defendió.
"Igualada, como te atreves a hablarme así", Diana intento golpear a Daphne, pero esta le sostuvo la mano y no se lo permitió.
"Suéltame, no pongas tus asquerosas manos encima de mí", Diana empujó a Daphne quien casi cae al suelo. Gabriel tuvo que intervenir y como ya la noche se había arruinado termino la fiesta temprano y envío a todos a sus casas.