Sahara es una chica dulce y amable, que para salvar la vida de su hermana tuvo que entregarse a un mafioso; pero ella se equivocó, da todo por una familia egoísta y esa decisión cambia su vida, ahora ella tiene que empezar a vivir sola, a valerse por si sola, sus problemas empiezan con esa desicion.
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CAPITULO 21. ESTO DUELE
Carlos se le quedó mirando, se imaginaba lo peor, se puso tenso, no quería moverse, pensaba que no podía permitir lo que se imaginaba y eso eran cosas malas, en ese momento lo escucha decir.
• Carlos, calmante, no sea tan malpensado, yo nunca tocaría una mujer sin su permiso; solo quiero estar cerca de ella y de mis hijos, aunque por el momento me conformo con solo verlos dormir.
Carlos no contestó nada, solo tomo a Mariela en sus brazos y la llevo a su habitación, la recostó en la cama y él se recostó a su lado; se puso a ver videos en su celular a tratar de perder el tiempo hasta que su jefe le hablara.
Nil se sentó en el sofá, a ella la tomo en sus brazos, la tenía abrazada de manera dulce acariciaba su rostro, mientras la miraba pensó “Sahara, mi hermosa mujer, me está doliendo verte así, mira nada más las horribles ojeras que tienes, tus hermosas manos las tienes tan lastimadas, tus uñas se miran dañadas, mira tu cabello tan maltratado, tu ropa tan desgastada, tus zapatos ya rotos y tu piel tan reseca; esto tiene que cambiar, no pienso permitir que sufras más, voy a dedicar mi vida enterar a compensarme” no podía dejar de verla, de pensar en todo el daño que le hizo, en ese momento se agacha y besa sus labios.
Nil la beso con pasión, volver a probar su sabor era algo que había deseado desde la última vez que la miro; pero fue un beso rápido, en el mismo momento que la beso, se regañó mentalmente, no podía hacerle eso, no sin su permiso o a lo menos que estuviera despierta. Nil la sostuvo en sus brazos largo rato, acariciaba su cabello, su rostro, delineaba son su índice, sus labios, su nariz, sus cejas, sus ojos, hasta pasarlo por su cuello, por su clavícula, era una mujer hermosa y para él era seductora, hermosa, contaba las horas, para poder tenerla completamente desnuda, volver hacerla suya.
Nil, mientras pensaba en esto, se empezó a reír y le dice.
• Tenerte otra vez sería bueno, podemos encargar nuestro siguiente hijo, sí que estoy loco; mi hermosa mujer aún no me perdona y yo ya estoy pensando en tener otro hijo con ella. Sahara, voy a lograr tu perdón y tu aceptación, de la manera que sea, por la fuerza o por las buenas; espero que sea por las buenas porque quiero acerté feliz, quiero mi familia contigo.
Nil se paró con ella en sus brazos, la llevo a la habitación, la recostó aún lado de los pequeños, le quita los tenis, los calcetines, después se para enfrente de la cama y se le quedó mirando por un momento; él tenía la vista perfecta, una familia que nunca pidió, pero estaba encantado de tenerla, de verlos dormir. Su pequeña era lo más encantador al verla dormir, esa niña molestaba mucho a su hermanito; pero poder ver a Sahara dormir, fue lindo, ella dormía de lado, con sus manos dobladas tocando su mejilla, era encantadora verla.
Nil los miro por un rato, se recostó aún lado de la niña, se sentía feliz de poder estar ahí en la cama durmiendo como si fuera una verdadera familia, con sus pequeños en medio de los dos; pero algo que no se esperaba, era en el momento que su pequeña se gira y tira su mina, queda como abrazándolo, eso lo emociono tanto que no quería moverse, su pequeña lo estaba abrazando, se pegaba a él, se podía ver que respiraba profundo, como si su olor le gustara.
Su pequeño estaba tan pegada a él, que su corazón estaba acelerado y sin pensarlo, solo levanto su mano, empezó acariciar la cabeza de la pequeña; él empezó a verla y pudo ver que su ropa estaba desgastada, ella traía puesto un pantalón suave y una blusa de manda larga todo en color azul cielo, le molesto ver como la parte de abajo del pantalón estaba ya roto, como su blusa tenía más de un agujero pequeño, que estaban en las mangas, en el cuello, en la parte de abajo, eso lo hizo sentir molesto. Él tenía tanto dinero, como para regalar y sus hijos vestían ropa tan desgastada, tan dañada, no era nada justo que sus pequeños se vistieran así, siendo que su padre era uno de los seres más ricos y poderosos; molesto se para, cubre con una colcha a su familia, deja un beso en cada uno de ellos, después apaga la luz y sale de la habitación.
Se sentó en el sofá pensando en lo que iba a hacer, tenía que ser paciente, sabia que no la iba a tener fácil; eran las 11 pm, cuando le hablo a Carlos, en el momento que estuvo a su lado, le dice.
• Carlos, quiero que te quedes y cuando te hayas quedo solo con los pequeños, me hablas; tú y yo pasaremos el día con mis hijos y en tres días ya todo cambiara, ellos estarán con nosotros.
Termino de decir eso y salió del departamento, fue al hotel, una vez ahí, se metió a bañar, se recostó a dormir, quería estar listo para pasar ese día con sus pequeños; él despertó a las 6 am, solo faltaba media hora para que ellas salieran del departamento y fueran al hospital. Nil toma un pantalón casual de color blanco, una playera negra de manga larga, se pone una cachucha y unos tenis blancos; una vez que estuvo listo, sale de la recámara, va a la mini cocina dentro de su habitación del hotel, hace un café, se sienta en la mesa y como un tonto se queda mirando el celular esperando ese mensaje o la llamada de Carlos.
Eran las 7:30 cuando le llego el mensaje de Carlos que decía.
Mensaje:
Jefe, ya estoy solo con los pequeños, ya se despertaron y tienen hambre, pasa por nosotros o donde lo miramos.
Fin del mensaje.
Nil se sintió molesto, no le gustaba tener que compartir a sus pequeños, pero tenía que calmarse, en ese momento eran necesarios; trataba de calmarse cuando le llega una foto, era Carlos y los dos pequeños dándole un beso en la mejilla, eso lo molesto mucho, tanto que solo quería golpearlo. Después de que se calmó, se fue al departamento de Mariela, tenía que ir a ver a sus pequeños, conocerlos era lo que más deseaba, al llegar Carlo lo presento como su amigo; Nil no quiso darle su nombre así que se les dijo a los pequeños que le llamaran amigo.
Nil quedo sorprendido con la pequeña, fue la primera en decirle que estaba mal no decir su nombre, que eso no le gustaba, el pequeño era más respetuoso y serio, fue quien calmo a su hermana, diciéndole que debería respetar a los mayores, de no preguntar lo que no querían decir; para Nil, fue un momento incómodo con sus hijos, no quería presentarse todavía con ellos y tampoco quería mentirles, pero gracias a su hijo la situación no se hizo más incómoda con su hija y sobre todo no tuvo que mentirles.
Nil les pregunto a donde querían ir a desayunar y la pequeña no dudo en responder que al mismo restaurante donde los llevo su amigo Carlos a comer; por un momento Nil sintió algo de envidia, los pequeños sentían más confianza con Carlos que con él, era molesto, solo pensaba en que él tenía que ganárselos.
Al llegar al restaurante Nil discretamente le pidió a Carlos que lo dejara con los pequeños, que se inventara algo y que se fuera; Carlos hizo lo que le pidió, por un momento la pequeña le reclamo a Carlos, echándole encara que él le prometió a su mamá que cuidaría de ellos, no que los dejaría con un desconocido. A Nil le dolieron esas palabras, sus propios hijos le llamaban desconocido, algo que no le gusto, en ese momento sintió que iba a pasar mucho para que sus pequeños lo aceptaran; Carlos, logro convencerlos de que estarían bien y también les pidió de favor que no le dijeran a su mamá de que los dejo solo, les dijo, que tenía que ir con un amigo que ocupaba su ayuda, era algo urgente, pero que trataría de volver rápido.
Nil escucha como su pequeño vuelve a tranquilizar a su hermanita y así aceptaron los dos en quedarse con él; pasaron a una de las mejores mesas del restaurante, él miraba como su pequeña hija trataba de parecer niña grande, de portarse educadamente, de hablar con propiedad, era una lindura verla, mientras que su pequeño se portaba como un niño de su edad, tranquilo, educado y respetuoso.
Nil podía ver que sus dos pequeños, a pesar de ser gemelos idénticos, sus personalidades eran diferentes, mientras que su niño era tranquilo, serio y noble; su niña era platicadora, extrovertida, nada dejada y sobre todo era una traviesa, que quería ser una niña grande. Para él fue una delicia verlos comer, estaba impresionado por la educación que Sahara les había dado, estaba feliz de estar con ellos; pero también triste, molesto consigo mismo, se había perdido 6 años de sus pequeños, momentos que nunca iba a poder recuperar y todo por ser un tonto que no pensó en las consecuencias de sus actos, aunque también paso por su mente que era culpa de Sahara por no haberlo buscado, de decirle de su existencia.
Después de la comida, pidieron el postre, la pequeña pidió dos, uno de chocolate y el otro de tres leches, mientras que su hijo pidió un pay de limón; Nil no era de postres, pero no quería dejar que sus pequeños comieran solos, pidió uno de royo de chocolate. Mientras que comían su postre, Nil les hacía preguntas, empezó con algo simple.
• ¿les gusta su escuela?
El pequeño Lín fue la primera en contestar.
• Es agradable,
La pequeña Lía fue más intensa en su comentario.
• Es bonito todo el lugar, pero Marlon, Dalia, Omar y Edwin, nuestros compañeros de clases siempre nos molestan, dice que nosotros no tenemos papá, que no merecemos estar ahí, porque somos un mal ejemplo, cada que pueden me avienta o avienta a mi hermano; pero la que más me molesta es Dalia, me quita mis cosas, hasta me ha quitado mi comida. Yo quiero darle una lección a esa niña mala, pero nosotros no podemos hacerle nada, porque ella ara que nos saquen de la escuela y no podemos darle disgustos a mamá, por eso tenemos que dejarla; mamá ya ha tenido muchos problemas por nuestra culpa, si papá estuviera con nosotros, esto no pasaría, defendería a mamá y me protegería a mí, no dejaría que nadie me lastimara.
Lín al escuchar lo que su hermana dice, con su vocecita molesta le dice.
• Lía, cállate, como puedes decir esas cosas, si mamá lo llega a saber, se va a poner triste, quedamos en que lo soportaríamos; señor, por favor, no diga nada de lo que mi hermana dijo, mamá no lo puede saber.
Nil sintió un fuerte dolor en su pecho, al escuchar lo que sus pequeños le decían, le estaba doliendo cada palabra, que eran como puñaladas en el corazón.