UN DULCE AROMA A CARAMELO [OMEGAVERSE]

—Así que eso, luego de eso, me gane a mi suegro y ahora somos mejores amigos. Si yo no voy a ver el partido de nuestro equipo, él no va y, si él no va, pues yo tampoco —contaba Camilo más que orgulloso mientras seguía caminando haciendo una pequeña ronda por la casa.

Él se notaba con problemas con el frío, no dejaba de frotar sus manos y soltar su respiración en ellas para que dejen de estar tan frías, pero el pelirrojo solo caminaba formando puños, como cada vez que Maverick estaba afuera.

Miraba a todos lados contando los guardias que andaban afuera y memorizando otras cosas.

No escuchó nada de lo que Camilo contaba porque no le interesaba en lo más mínimo.

—Oye, ayer estabas extrañamente amable y hoy estás tan silencioso como siempre, ¿te pasó algo? Y deja de formar puños todo el tiempo hombre, ni siquiera dejas que te corra sangre por tus manos. No es como si fuera a aparecer algún tipo de la nada para golpearte. Nunca te sientas y siempre formas puños. Vas a terminar con problemas en ambas cosas.

No obtuvo respuesta. Lo vio mirando a otro lado y fue dando por hecho que, lo que había visto ayer había sido un simple sueño y ya, pues, ¿Maverick siendo amable? Era algo que no le cabía en la cabeza cuando siempre andaba trayendo un letrero que decía: QUIERO MATAR A TODOS.

Levantó sus hombros y siguió hablando y hablando sin parar porque era su pasatiempo favorito.

—En mi defensa, ni siquiera sabía que él tenía peces, ¡y mucho menos que los tenía en la fuente del jardín! Al menos tenía que haber avisado que andaba un ser vivo en eso, así no me habría puesto a orinar en ella —contó lamentando ese hecho porque había sido la primera vez que había matado un animal —. Esa vez mi suegro casi me mata. Eran sus peces preferidos y yo los mandé al cielo de los peces. Con eso di por hecho que jamás iba a obtener su aprobación, pero mi esposa me alentó a no perder las esperanzas y, después de todo eso, ahora somos mejores amigos.

Sonrió feliz por haber logrado uno de sus objetivos más difíciles que había tenido en toda su vida.

—Admito que muchas veces me gritaba que no me quería porque era un Beta y bueno, yo ahí llegaba como: suegrito, sé que es poco, pero es trabajo honesto.

El pelirrojo siguió caminando notando una entrada que, de las veces que la había estado observando, siempre estaba sola y nadie se preocupaba lo suficiente de vigilarla.

—Con mi suegrita fue diferente. Ella me quiso de inmediato y me encontró bastante guapo y sé que feo no soy, pero tampoco soy lo que mi suegro decía, ¿acaso tengo cara de trasero de cerdo? ¿O soy tan feo como una blasfemia? Siempre me decía que prefería tener de yerno un ratón y me apuntaba con una arma cada dos por tres. Que hombre más difícil.

Soltó un suspiro recordando aquellos tiempos donde ni siquiera le podía tocar la mano a su esposa porque los balazos lo hacían salir corriendo.

—Ya, cuando llegó su primer nieto, se ablandó totalmente. Es que nadie se resiste a los bebés y menos a un bebé que era tan bello como mi esposa. Vieras sus lindos ojos o su lindo cabello o…, mejor no la veas, no me gustaría que te termine gustando. Y, bueno, si no te gustan las chicas, todo bien. Cada uno con sus gustos porque…

Se detuvo al notar que el pelirrojo no estaba a su lado. No le había tomado mucha importancia porque se quedaba atrás todo el tiempo viendo algo y se había cansado de estarlo esperando.

Sin embargo, cuando miró atrás, no vio ni un solo rastro.

—¿A dónde se fue? Justo cuando le iba a contar como mi primer hijo llego al mundo.

Intentó pensar a donde se había ido. Incluso imaginó en que podía estar detrás de un árbol haciendo algunas cosas, mas no. Maverick estaba muy lejos y, detrás de él, había quedado un guardia tirado en el suelo. No estaba muerto, pero sí inconsciente por el golpe que le había llegado.

Revisó la tarjeta, que él o Camilo, jamás iba a tener por tener otros lugares asignados y la pasó en la puerta.

Alzó la mirada porque, justo por donde iba, era un punto ciego, donde no había ninguna cámara y era lo que, Alay había investigado. Dio pasos rápidos y la puerta fue abierta. Entró rápidamente teniendo más que memorizado hasta que punto la cámara de seguridad llegaba. Se fue orillando hasta llegar a la otra esquina y miró a ambos lados. Ahí era más complicado porque, de ambos lados, las cámaras enfocaban.

Se quedó esperando unos segundos intentando pensar en algo y sacó su arma justo en el momento en que un guardia apareció en la otra esquina y eso no le gustó nada, pues, si le preguntaba como había entrado sin tener ni una sola llave, las cosas se iban a complicar.

Por ende, no se movió y solo se quedó esperándolo hasta que apareció. El hombre, iba concentrado en otra cosa, cuando el pelirrojo lo tomó del cuello apretando justo en el lugar preciso donde no tuvo mucho tiempo de hacer algo y perdió el sentido. Aunque, tras ver su rostro, no le quedaban muchas opciones y, un disparo silencioso, fue soltado y, sin perder más segundos, le disparo a las cámaras del pasillo para avanzar y entrar a otra habitación. Bajó por las escaleras para seguir avanzando y fue contando los minutos que iba a tener antes de que la alarma comenzara a sonar.

Siguió avanzando para guiarse por las cosas que Alay le había dicho y giró pasando la tarjeta por otra puerta. Al ver lo que estaba buscando, nada más entro.

Era otro punto donde se veían algunas cámaras, no en su totalidad como el lugar donde había estado Alay, pero sí las necesarias notando que, en esta, otras habitaciones se podían ver de otra perspectiva. Fue viendo todo hasta que llegó a una donde se veía al padre de Bley salir de una habitación que estaba dentro de otra habitación para luego salir por su habitación.

Y lo supo, ese era el sitio que estaba buscando y el lugar donde debía estar la caja fuerte.

Sabía que iba a ser complicado, pero ya tenía una parte del inicio y eso le bastaba para quedarse tranquilo unos días mientras planeaba algo para poder llegar ahí. No tardó en tomar su teléfono y realizar una breve llamada.

La otra persona no tardó en contestar, mas nada dijo.

—Ya sé donde oculta la caja fuerte. Tiene una habitación secreta en la que es su habitación.

—Perfecto, esa noticia me ha alegrado el día, Maverick. Nada más no hagas nada estúpido y no dejes evidencias que, como me conoces muy bien, sabes que eso me enojaría demasiado.

—Ocuparé una semana para idear un plan cuidadoso y lo llamo nuevamente para comunicarle lo sucedido.

—Me parece razonable. Estaré esperando tu llamado.

Cortó y guardó su teléfono.

Llevó sus manos, donde tenía puestos guantes negros para no dejar ninguna evidencia, y comenzó a teclear algunas cosas para ir borrando ciertas evidencias e ir dejando sin funcionamiento otras cámaras que iba a necesitar para poder salir de todo eso. Por una de las pantallas, notó que alguien se acercaba, aunque no se preocupó mucho.

Siguió tecleando hasta que la puerta se abrió.

—¿Qué haces aquí?

No dejó de teclear nada ignorando a quién cerraba la puerta para acercarse. Al segundo en que el tipo lo tocó, Maverick presiono “enter” y todo comenzó a borrarse, así que no tardó en tomarlo del cuello y golpear su cabeza contra la mesa para caer al suelo y disparo sin ninguna duda o miedo.

Salió del lugar mirando a ambos lados para irse por otro sitio notando como las cámaras estaban apagadas. Se ocultó cuando unos tipos pasaron corriendo y siguió avanzando hasta que salió por el otro lado de la casa.

Se quitó los guantes para guardarlos y siguió avanzando de manera calmada y con un rostro que no demostraba absolutamente nada. Cualquiera que lo viera, lo único que podría notar es calma, tranquilidad y la demostración viva de que nada había hecho. Se cruzó con algunos guardias hasta que dobló para ir a la salida de la casa cuando escuchó una melodía. Siguió mirando al frente, pero la melodía era proveniente de la puerta que estaba justo a su lado derecho. Era una melodía suave, calmada que no pudo ignorar y menos cuando la letra decía cosas que conocía y que había vivido.

Le fue imposible pasar de largo y sus pies avanzaron para abrir la puerta. Vio una pequeña escalera que daba a la izquierda y bajó los escalones para averiguar lo que era.

No era una habitación grande, pero lo suficiente para Bley. Había un espejo donde podía ver todos sus pasos y el piso estaba hecho especialmente para él. Lo vio mover sus brazos, desde el hombro, hasta la punta de los dedos de sus manos con delicadeza. Lo vio girar viendo como su cabello se movía y que, cada paso que daba, encajaba perfecto con la canción que se estaba escuchando.

Y Maverick siempre iba por la vida sintiendo enojo, ganas de matar, deseos de solo cosas vengativas y con sed de venganza, sin embargo, jamás había visto a alguien bailar de una forma como esa.

Por primera vez, su corazón se aceleró y no supo qué hacer con sus manos. Las tenía tan sudadas que le era imposible formar puños y no fue capaz de respirar bien, no fue capaz de sostener su peso sobre sus piernas y no supo si entrar y verlo había sido buena, mala o la redención misma a todo lo que estaba haciendo.

Bley no notó su presencia en ningún momento. Solo estaba ahí, haciendo lo que siempre hacía con amor, con esmero, con elegancia y con delicadeza. Dio giros sobre uno de sus pies sin perder el centro en ningún momento nada más oyendo la letra de la canción que lo animaba a hacer pasos perfectos:

Lights will guide you home (las luces te guiarán a casa)

And ignite your bones (y encenderán tus huesos)

And I will try fix you (y yo intentaré repararte)

And high up above or down below (y en lo alto de la cima o por debajo)

When you're too in love to let it go (cuando estás demasiado enamorado para dejarlo ir)

But if never try, you'll never know (pero si no lo intentas jamás sabrás)

Just what you're worth (lo que vales)

Lights will guide you home (las luces te guiarán a casa)

And ignite your bones (y encenderán tus huesos)

And I will try fix you (y yo intentaré repararte)

Maverick sintió cada paso, cada giro, cada movimiento, hasta lo más mínimo como algo poderoso. No entendía, siendo mucho más pequeño que él, tener esa fuerza, esa valentía, ese amor para poder bailar de esa forma.

Y cayó sentado en las escaleras sin dejar de mirarlo.

Él nunca se sentaba y nunca dejaba de formar puños por preocuparse siempre de que alguien podía llegar a intentar herirlo y, frente a Bley, se sintió como alguien completamente débil.

Lo vio girar mientras reía feliz. Su cabello rubio y fino se veía hermoso y la melodía de su sonrisa era capaz de apagar el incendió más poderoso de todos. Se movió hasta que se detuvo de golpe por verlo ahí. No supo en qué momento había llegado y su respiración acelerada no lo dejó hablar de inmediato.

Y no supo a quién estaba viendo realmente.

Bley lo vio como si hubieran dos personas en un mismo cuerpo que luchaban contra algo. Se quedó petrificado por unos segundos sin entender muy bien lo que estaba pasando, pero sentado no lo vio tan grande, no lo vio tan intimidante ni tan peligroso. Solo lo vio como alguien que estaba herido.

Antes de que pueda decir algo, fue cuando las alarmas de la casa comenzaron a sonar.

Miró a todos lados porque hace años que las alarmas no sonaban y sabía lo que significaba: un intruso estaba en las instalaciones y, a pesar de que, quién estaba frente a él era su guardaespaldas, notó que no tenía ni una sola intención de ponerse de pie y Bley sintió que no había necesidad alguna de asustarse o preocuparse porque él no iba a dejar que nada le ocurra.

Y Maverick, por primera vez en su vida, desde que había sido creado para proteger y ayudar a Alay, la personalidad original, sintió que no iba a ser capaz de seguir un plan.

Y, sobre todo, de matarlo cuando fuera a llegar el momento porque, después de tanto tiempo, alguien le había hecho bajar la guardia sin ningún esfuerzo.

Se había sentado para alguien y Maverick nunca se sentaba para nadie.