Estrella Rota

Llegó el día de que dieron de alta a mi hermana, nos sentíamos aliviadas de que por fin estaríamos juntas en el departamento, el doctor me pidió que pasara por la receta a su despacho y ya solos, aprovechó para decirme que no me olvidara de él, qué esperaba que se repitiera nuestra pequeña aventura, yo lo miré coqueta, no tenía pensado reencontrarnos, pero no cerraría esa puerta, quien sabe más adelante si lo pudiera necesitar. Entre las recetas que me dio se encontraba su tarjeta con un dibujo de una carita haciendo un guiño, sonreí al verla, y se acercó para despediré con un beso en la boca, el cual correspondí, nos dijimos hasta pronto y salí en busca de mi familia. Llegando a la casa instalamos a Delia y nos turnamos mi mamá y yo para atenderla, ya que Ana para variar estaba muy ocupada, yo notaba la incomodidad de ella al tenerme cerca, pero pensé que era por lo que había pasado con mi novio, y tratando de aliviar la tensión entre nosotros, le conté que yo ya había cerrado esa historia, que el no volvería a aparecer en nuestras vidas, y su respuesta me dejó helada, me dijo que bueno, ojalá que no encuentres a nadie más y te mueras sola. No quise discutir, solo salí de ahí y no le mencioné nada a nadie. A partir de ese momento dejé en mi mamá la tarea de cuidarla, con el pretexto de tener trabajo que revisar en casa, y todo marchaba según yo muy bien, hasta que una noche oí salir del cuarto de Delia a mi mamá, pero estaba llorando, no quise incomodar a mi madre con preguntas, pero ya sabía por dónde iba la cosa, tenía que ponerle un alto a esta situación, esta chica se estaba pasando de lista, si la ponía de malas todo lo que le pasó, nosotros no teníamos que pagar los platos rotos, ella sólita se metió en la boca del lobo, yo misma se lo advertí y no quiso hacer caso. Al otro día era mi día de descanso, así que le dije a mi mamá que acompañará a Ana, que tenía que salir a comprar sus ingredientes, que yo me quedaba al pendiente de la enferma, y cuando nos quedamos solas, entré al cuarto de Delia y le dije que no se desquitara con nosotros por la situación en la que ella sólita se metió, claramente se enfurecio, y me dijo que debíamos haber dejado qué muriera, que ella no pertenecía a esta horrible familia y más cosas sin sentido, yo le grite que se callara, pero no lo hizo y de repente comenzó a decir que nos odiaba, a las tres, y cuando le pregunté por que decía eso, solo me contestó, preguntale a tu madre la cualquiera, esa mujer es una zorra, hecho a perder mi vida, nunca la voy a perdonar. Y comenzó a llorar, yo salí de la habitación y trate de no hacer caso de lo que me dijo, ciertamente mi madre no es una santa, pero hasta donde yo se, a ella la cuidó, no como a mi, que tuvo que sacrificarme por el bienestar de esta mal agradecida, al ser la mayor, me toco la peor parte, y ella es la que se queja, es muy fácil criticar con el estómago lleno. Yo no hubiera permitido que pasaran hambre, por eso acepté soportar años a Jesús, pero claro, ellas no saben porque tienen la imagen de que todo se me ha hecho fácil.

De llorar, Delia se quedó dormida, cuando regresaron de las compras yo también estaba más calmada y parecía todo estar en orden, pero solo era la calma que precede a la tormenta, cuando mi hermana despertó, siguió su actitud y sus gritos, le dijo a mi mamá que me contara la verdad, ella no quería hacerlo, pero había llegado el momento de quitarse las máscaras.

Por la noche, después de la cena, nos llamó a Abna y a mi para hablar, yo también quería saber toda la verdad que Delia sabía, pero Ana no tenía ni idea de lo que se avecinaba.

Mi mamá comenzó diciéndonos qué en su juventud fue muy solicitada por los chicos del pueblo, era bonita, como nosotros, que nos parecemos mucho a ella, pero que ella creyó que podía casarse bien y salir de la pobreza, hasta que apareció mi padre, y la hizo caer, como él era pobre, la trataba muy bien, no como los adinerados , que solo la buscaban para pasar el rato, y ella cedió sin pensar en las consecuencias, se embarazo y tuvo que quedarse con él, ella no lo amaba, y a la larga eso le peso mucho, habiendo nacido yo, las cosas entre ellos no estaban bien, pero llegó Tomás con su salud mermada, la pobreza los desesperaba, así que una vez que mi hermano enfermó y no tenían dinero para atenderlo, mi madre tuvo que prostituirse para conseguir los medicamentos, nadie se enteró, pero después se le hizo fácil hacerlo de vez en cuando para ir la pasando un poco mejor, de uno de sus clientes, quedó nuevamente embarazada, pero fingió que era de, mi papá y todo iba bien hasta que Delia nació, ella obviamente no se parecía a ninguno de los dos, pero mi mamá decía que era igual a su tía paterna, que nadie conocía. Y mi papá sin sospechar, lo aceptó, ella escarmento y no volvió a servir a los hombres, pero el daño estaba, hecho, y la duda creció poco a poco en el corazón de mi papá, hasta que se enteró de la verdad al ver al padre, biológico de mi hermana, eran idénticos, y cuando mi padre, pensando que habían tenido un amorío lo encaró, este le contó que su mujer se prostituia por dinero. Le reclamó y ella aceptó su falta, pero le echó la culpa a él por la vida miserable que nos daba, el enfermó y ya no se repuso, Ana era muy pequeña cuando esto pasó, según mi mamá mi papá no hizo nunca distinción entre nosotros, pero según Delia, a ella siempre la trató mal, yo no recuerdo eso, pero si ella lo siente así, no habrá nada que la haga cambiar de opinión, tampoco es nada grato saber que fuiste concebida en medio de semejantes circunstancias.