Adam es un gángster y una madrugada, cae en una trampa, al descubrir que estaba siendo traicionado por su novia, con su mayor rival, durante esta trampa, termina gravemente herido y es salvado por Samantha, una mujer sencilla, que más tarde descubre que trabaja en uno de sus hoteles, ella es una hermosa mujer que está pasando, como él, por una desilusión amorosa. Después de que Samantha le salve la vida, Adam empieza a protegerla de su rival, que se entera de que le ha salvado la vida y se obsesiona con ella.
NovelToon tiene autorización de jojo0609 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Volver a casa
El suero que le colocaron a Samantha ya había terminado, ella esperaba que alguien entrara a la habitación para retirarlo, estaba loca por volver a casa, no soportaba más la idea de quedarse en ese hospital, principalmente con la posibilidad de que Douglas volviera en cualquier momento, no quería hablar con él en ese momento, necesitaba estar sola con sus pensamientos.
Por suerte, el que fue a la habitación a tomar el suero fue Pedro, quien le dedicó una enorme sonrisa al entrar, era muy reconfortante ver esa sonrisa, su presencia allí era lo único bueno en ese lugar.
- ¿Lista? - habló emocionado para ella.
- Más que lista, solo quítame esa cosa del brazo, quiero salir de aquí lo más rápido posible.
Pedro se dio cuenta de que algo andaba mal e inmediatamente la interrogó.
- ¿Qué ha pasado para que tengas tanta prisa por irte? ¿Vas a encontrarte con ese novio tuyo? - dijo burlonamente, aprovechando la oportunidad para entrar en materia.
- No es mi novio, pero es mi jefe -dijo.
Pedro se sentó en la cama para entender mejor aquel tema, ya le habían quitado el suero y en aquel momento, realmente quería explicaciones.
- ¿Cómo que tu jefe? Parecía bastante preocupado por ti, pensé que Douglas y él se iban a agredir aquí en esta habitación, me sentí como dentro de una telenovela mexicana, donde los dos galanes protagonistas luchan por el amor de la señorita, en tu caso, un galán y un cabrón -sonrió después de hablar, no podía faltar el chiste-.
- Es una larga historia que te contaré más adelante, pero como te he dicho, es mi jefe y no pasará nada.
- ¿Y por qué no? Que sea tu jefe no significa que no puedas salir -cuestionó sin comprender.
- No quiero que nadie insinúe que salgo con mi jefe por beneficios, o porque piensen que soy una cazafortunas -dijo ella, mientras se sentaba en la cama a su lado.
- Sam, tienes que dejar de preocuparte tanto por lo que dirá la gente, es tu vida, así que nadie tiene nada que ver con quien salgas o dejes de salir, si él muestra interés, aprovéchalo, ojalá un hombre así me mirara y discutiera conmigo, como ese hombre estaba haciendo contigo, yo no me lo pensaría dos veces antes de decir que sí -habló mientras alisaba el pelo de Samantha.
- Estás viendo demasiado\, no pasa nada.
- ¿O eres tú la que te estás saboteando? - la interrogó Pedro.
- No tiene nada que ver con auto sabotaje, simplemente no le intereso de esa manera, ¿por qué un hombre así se fijaría en mí?
- ¿Por qué eres guapa y estás buena? Sam, no pienses tan poco de ti y ni se te ocurra pensar que solo estás a la altura de una basura como Douglas, ¿dónde está la mujer que me sigue diciendo que me valore?
Tocando ese tema, Samantha recordó su conversación con Douglas, al menos de él podía hablar.
- Douglas me preguntó si íbamos a volver - dijo, esperando la reacción de su amiga.
- ¿Cómo? No dijiste que volverías, ¿verdad? Tienes prohibido volver con él, igual que me prohíbes a mí volver con Iván, si se te ocurre, te abofeteo -habló amenazador.
Ella no tuvo oportunidad de contestar que no volvería, Douglas entró de nuevo en la habitación, pero en ese momento estaba solo. Pedro se levantó de la cama y cogió sus cosas, no tenía intención de abandonar el lugar, dejándolos a los dos solos.
- ¿Ya te has levantado? - preguntó Douglas.
- Me voy a casa, me encuentro bien, no necesito quedarme aquí.
- Te conozco, sé que no esperarás un poco más, así que firmaré tu alta.
Pedro comenzó a salir y Samantha lo siguió, ella pasó cerca de él y le agradeció, no quería quedarse en la misma habitación que él, cuando llegaron al pasillo, él la sujetó del brazo haciendo que detuviera sus pasos.
- ¿Tienes una respuesta para mí? - la interrogó Douglas.
Samantha tiró de su brazo antes de hablar.
- No me agarres así en los pasillos\, si ven esto van a pensar algo que no existe y todavía no tengo una respuesta\, dije que necesito pensar -se alejó un poco\, mientras hablaba.
- Claro, tienes razón, sé que necesitas un tiempo para pensar, pero piensa con cuidado, aún siento algo por ti - habló regalándole una sonrisa.
Samantha se dio la vuelta y se dirigió a la recepción, tenía que firmar los papeles de admisión y después se marcharía. Pedro la acompañó hasta el exterior del hospital, ya era por la tarde cuando le dieron el alta y Pedro volvió a hacer de mejor amigo.
- Toma\, coge mis llaves\, vete a mi coche\, yo te llevaré a casa\, pero antes vete a algún sitio a distraerte\, necesitas relajarte un poco - dijo mientras balanceaba las llaves del coche delante de él.
- Ya me dejaste ir con él de tu fiesta, no quiero abusar.
- Mi amor, yo te dejo abusar de mí todo lo que quieras, así que deja de ser tan ceremoniosa conmigo, Samantha, solo toma estas llaves y vete de aquí - habló con la misma sonrisa amable de siempre.
Samantha cogió las llaves y le dio un beso, algo que siempre hacían cuando se despedían y se dirigió hacia el coche, desde lejos Marcos lo observaba todo, poniéndose el casco poco después, pues vio que ella se dirigía hacia un coche y se dispuso a seguirla.
Samantha salió del hospital con la intención de ir directamente a casa, no quería ir a ningún sitio, ni ver a nadie como Pedro le había sugerido, lo que realmente quería era un baño, acompañado de una buena copa de vino y eso era lo que iba a hacer.
Samantha no se dio cuenta de que estaba siendo seguida por Marcos, continuó su ruta, hasta que se detuvo en una gasolinera, mientras llenaba el tanque, fue a la tienda de conveniencia, compró el vino que necesitaba y chocolates, ya que estaba segura de que también los necesitaría. Samantha no hizo ninguna parada después de eso, llegó a su casa ya comenzando a oscurecer, sacó sus cosas del coche y entró en su residencia.
Marcos llegó poco después, observó un coche parado cerca de la casa y decidió comprobarlo, los dos hombres del coche estaban muertos, e inmediatamente pensó lo peor, sacó su pistola que tenía a la espalda y pulsó el dispositivo en su oreja, llamando directamente a Adam.
- Adam, ¿dejaste hombres vigilando la casa de Samantha? - preguntó, dirigiéndose hacia la casa.
- Sí, ¿qué ha pasado? - preguntó Adam preocupado.
- Llámala inmediatamente, y envía refuerzos, hay alguien en la casa ahora mismo, y nuestros hombres están muertos.