Dylan, El Hijo De La Otra

Harry después de cenar con Marcia y los padres de esta se despidió y se marchó a una hora razonable como sus buenos modales le decían.

En cuanto él se marchó Marcia se dejó caer de mala gana en el sofá mientras dejaba escapar un suspiro pesado, lleno de frustración y coraje. Luego voltea a mirar a su padre quien fuma tranquilamente su puro y le pregunta molesta.

— ¿Padre de verdad me tengo que casar con este cuatrojos?.—

— ¿Pero que tiene de malo Harry, Marcia?.— Interrumpe su madre y luego comienza a enumerar sus cualidades con sus dedos.— Él es un buen chico, es amable, caballeroso, respetuoso, te trata bien, te ama y…—

— ¡Y es millonario que es lo más importante!.— Termina de decir su padre dejando escapar el humo de su boca formando un aro con este que lentamente se hace más grande y desaparece en el aire.

— Pero es ñoño mojigato.— Dice la chica haciendo puchero.

Brian al escuchar a su hija la voltea a ver fijamente.

— Después de la familia Boyer, la familia de Harry es la más prominente del país, sin mencionar que es el único heredero del imperio de los Davis. Dime Marcia, ¿acaso eso es poco para tí o acaso planeas casarte con alguien que no pueda darte la vida a la que estás acostumbrada?.— Le pregunta acercándose lentamente hacia su hija la cual niega firme con la cabeza.— Sabes, ahora me pregunto si he criado a una chica sin ambición y que se conforma con cualquier cosa.—

— ¡Claro que no!.— Exclama la chica poniéndose de pie.— ¡Yo Marcia Rivero merezco siempre lo mejor de lo mejor!.— Contesta decidida mirando a su padre.— Créeme que si la familia Boyer tuviera un heredero no me importaría que fuera mi sangre para estar con él y demostrarte que siempre quiero lo mejor.—

Brian al escuchar a su única hija tan decidida y firme sonrió orgulloso de su retoño.

— Entonces si sabes lo que es mejor para tí y nuestra familia sigue haciendo lo que has hecho hasta ahora que al final todo es por tu bien, mi princesa.— Le sonríe cálidamente mientras le acaricia un mechón de su pelo.

— Si papi, yo sé perfectamente lo que tengo que hacer y lo haré para no decepcionarte.—

Al otro día en el gimnasio…

Dylan se preparaba para comenzar sus clases de defensa personal y mientras les daba la bienvenida a un par de nuevos integrantes, Tadeo quien estaba a su lado le dió un codazo indicándole con la cabeza que mirara hacia la puerta de entrada.

El chico hizo caso a lo que su amigo le pidió y volteo a ver a la entrada del gimnasio mirando a Marcia quien a comparación con el día anterior, esta vez traía un conjunto deportivo bastante ajustado y un tanto sensual llamando la atención de casi todos los varones en el gimnasio quienes la volteaban a ver.

La chica traía unos mallones blancos levanta cola totalmente ajustados al cuerpo, un top negro con detalles en blanco el cual le hacía resaltar su tono pálido de piel y su pelo agarrado en una coleta alta dejando al descubierto su cuello delgado.

Marcia sin inmutarse por las miradas que recibía, al contrario orgullosa de lo que provocaba, caminó entre el gimnasio para ir al área donde el día anterior se habían llevado acabo las clases de defensa personal, pero en cuanto se encontró con la mirada de Dylan la chica le dedicó una pequeña sonrisa y bajo la mirada simulando estar avergonzada.

Ella caminó nuevamente hasta atrás de las personas y ahí se quedó parada con la vista clavada en el piso.

— Vamos matador tu puedes.— Le susurra Tadeo a Dylan quien le niega con la cabeza sin dejar de observar a la chica.

Después de darles la bienvenida y de ponerlos hacer algunos ejercicios, el chico les pidió que formaran parejas de dos porque entre él y Tadeo les explicarían unos ejemplos de defensa.

Susana al ver que Maria y Celia habían hecho pareja y ella salía sobrando se puso con Marcia la cual estaba a su lado.

Dylan y Tadeo comenzaron a darles algunos ejemplos de movimientos básicos, por supuesto nada rudo ya que eran principiantes y no querían que alguien saliera lastimado. Todo transcurría con normalidad y todos hacían lo mejor que podían mientras se divertían.

— ¿Dylan cómo lo estoy haciendo?.— Pregunta orgullosa de sí misma Susana.

— Muy bien, por favor siga así.—

Le sonríe amable el chico haciendo que esta se emocione aún más algo que molesto a la chica frente a ella, la cual apesar de haberse vestido de esa forma para agradar al chico, él casi que la ignoraba, le decía lo básico y la trataba igual que a los demás.

Marcia llena de rabia busco una oportunidad mientras simulaban golpearse y defenderse para enredarse con sus propios pies y caer de forma aparatosa al piso provocando un fuerte sonido al momento del impacto lo que hizo voltear a todos.

— ¡Ay me duele!.— Comienza a llorar mientras se toma el tobillo.

— ¡Marcia!.— Corre Dylan asustado hacia ella.

— No fue mi culpa, ella se cayó sola.— Dice nerviosa Susana al ver a la chica llorar adolorida en el piso.

— No se preocupe estos accidentes suelen pasar.— La trata de tranquilizar Tadeo.

— ¿Dónde te duele Marcia?.— Le pregunta Dylan preocupado.

— Me duele mucho… Me duele mucho Dylan.— Lo mira la chica a los ojos mientras llora desconsolada.

El chico al verla como se sujeta fuerte el tobillo la toma entre sus brazos.

— Tadeo hazte cargo aquí, yo le pondré una bolsa de hielo en la oficina y veré que no tenga algo más.—

Tadeo le asiente y el chico de inmediato se dirige hacia la oficina con la chica en sus brazos bajo la mirada expectante de los demás.

Al llegar a la oficina la sentó con cuidado sobre un sofá que se encuentra ahí y se puso de rodillas frente a ella.

— Te revisaré para descartar que tengas fractura.— Le dice el chico intentado tomar su pie.

La chica le asiente mientras desvía la mirada apenada.

Dylan le tomó cuidadosamente el pie y lentamente le quitó el zapato y la calseta dejando su pie descalzo.

Lentamente y con mucho cuidado le fue dando pequeños apretones en el pie provocando que con sus manos cálidas la chica se estremeciera.

— Creo que solo fue una torcedura, con un poco de hielo estarás bien.—

— Pero me duele mucho.— Le dice la chica intento llorar nuevamente.

El chico al ver que realmente le dolía el pie comenzó a darle un pequeño masaje en este tratando de tranquilizarla un poco.

Unos segundos después la misma Marcia retiró su pie de golpe al sentir pequeños espasmos de deseo dejando al chico confundido, pero en cuanto este levantó la mirada para verla y lo vió totalmente sonrojada se puso de pie y tomó una bolsa de hielo seco que comenzó a ponérsela en el pie.

La chica veía atentamente como Dylan le ponía la bolsa de hielo con mucho cuidado mientras se cuestionaba, ¿qué era realmente lo que sentía por él, si solo era deseo o de verdad le gustaba?.

Sin saber ella misma que era lo que le hacía sentir el chico se fue inclinando un poco hacia el rostro de este.

— Dylan.— Le susurró.

En cuanto el chico levantó la vista para saber que necesitaba Marcia se quedó paralizado al perderse en la penetrante mirada de esta quien lentamente se acercaba a su boca la cual comenzó a besar mientras cerraba los ojos.

Dylan al principio quiso alejarse pero al sentir los labios suaves y tibios de la chica sobre los suyos poco a poco fue correspondiendo al beso sintiendo un mundo de emociones dentro de su cuerpo que jamás había experimentado.

Casi de inmediato la chica supo que este era un inexperto al sentir como él solo chupaba y copiaba los movimientos delicados que ella hacía. Y al darse cuenta de esto la lleno de mucha felicidad porque en ese instante se había decidido en hacerlo a su semejanza.

Totalmente extasiada e imaginando todas las posibilidades que veía venir con Dylan, la chica se fue separando lentamente y escondió su rostro en el hombro del chico.

— Me gustas Dylan.— Le susurra con una sonrisa maliciosa cerca del oído soltando un poco de su aliento cálido haciendo estremecer con esta acción al chico.

— Tú también me gustas Marcia.—

^^^Continuará…^^^

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