La Dama Y El Mafioso

Alex y Diego se miraron a los ojos, se quedaron callados, ninguno de ellos dijo ni una palabra, eso empezó a molestar...

—¡Hablen, maldita sea!...—Les dije algo molesto...

—Parece que Stella esta...— Digo no pudo terminar la frase porque Alex lo interrumpió...

—Stella esta embarazada, fue lo que nos dijo Melissa...— Dijo Alex irritado...

No esperaba esa noticia, mi diosa angelical embaraza, me quede en shock, me les quede viendo a Alex y Diego...

—Preparen todo para que ella se vaya en cuanto esté bien...— Les indique con una voz seria...

—¿Estás seguro de eso?...— Pregunto Diego con los ojos cerrados...

—Dejen que descanse aquí por esta noche y mañana veré que hacer...— Respondí con viendo a los ojos a Diego y con una voz un poco triste...

Después Alex y Diego salieron de la habitación, cuando ellos se fueron, cerré mis ojos, ya no quería saber nada de Stella, lo mejor es que ella se vaya, que haga su vida al lado de su hijo muy lejos de mí...

¿Pero eso es lo correcto?, la verdad es que no sé, esto fue algo inesperado, no pensé que estuviera embarazada de otro hombre y menos que haya tenido relaciones...

Pasaron un par de segundos y mi enojo crecía aún más, apreté mi mano derecha en forma de puño con furia, todavía sonaban las palabras de Alex en mi mente, esto me estaba comiendo vivo...

Es claro que no podía dejar ir a Stella de mi lado, ella se está metiendo dentro de mi mente, no la dejo de pensar, ella se ha convertido en alguien especial, ¡Maldita sea!...

Ella es mía, sin importar que esté esperando un hijo de otro hombre, no me interesa que ella esté esperando un hijo de ese tal Rogelio Zas, ella no lo necesita...

Ese bastardo desgraciado no es nadie ante mí, yo soy el rey, el hombre con más poder, no solo en el inframundo llamado mafia, sino que también en el mundo de los negocios y sobre todo en el mundo empresarial...

Fui entrenado para ganar y conseguir todo lo que quiero, ser el número uno del todo el mundo es mi obsesión, pero debo reconocer que me golpea en el orgullo que ella va a tener un hijo de otro hombre...

Pero ese bastardo la dejo por su prima hermana Camila Merino, así que no tiene ningún derecho sobre ella y mucho menos sobre el niño que está esperando, no permitiré que ese hombre se acerque nunca más a Stella...

¡Stella no se escapará de mí, yo siento que su vida está destinada a la mía, no sé cómo explicarlo, pero lo puede sentir en el primer momento en que la vi discutiendo con ese hombre borracho, no la dejaré sola de nuevo, no importa que pase...

De repente escucho que la puerta de mi habitación se habré y era Melissa que tenía una sonrisa en sus labios...

—Emmett, ¿cuándo piensas sacar a esa chica de aquí?...—Me pregunto con una mirada llena de brillo y un tono de voz despreciable...

—¿Qué acabas de decir?, sacarla de aquí...— Le dije con una fría voz y mirándola a los ojos...

Ella se acerca a mi cama para sentarse a mi lado derecho, coloca su mano izquierda en mi pecho...

—Emmett esa chica ya no te sirve, esta embaraza de otro hombre, como es aquella te puede satisfacer...— Me dijo con una voz seductora y acariciando mi pecho...

—Por tu bien será mejor que no te metas en lo que no te importa y ella no se va deaquíi hasta que yo lo ordene, tú no eres nadie para exigirme cuando debo de sacar a alguien...—Le dije con una voz hostil y una mirada penetrante así como también fría...

Melissa frunció el ceño, quito su mano de mi pecho, separado de la cama y empezó hablar...

—¡¿PERO POR QUÉ TE AFERRAS A ESA MALDITA ZORRA?!, ELLA NO ES NADIE A MI LADO, ELLA YA FUE TOCADA POR ALGUIEN MAS...— Dijo con odio y resentimiento...

—¡¡MELISSA, LA QUE NO ENTIENDE ERES Tú, ELLA ES MUCHO MEJOR QUE TU EN MUCHOS SENTIDOS, NO TE COMPARES CON ELLA PORQUE NI LE LLEGAD A LOS TALONES!!...— Le grite con hostilidad y desprecio...

Lugo de que le gritara Melissa se agachó llorando, podía notar su ira y frustración por el hecho de que no la quisiera como ella quería, pero mi corazón ya estaba siendo conquistado por Stella...

De repente entran Diego y Alex, pues escucharon que estábamos discutiendo, así que entraron a la habitación para ver que pasaba…

—Sáquenla de aquí, no quiero verla por el momento, no estoy de humor para seguir escuchándola ...— Les dije mientras los miraba furioso y con una voz hostil...

—Bien...— Respondió Alex poniendo sus manos en su cintura...

Alex le hablo a unos de sus hombres para que la sacaran de mi habitación, pero antes de que Diego y Alex salieran de la habitación les indique que se quedaran...

—Diego quiero que investigues bien si Stella realmente está embarazada y si es así quiero saber quien es el padre...— Le dije mirándolo a los ojos y con firmeza...

—Alex quiero que investigues a ese doctor que atendió a Stella y a Melissa...—le dije mirandolo a los ojos

—Piensas que todo es una farsa...— pregunto Diego un poco desconcertado...

—Siento que algo no cuadra...— Le respondí un poco preocupado...

—Parece que eso te está molestando, bien investigaremos si realmente esta embaraza, mañana te traeremos noticias sobre esto...— Respondió Alex con una voz seria...

Luego de eso ellos se fueron para averiguar si realmente esta o no embarazada, yo siento que algo anda mal con esa noticia y la repentina visita de Melissa a mi habitación me hizo dudar...

Después de unos segundos cerré mis ojos y no puedo olvidar su aroma que golpeaba ligeramente cada uno de mis sentidos, era un aroma ligeramente dulce, una fragancia suave de flores y un poco exitante, ya que me tenía embriagado con su esencia...

Lo sentí en el momento que mire su cuerpo desnudo, esa hermosa imagen no la puedo borrar de mi mente, sentí su cuerpo delicado entre mis manos, a ver acariciado lentamente su rostro, sus manos y otras partes de su cuerpo...

Esa imagen y sensación es algo muy difícil de borrar de mi memoria, abrí de golpe mis ojos, imaginándome a mi diosa angelical durmiendo a mi lado, con una de mis camisas puesta...

Sin embargo, miré la cama y no estaba, la quería tener aquí a mi lado durmiendo en mi habitación, ya no me conformaba con tenerla solamente cerca de mí, deseo sentir su aroma en cada parte de mi cuerpo, sentir su calor...

Odiaba tener estos sentimientos por ella y más cuando solo hace un par de días la conocí, pero para mi maldita suerte, ¡Stella es como una droga!...

Con tan solo verla quiero desearla, deseó poseer todo de ella, ese cuerpo que me está volviendo loco, no me importa si ha sido de otros hombres, la quiero solo para mí...

Me levanté de la cama con mucho cuidado para no volver abrir mis heridas, no deseaba estar en cama por mucho tiempo, luego sentí un fuerte dolor en una de las heridas, sin embargo, no me detuve, caminé lentamente a la puerta...

Cuando llegue a la puerta me detuve solo unos segundos para tomar un poco de aire, todavía me sentía muy mareado por causa del antibiótico que Melissa me inyectó por el mediodía...

Cuando estaba saliendo de mi habitación escucho una voz que me llamaba...

—Señor Keslar, ¿A dónde va?...—Me pregunto Oscar mi mayordomo mientras llevaba una jarra de agua...

—Quiero que me ayudes a llegar a esa habitación, rápido...— Le respondí señalando con mi cabeza la habitación de Stella...

Oscar se acercó a mí para ayudarme a no caer, Oscar es el mayordomo que ha trabajado para mi familia desde que tengo me moría, es un hombre de confianza, al que también aprecio...

—Señor Keslar, es muy imprudente que usted se haya levantado de la cama, usted todavía no está en condiciones para caminar...— Me dijo preocupado y sosteniéndome para no caer...

—Solo has lo que te ordene, a sique ayúdame a llegar hasta la habitación...— Le dije con una voz firme...

En seguida Oscar me ayudó a llegar a la habitación de mi diosa angelical, al entrar todo estaba obscuro, no hay ni una sola señal de que alguien la estuviera cuidando de ella...

Solamente el brillo de la luna que se reflejaba por la ventana alumbraba la oscura habitación, era tan hermosa esa escena, la luz de la luna alumbraba la increíble belleza de mi diosa angelical….

La luz de la luna golpeaba su rostro con delicadeza, su cabello brillaba intensamente, sus mejillas se notaban rosada, aunque tenía sus ojos cerrados, se miraba realmente hermosa, era una verdadera ¡DIOSA ANGELICAL!, ante mis ojos, no había nada igual...

—Señor Keslar lo dejaré aquí sentado para retirar y traerle la jarra de agua...— Comento Oscar mientras me ayudaba a sentarme en el sillón que estaba cercas de la cama de Stella...

Por unos momentos me quedé observando como mi diosa angelical duerme plácidamente, se miraba tan bella, frágil y cálida...