Eras Tú.

Bastian sostuvo sus piernas y la cargo llevándola a la sala donde una vez más se amaron incansablemente hasta quedarse abrazados en uno de los amplios sofás.

Él primero en abrir los ojos fue Bastian, se levantó con sumo cuidado y con su saco arropo el cuerpo semidesnudo de su mujer.

Se levantó e hizo varias llamadas, quería tener todo listo para cuando ella se levantará; veinte minutos pasaron y tocaron a la puerta, al ver por la pantalla, quien traía los trajes era Nil.

Abrío la puerta, pero lo detuvo— ¿qué sucede hermano?, ¿por qué no me dejas pasar?.

— no es momento Nil y no quieras explicaciones porque sabes que no te las daré— Nil levanto su ceja y lo vio de arriba abajo, al ver su aspecto entendió el porqué, le entregó los porta trajes y sonrió.

— no necesito tus explicaciones, con verte así entendí— Bastian solo negó y le hizo señas para que se fuera— ya entendí, solo disfruta hermano.

Se dio media vuelta y se fue, Bastian cerró la puerta y subió las escaleras hasta su habitación, colgó los porta trajes y de nuevo bajo para esperar a que despertará Mabel.

Y diez minutos después su amada despertó con una sonrisa, lo besó y juntos se fueron a la habitación para darse un baño.

El primero en salir de la ducha fue Bastian, dejó el vestido sobre la cama y una nota, tomo sus cosas y se fue a la otra habitación a cambiarse así que cuando Mabel salió del baño.

Lo primero que vio fue el vestido en la cama, ella sonrió hasta que sus ojos sé cristalización, ella pensó que esa pregunta, eso era, una simple pregunta curiosa, pero entendió que no y eso le encantaba.

Se acercó a la cama y vio junto al vestido una nota, tomo la hoja entre sus manos y no dudo en leerla.

... .............. ............... ...

... Eres la mujer más hermosa que existe...

...En este mundo y en mi mundo...

...Arreglate para la ocasión...

...¿Espero te guste mi elección?...

... Te amo...

... .............. ............... ...

Mabel sonrió, guardo la nota y comenzó a arreglarse, se puso el vestido, camino hacia el espejo y al ver el color del vestido a detalle una lágrima recorrió su mejilla, coloco sus zapatillas y salió de la habitación para encontrarse con él.

Al bajar escalón por escalón vio al pie de ella a Bastian quien sonreía, estaba emocionado al ver bajar a la persona a quien le pertenece su corazón, extendió su mano hacia ella y al tomar su mano la beso hasta ayudarla a bajar.

— eres tan hermosa, qué soy muy afortunado, ¿sabes? — Mabel sonrió hasta sonrojarse.

— no sabía, pero lo que sí se es que te ves muy guapo, mi amor, no lo olvidaste— besó su frente y negó mientras entrelazaban sus manos.

— jamás lo olvidaría, fue nuestra promesa para cuando nos casáramos— Mabel asintió hasta que detuvo su paso y lo abrazo.

— te amo.

— yo también te amo— Bastian le dio un corto beso, al separarse tomo su mano y la guio hacia la puerta principal— es hora de irnos.

Caminaron hasta llegar al auto, subieron y Bastian manejo a alta velocidad, estacionó en las oficinas, bajaron, se tomaron de la mano y caminaron hacia las instalaciones.

Ya adentro, el personal los esperaba, los guiaron hasta una habitación donde un juez ya los esperaba, se sentaron y dos minutos después entraron los testigos.

Quienes serían sus hombres de confianza de Bastian y entre ellos estaba Nil, Mabel solo los veía, centro su mirada y el juez dio inicio a la pequeña ceremonia al civil.

Y minutos después Mabel y Bastian ya estaban firmando el acta junto a sus testigos, — por el poder que me confiere el estado los declaró marido y mujer.

Mabel sonrió porque aún no podía creerlo, que oficialmente ya era esposa de Bastian, su esposo la ayudo a levantarse del asiento, acarició su mejilla, paso su mano tras su nuca y la besó.

Siendo un beso pausado, tierno y muy sentimental para ambos, al separarse Nil los felicito a ambos hasta abrazarlos.

Se despidieron del juez, tomaron su acta y salieron del edificio— bueno hermano, Mabel, nuevamente felicidades, estaremos al pendiente señor King.

Bastian asintió y vio a sus hombres irse, volvió a abrazar a su esposa hasta besarla— ¿gustaría cenar señora King?.

— me encantaría señor King— ambos sonrieron y caminaron abrazados hasta llegar al auto, donde al subir de inmediato Bastian manejo hacia el restaurante.

Al llegar de inmediato los llevaron a la mesa privada, al entrar todo estaba decorado con pétalos, globos y velas, Bastian ayudo a su esposa a sentarse, el hizo lo mismo.

Bastian iba a pedir bebidas sin alcohol, pero su esposa le habló y él de inmediato le presto atención— mi amor, creo que hoy amerita una copa de vino, para celebrar.

Él asintió y de inmediato le dio su pedido al mesero, mientras esperaba, de su bolsillo saco una caja con sus argollas, se levantó y se arrodilló frente a su esposa.

— te prometo que te daré una boda de ensueño— ella asintió mientras acariciaba su cabello— compre estas argollas como símbolo de nuestro amor y bueno también para que todos sepan que tu Mabel Cooper Peach eres mi esposa.

— gracias mi amor — Bastian deslizó la argolla en el dedo anular y beso a su esposa— pero sé que al decir mi apellido sabrán de inmediato que tú eres mi esposo.

— espero o yo les enseñaré a respetar— Mabel solo negó, se acomodó en su silla y Bastian regreso a su lugar.

El mesero traía una botella de champaña y la sirvió en las copas, al irse Bastian tomó su copa y la alzó — brindemos por nosotros y porque nuestro amor nunca termine.

Chocaron ambas copas y unísono dijeron salud, trajeron la cena y el ambiente romántico transcurría con tranquilidad.

Pero en la casa de los Cooper tranquilidad era lo que menos se respiraba, ya que Ivar seguía sin tener una satisfacción con el paradero de su hija, estaba por estallar en rabia cuando uno de sus hombres entró al despacho.

— patrón aún no tenemos el paradero exacto de la señorita Mabel— al escucharlo su ira creció, en sus manos sostenía un vaso y fue proyectado hacia la pared.

— y a que carajos vienes, eso ya lo sé, solo exijo que la encuentren, ¿que no pueden?, ¡son unos ineptos!.

Grito con rabia al obtener la misma respuesta que hace días, de no saber donde esta Mabel, el hombre de su saco sacó una fotografía.

— patrón, quizás aún no la encontramos, pero a su jefe si, y en este momento esta en su empresa.

— y que estamos esperando, visitemos a ese idiota— él hombre asintió y salieron del despacho, abordaron la camioneta y fueron a la empresa.

Al llegar entraron a la fuerza, sometiendo a los guardias de seguridad, Ivar y uno de sus hombres lo acompañó hasta el último piso.

Donde sometieron a las empleadas con arma en mano, las mujeres gritaban asustadas porque no sabían qué sucedía.

Nathan al escuchar los gritos de inmediato salió de su oficina dispuesto a cuestionar, pero su sorpresa fue que un hombre de edad avanzada le apuntaba con un arma.

— seré directo y muy claro, Mabel, ¿dónde esta?, ¿por qué no regresó contigo Nathan? — Al escuchar que sabían su nombre se sorprendió, pero también miles de preguntas cruzaban por su mente sobre ese hombre viejo que le apuntaba— ¡contesta!.

El hombre al ver que no le contestaba a su patron se acercó y lo encañono— ¡estás sordo, contesta!.

— responderé, pero por favor quita esa cosa de mi cabeza— Nathan al suplicarle al hombre, ese en vez de quitar el arma de su cabeza se la restregó con fuerza.

Pues ellos le darían a entender de una mil maneras qué con ellos no se jugaba— ¡responde!.

— aun esta en Italia, en Ragusa con un socio mío, pero Mabel, ¿qué es de usted?.

— mi hija, pero la estoy buscando porque se casara en dos días— Nathan se sorprendió al saber de su padre, pero aun más qué ella se casaría— ¿puede localizarla?.

— claro, claro, permítame— saco su teléfono y marco el número de Mabel, pero esté estaba apagado, vio a ambos hombres y marco esta vez a Bastian.

Pero esté solo timbraba hasta que lo mandaba a buzón, hizo varios intentos sin tener éxito, —¿qué sucede? — le pregunto Ivar notándose en su voz la molestia, él solo los veía a ambos con nerviosismo.

— no, no contestan— él hombre se volvió a acercar y nuevamente lo encañonó— ¡de verdad no contestan!.

Grito bajo la mirada de esos hombres y de sus empleados, Ivar se acercó a él y lo golpeó con el arma, tan fuerte que brotó de inmediato la sangre de su labio.

— escúchame bien imbécil, si mi hija regresa aquí, me avisaras a mí, no intentes nada porque mis hombres tienen la orden de hacer lo necesario para silenciar a los cobardes, ¿entendiste?.

Nathan solo asintio con el corazón en la mano, los hombres se fueron y todo regreso a la normalidad o aparentemente, pues Nathan se sentía observado hasta por las mismas paredes.