Nicolina, una sexi y curvilínea Italiana regresa luego de 10 años, para abrir un Bar que promete subir el calor en los Ángeles.
Bruno Altamirano un seductor, frio y sumamente organizado, se abre paso en el mundo de la arquitectura, ajeno a que la jovencita de la que se enamoro perdidamente en su juventud, regresó a su vida ordenada tan solo para desmantelarla con un documento que podría cambiarlo todo.
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No se va a escapar.
-Estoy embarazada y eres el padre.
Esa frase retumbaba en la cabeza de Bruno que no perdía de vista ningún gesto de Nicolina. Esta lo miraba sumamente tranquila como si le diera el tiempo para procesar la información.
El arquitecto podía jurara que oía su corazón latiendo a una velocidad poco natural y también que se había olvidado de como hablar.
Hasta que la voz de Jeremy los distrajo
-Sí que le dieron con ganas.
Nicolina giro y curvo sus labios al ver como el abogado palideció.
-¿Lo dije en voz alta?- por poco se ahoga con la saliva, sin saber como salvar su metida de pata
-Si, lo dijiste en voz alta- la voz pesada y poco amistosa de Bruno llamo la atención de ambos
. - ¿Vienes por dinero? -Esos ojos azules se volvieron fríos al encontrarse con los de Nicolina que ni se inmuto.
Jeremy rodo los ojos, al oírlo, definitivamente su amigo se recibía de estúpido todos los días.
Y es que la cabeza de Bruno no estaba nada clara con la noticia y sus sentimientos estaban al borde de un precipicio, pensar en que decir, sin sonar estúpido no era una opción.
La italiana hizo caso omiso a la pregunta, recordaba lo tonto que podía ser cuando lo presionaban , por lo que no estaba interesada en dar muchas explicaciones y se lo hizo saber.
-Lee los documentos, no tengo tiempo que perder contigo- se enderezó y cruzo los brazos mientras uno de sus tacones golpeaba el piso.
-No quiero leer nada- empujo la carpeta que estaba sobre su escritorio, y es que no podía entender como ella se veía tan tranquila después de lo que paso entre ellos
- Tú tienes cara para aparecer después de que me dejaste como un mueble inútil otra vez y eres… -respiro profundo\, impotente ante la sonrisa burlona de Nico\, - eres una ladrona- la señalo y se puso de pie
El abogado negó y cubrió su rostro lleno de vergüenza ajena. Donde estaba el hombre maduro que llevaba adelante grandes negocios.
-Crees que porque entras a mi oficina, así- su mano se movió de arriba abajo señalándola, lo que provoco que la italiana suba y baje la cabeza siguiendo el movimiento, super entretenida
-Ahg, entras toda exuberante, y hermosa, y yo-yo….- apretó los labios por no contener sus palabras, definitivamente su cerebro no estaba sincronizado con la boca
-¡¡Ay, gracias, me sonrojas!!- dijo divertida y Jeremy tapo su boca guardando la risa
-¡¡No es graciosos Lina!!- respondió enfurecido y ella elevo una de sus cejas. Cada que la llamaba así tocaba una fibra muy sensible.
-Mi nombre es Nicolina Greco- tomo la carpeta del escritorio ante la atenta mirada azul
- Si no quieres leer\, bien\, que lo haga tu abogado- Lanzo los documentos en dirección de Jeremy que los abarajo como pudo-
-¡¡Y no soy una ladrona!!- acorto distancia, elevando su mentón. Es que, a pesar de sus tacones, Bruno la pasaba por varios centímetros.
-Si lo eres- dijo casi al borde de rozarla.
Ambos podían sentir el calor que emanaba el cuerpo del otro, tanto que el pobre abogado que leía detrás lo hizo más rápido para salir de allí.
-Dime que te robe- hablo pausado y sus labios se vieron tan apetitosos que Bruno no se creía capaz de contenerse.
-Mi corazón- pensó\, pero rápidamente se negó y dijo en voz alta- Una camisa de diseñador\, tienes ideas de cuánto vale.
Nico rodo los ojos con una mueca de costado en los labios y se alejó
- Como sabría\, siempre fuiste el chico rico y yo la becada. No tenía caso explicarle que su situación había cambiado gracias a su abuelo materno arrepentido.
-Dime que quieres- no se iba a disculpar, incluso sintiendo esa incomodidad en el estómago, presionándolo a dar el paso.
-No quiero nada, solo firma los documentos, allí me das la custodia completa del bebé, no me debes nada y yo tampoco.
Bruno odiaba esa frase, ella le debía días y años sin poder avanzar. Y ahora le debía mucho más.
-No te creo, tendré que ver que dice esos documentos- explico altanero, y es que quería extender el tiempo de esa mujer en su oficina.
-El documento es claro, amigo- interrumpió Jeremy- ella te quiere fuera de sus vidas- y así agrego sal a la herida latentes
Bruno paso apresurado junto a Nico y arrebato la carpeta de las manos de Jeremy, para encontrarse con un documento bien redactado por un abogado.
Estaba todo claro, si el firmaba no volvería a ver a su hijo o hija perdería todos sus derechos y la perdería a ella una vez más.
Apretó los documentos con fuerza y el enojo creció en su interior
– Tanto deseas alejarte de mí- la miro desencajado y Jeremy entendió que debía salir de ahí, pero Nico se adelantó.
-Lee los documentos tranquilo, no hay letra chica, firma y no tendrás que lidiar conmigo nunca mas- sonrió a pesar de los nervios que le causaba ese hombre- Me llamas, ok.
-Como, no ten…- ella lo interrumpió.
-Voy a dejar mi número a María, nos vemos- camino a la salida seguida por la mirada de Bruno. - Ah, fue un gusto conocerte Jeremy.
-El gusto fue mío- agregó el abogado y pudo sentir los misiles direccionándose a su cabeza.
-Llámame- insistió la italiana viendo por segunda vez esos ojos suplicantes, y alejó esa idea absurda.
-Devuelve mi camisa- gruño molesto y ella sonrió antes de macharse.
Cuando la puerta se cerró, cayó sobre el sillón agotado mental y emocionalmente.
-Amigo.
-No voy a firma- respondió enojado y arrojo los documentos.
-¿Qué piensas hacer entonces?- indago recogiendo todo, mientras rogaba que ese tonto peleara por esa mujer.
-No voy a dejarla ir tan fácil, si ella cree que se va a deshacer de mi, esta equivocada-
Jeremy se ubicó en el sofá individual y dejó los documentos en la mesita- Bruno, solo piensa antes de actuar, si ella te importa has las cosas bien, pero si solo se trata de tu orgullo piensa que hay un bebé de por medio
El solo asintió, no podía procesar todo lo que paso, no, en ese momento.
-`Por cierto felicidades, vas a ser papa.
-¡¡ Vas a ser papá!!- grito Leo ingresando a la oficina- ¿y se lo dijiste primero a Él? -.
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A varios kilómetros de distancia, en un complejo departamental, bastante pintoresco.
Una personita caminaba lentamente hacia la entrada del lugar, repasando que palabras utilizar para lograr un perdón que veía más que inalcanzable.
-Cleo, tu eres muy importante para mí, no eso no, suena a declaración- negó variar veces nervioso y seco con su hombro el sudor de su frente
- Cleo tu eres importante\, para todos- así está mejor -afirmo nervioso
Decidido ir a casa de la bailarina después de hablar con sus hermanos y papá. Por otro lado, no quería defraudar a su hermana y debía aceptar que estar lejos de la rubia no era una opción.
Tenía un único objetivo, tráela nuevamente al bar y tenerla cerca, aunque se negara avanzar de otra manera, y es que era consciente que con Cleo era todo o nada…pero …
De paso compro donas con chocolate, y es que la pelirroja le recomendó esas para ablandar a su amiga y un par de cervezas por si la cosa se ponía intensa, tenía claro que esa muñequita con unas copitas se ponía dócil.
Ingreso al lugar y busco con esos ojos verdes hermosos al encargado del lugar, tenía que usar todo ese carisma para convencer a esa persona que lo deje pasar para sorprenderla o de lo contrario ella se negaría a verlo.
Tomo coraje y avanzo, pero sus piernas querían abandonarlo
-La jodiste Luka, ahora que vas hacer, no puedes ser cobarde, avanza- se reprendió y continuo con la frente en alto.
Era la primera vez que iba en busca de una mujer, él no se preocupaba por secar lágrimas, siempre era claro con sus chicas y cuando la ilusión se terminaba, simplemente se retiraba. Un fiel creyente que mientras las cuentas estén claras no hay porque sufrir. Pero ahora la cosa era otra, la mujer que siempre movió su mundo estaba enojada y todo por su culpa, tenía que solucionarlo.
El italiano llego hasta la portería y sonrió feliz al ver que era una mujer mayor quien estaba a cargo. Entonces dejo salir sus dotes de galán sufrido y lo logró.
La mujer indico las escaleras y explico que en el tercer piso, departamento 7, estaba su amada. Si, su amaba porque el caradura le explico que tenía que contentar a su novia a la cual hizo enojar por tonto.
No perdió tiempo y subió las escaleras de dos en dos, pero grandes fue su sorpresa cuando vio a su bailarina despidiéndose con un dulce besito en los labios de su buen amigo, el vecino.
-Questo vuole morire- Rugió como un leon y avanzo dispuesto a todo.
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Estoy ansiosa de seguir tus otras novelas.