"Me cruce por su camino una vez... Solo una vez. ¿Suerte, casualidad o destino?. No lo sé. Pero desde que eso ocurrió conocí al hombre que cambio mí vida..."
Renzo Leone (27 años) es un poderoso mafioso de Grecia: Inteligente, despiadado, sin corazón y frío asesino, todo eso se oculta detrás su fachada de ángel hermoso. No dudo el matar a sus enemigos con sus manos. Inmensamente temido en el mundo de la mafia y aún peor que no portaba debilidades por dónde atacar, logro poner su apellido por encima de todo el mundo tanto así que cualquiera temblaba la oírlo.
Melina Brown (20 años) una dulce joven introvertida de EE.UU que vive bajo la maldad de su mamá, quien la odia por ser hija de una infidelidad de su parte hacia su marido. Con la culpabilidad de haber arruinado la vida y el matrimonio de su madre, jamás presto atención al hecho que estaba siendo vigilada sino hasta muy tarde. Su verdadero padre hará su aparición cuando intenta rehacer su vida.
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18. PECADO
RENZO
La inmensa furia y enojo que sentía no me dejaban en paz... ¡INTENTO TOCAR A MI MUJER!. Pero todos quisieron hacer las cosas y bien se lo llevaron a la policía, si lo liberan yo lo mato.
La ayudo a levantarse y salir de la habitación, su madre, hermana y Kate están aquí.
–. ¡Hermana! –Florencia la abraza–. ¡ESTÁS BIEN!.
–. Así es, hermanita –besa su cabeza–. Estoy bien, mejor.
–. Hija –su madre la abraza–. Que bueno que estés bien.
Melina se queda helada ante el abrazo de su madre. No debe estar acostumbrada a que lo hagan.
–. Estoy bien, mamá –le dice–. No te preocupes.
–. Gracias, señor Leone –me mira–. Por salvar a mí hija.
–. No tiene nada que agradecer, señora Brown –digo sonriendo–. Y dígame Renzo.
–. Buen día –Edna llega con nosotros–. Linda que bueno que estés mejor.
–. Gracias, Edna –Melina le sonríe–. Y buen día.
–. El desayuno está listo –dice–. Ya pueden ir a sentarse.
Nos vamos a sentar al comedor. Me siento en la cabecera de la mesa y Melina a mí lado.
–. ¿Y el hombre que estaba con nosotros? –pregunta mirándome.
–. ¿Que hombre? –le pregunto–. No te entiendo.
–. Cuando Mitchel entro contigo otro hombre lo hizo –mira su plato–. Era un hombre mayor, de unos cincuenta y tantos.
–. Creo que lo recuerdo un poco –digo confundido–. Pero se fue segundos después.
Continuamos hablando hasta que mí celular suena. Contesto.
📲 << –. Aderfé. Kati synevi – >> (Hermano. Paso algo).
📱 << –. Mitchel. ¿Ti synevi? – >> (Mitchel. ¿Que ha pasado?).
📲 << –. O anthropos pou epitethike sti Melina – >> (El hombre que atacó a Melina).
📱 << –. ¿Ti synevi me aftón ton bástardo? – >> (¿Que paso con ese desgraciado?).
📲 << –. Exafanistike, den eftase pote sto astynomiko tmima – >> (Desapareció, jamás llegó a la comisaría).
¿Desapareció? ¿Cómo ocurrió eso?.
...****************...
Beliath miro al hombre que atacó a su hija con rabia. Pagándole a los policías que lo llevaban a la comisaría pudo llevarse al desgraciado al cual, en esos momentos, era el hombre que más odiaba en el planeta.
Llego hasta el galpón en el bosque donde lo tenían. Luego de que sus hombres le dieran unos buenos golpes.
–. ¿¡POR QUE ME TIENEN AQUI!? –grito Kigman–. ¡DEBERÍA ESTAR EN LA COMISARÍA!.
–. ¡CIERRA LA BOCA! –grito Erkan dándole un golpe–. Has cometido un grave error y pagaras por eso.
Las puertas del galpón se abrieron dejando ver entrar a Beliath. Con su fuerte y temible presencia, sin contar su metro noventa de altura. Desprendía una autoridad aterradora.
Beliath tomo una silla y se sentó frente al asustado hombre.
–. Buenos días –Beliath lo saluda–. ¿Mis hombres lo trataron bien?.
–. ¿Que... Que hago aquí? –pregunto asustado–. ¿Por qué me trajeron aquí?.
–. Cometiste un pecado –mira a Erkan–. ¿No es así, amigo?
–. Claro que sí –digo–. Atacar a una chica indefensa es un pecado y delito muy grave.
–. Pagaré por eso en la cárcel –decía aterrado–. Por favor.
–. Claro que lo harás –Beliath afirma eso con una sonrisa–. Pero... Antes me encargaré de hacerte pagar aquí.
–. ¿Por qué? –pregunta–. ¿Por qué razón quieres hacerme esto?.
–. Porque esa chica a la que atacaste... –le dijo furioso.
Tomo del cuello al hombre con rabia, su mirada azul causaba miedo y pánico.
–. Esa chica es mí hija –le dijo–. Es mí niña y tu... La lastimaste –se gira hacia Erkan–. Vy znayete, chto prinesti (Ya sabes que traer).
Erkan se levantó y trajo una casa con elementos de tortura. Beliath no iba a dejarlo ir sin hacerle pagar a su manera.
...****************...
RENZO
Son las dos de la tarde, aunque insisti en que la familia de Melina se quedará ellos decidieron irse, pude convencer a Melina para que se quedará así la puedo cuidar.
La veo en el balcón de mi habitación mirando al jardín. Voy hacia ella y rodeo su cintura con mis brazos.
–. ¿Cómo estás? –pregunto dejando un beso en su cuello.
–. Mmhhh... –responde–. Nada solo... Pienso en lo que paso.
–. Ya no pienses más en eso –le digo–. Ahora estás aquí, conmigo.
–. Lo sé –se ríe–. Tu jardín es un desastre.
–. Pues no tuve tiempo en pesar en el jardín –la miro–. ¿Quieres ayudarme tu?.
–. Si, puedo ayudarle –se ríe–. Le haría falta un toque femenino.
–. Por supuesto –asiento–. Tu toque femenino.
La abrazo con más fuerza, su olor es hipnotizante.
–. ¿Por qué hueles tan bien? –le pregunto–. Es injusto que lo hagas.
–. Eres tu, sientes que mí perfume huele bien –me dice–. Pero es un perfume común.
–. Perfume común –lamo su cuello.
Suelta un jadeo que me vuelve loco.
–. Que sabe delicioso –sonrío–. Es hermoso.
–. Renzo... Basta –murmura–. Por favor, la última vez nos escucharon todos.
–. Pues que se preparen para una segunda vez –digo riendo.
Ella se ríe, se que está con dolor de cabeza así que la dejo. Volvemos a la habitación para descansar un poco, nos acostamos en la cama y nos dormimos.
Tiene varios enemigos