Mi Galán De Telenovelas

Lucia no tardo en salir, pero para Marcos fueron unos minutos larguísimos.

Al abrirse el pequeño portón de rejas, aquel adonis no pudo ocultar su asombro.

Si en algún momento había tenido alguna duda sobre cómo le podía llegar a quedar el vestido que le había enviado a aquella mujer, con solo verla entendió que todo lo que la vendedora le había dicho, de aquel atuendo, era real.

"-Su novia se va a ver radiante. Va a notar como realza su belleza natural y como no va a poder dejar de contemplarla" Fueron las palabras exactas

Lucia, por un momento se quedó inmóvil al ver a Marcos recostado sobre el vehículo. Este de inmediato se le acercó y le ofreció su brazo para escoltarla hasta la puerta del automóvil , luego la abrió e invito a subir con una reverencia.

-Su carroza my lady- agrego sonriendo.

Lucia subió y se acomodo rápidamente, luego siguió con la mirada a Marcos que rodio el automóvil para, por fin situarse en el asiento del conductor.

Antes de arrancar, aquel galán tomo el cinturón de seguridad del acompañante, se lo coloco como lo había hecho anteriormente y mirándola fijamente le susurro

-Te ves maravillosa esta noche-

El calor volvió a la cara de Lucia, por suerte, la poca luz que entraba de la calle no dejo que él lo notara, o al menos eso creyó ella.

Salieron de allí y tomaron la avenida principal de la ciudad.

-Encontré un lugar en las sierras que tiene muy buenas referencias- comento Marcos para romper el silencio.

Lucia aún seguía callada.

-¿No piensas hablar hoy?- quiso saber el gallardo caballero

-Vos también te ves maravilloso hoy- contesto la mujer suavemente

-Bueno, vete acostumbrando porque siempre luzco de esta manera- Quiso bromear Marcos, pero Lucia no lo tomo así y nuevamente se puso a la defensiva.

-¡Ahí está! Salió tu ego para arruinar todo lo bueno que estaba viendo en vos.

-Wow, wow, wow… detente ahí, solo intentaba hacerte reír- se defendió el galán

-Pues si quieres que ría, cuéntame un chiste

-¿Cuál es la legumbre que camina más despacio? La lenteja- dijo Marcos mientras miraba fijo el camino.

Lucia volvió su mirada hacia él y se dio cuenta de que había sido muy grosera. Sin pensarlo comenzó a reír.

-Discúlpame, es que estoy un poco oxidada para esto de las citas-

-¿Esto es una cita?- le pregunto Marcos

De nuevo Lucia se sonrojo y para intentar disimular, rápidamente giro hacia la ventanilla, pero aquel hombre ya no

pudo más y largo una fuerte carcajada.

-¿Por qué te sonrojas mujer? Claro que esto es una cita o… ¿Tú crees que ando comprando ropa a todas las mujeres que conozco? Es más, déjame decirte que eres la primera dama a la que le he comprado un vestido sin su consentimiento.

Esto hizo que el corazón de Lucia quisiera salir de su pecho.

Este hombre podía llevarla del amor al odio con unas pocas palabras.

 Minutos después arribaron a un lujoso hotel que se encontraba entre las sierras. Descendieron y entraron al restaurant que era abierto al público.

Marcos apuro el paso para abrir la puerta y coloco suavemente su mano en la cintura de Lucia para guiarla.

Vino a recibirlos una joven mujer vestida con un traje negro que, luego de hablar algo con el adonis, los guio hasta una mesa en un pequeño balcón vidriado. Este daba a un adorable parque desde donde, además, se podía contemplar de lejos la ciudad toda iluminada.

Marcos pidió vino y la joven mujer se retiró, no sin antes dejarles el menú para que pudieran elegir.

 -¿Qué te parece el lugar?-

-¡Es hermosísimo!- respondió Lucia levantándose de su silla y dirigiéndose a uno de los ventanales para contemplar el paisaje.

Marcos la siguió y se detuvo detrás de ella, el aroma que aquella mujer desprendía era tan hipnotizante que, por un momento, sintió deseos de besar su cuello. Al darse cuenta se alejó dirigiéndose al ventanal siguiente.

(-¿Qué te sucede viejo?-) se cuestiono

Lucia, al notar la maniobra de Marcos, lo contemplo por el reflejo del vidrio. No quería que se diera cuenta que no podía dejar de mirarlo.

(-¡Vamos Lucia… serénate!) Se repitió mentalmente varias veces.

Por suerte volvió la joven a traerles el vino y ambos volvieron a tomar asiento en la mesa.

 La cena estuvo excelente. Al finalizar Marcos le propuso salir al parque a dar un paseo.

La noche era cálida y una gran luna iluminaba el cielo.

El parque tenía un corto pasillo de laja, luego todo estaba cubierto por un suave césped.

Lucia camino hasta el final del pequeño sendero y se detuvo, sabía que con aquellos tacones no podría ir más allá. Fue en ese instante cuando Marcos se arrodillo a sus pies y mirándola desde abajo le ofreció quitárselos.

La mujer observo sorprendida a su alrededor.

-No creo que este permitido pisar más allá de este camino- dijo- Con o sin zapatos.- aun así, dejo que aquel hombre siguiera con lo que estaba haciendo.

-Respira y déjate llevar- le respondió él y, poniéndose de pie, le tomo la mano obligándola, en cierto modo, a dar el primer paso.

Marcos también se quitó los zapatos y juntos caminaron largo rato.

 -Sabes que esto te descarga y saca las malas energías, conectándote también con la tierra. Cuando estoy cansada, estresada o triste, suelo salir al pequeño patio de mi casa de esta misma forma- Lucia contemplaba sus pasos al decir esto.

-Cansada o estresada puedo entender por qué… pero… ¿Qué te hace sentir triste Lucia?- quiso saber Marcos.

-No sé, a veces la soledad me pone triste, pero también, a veces es lo que más feliz me hace. Tal vez mi tristeza sea solo un momento que se da mi mente para despegarse del trajín que tiene mi vida, del caos del día a día.

Marcos asintió con la cabeza y luego subió su mirada al cielo.

-Es una espléndida noche para una cita romántica. ¿No lo crees?- Dijo y detuvo su andar

Lucia que aún seguía tomada de la mano de aquel hombre quedo inmóvil

-Esto no es una cita romántica- Se apresuró a contestar

Marcos otra vez largo una contagiosa carcajada.

-Es que no pude contenerme, cada vez que te digo algo que te incomoda tu cuerpo se tensa y tu cara se pone como un tomate. Necesitaba comprobar que era cierto. ¡Discúlpame!

Lucia lo miro por un momento.

-¿Es que nunca se puede hablar en serio con vos?- le reprocho e intento soltar la mano de su acompañante, pero este tiro de su brazo haciendo que ella trastabillarla y quedara pegada a su pecho.

Sus miradas quedaron fijas en la del otro. Un silencio cómplice se produjo entre los dos. Lucia no quería huir y Marcos no quería soltarla. Como un acto reflejo aquel inmenso hombre se agacho un poco y abrazo fuertemente la cintura de su dama, incorporándose de inmediato. Esto hizo que Lucia quedara en el aire completamente.

-¿Qué haces?- susurro ella

-Solo deseo mirarte de cerca

Lucia levanto sus brazos y se aferró de los fuertes hombros del galán.

La cercanía era tal que podían escuchar los latidos del corazón del otro.

 -Perdón, disculpen la interrupción- se escuchó decir y Marcos soltó rápidamente a Lucia.

Esta al tocar el suelo con sus pies se alejó del adonis e intento arreglar su vestido.

-Pido mil disculpas por la interrupción, pero faltan 5minutos para la media noche- Continuo diciendo la misma mujer que los había recibido al llegar al restaurant- Y a esta hora se encienden los regadores del parque. No deseamos que se mojen por nuestra culpa.

-No, sin lugar a dudas que nosotros tampoco. Muchas gracias- Contesto Marcos

Salieron rápidamente de aquel bello parque y, luego de colocarse nuevamente los zapatos, subieron al automóvil y dejaron el restaurant.