El Peso De Tu Mirada.

El son apareció sobre océano, reflejándose como una espejo, las olas del mar, golpeando la orilla como látigos, algunas personas correr el costa a costa, ejercitando sus cuerpo, otra caminan en pareja confesando sé ante el amor que se aman. Penélope despierta, una hora antes para tener todo para ir a trabajar, ya vestida para irse. Sale de la habitación y se encamina para el portón, pero se encuentra con su tío que la espera con una gran sonrisa.

—Buenos días, tío. — dijo tambaleándose. — Lindo auto. —

—Cógelas. — le arroja las llaves.

—¿En serio tío? — emocionada, se tapa la boca. — ¡Gracias tío! —

Corrió hasta él y leda besos en la mejilla como agradecimiento, se sube al auto y comienza a conducirlo. La gran sonrisa de Penélope no puedo compararse con nada, pero sabe que muy pronto será borrada por algo mucho más fuerte. Llego a la empresa y miro la hora en su reloj, sonriendo porque llego 10 minutos antes. Si celular suena y un mensaje de Clarisa la hace sonreír. — Buenos días, guapa,te deseo serte, para hoy. Con aprecio Clarisa. —

Estaciona el auto a dos esquinas de la empresa, se bajo del auto y camina, hasta la entrada respirando profundo. En recepción le entregan su gafete con su nombre y le indican en donde queda el vestidor. Una chica que camina detrás de ella, la llama.

—¡Penélope! — se detiene y voltea. — Si eres Penélope. —

—Ah sí soy yo. ¿Tú quién eres? — Pregunto, mirando a la joven.

—Soy yo, Analia. — ella se quedo mirando a Penélope. — Jugábamos cuando niñas, en casa de mis abuelos, luego del campamento de verano. —

—¡Ana! Perdón no te reconocí, que cambiada estas. — se abraza. — ¿Trabajas aquí? —

—Sí, hace 3 años, luego de la muerte de mis abuelos. Y el dinero me lo darán cuando cumple 22 años. — Aclaro.

—Lo siento, tus abuelos me caían re bien. — Ana ríe. —¿De qué te ríes? —

—Que no has cambiado en nada tía. — continúan caminando. —Lamento lo de tu padre. —

—No pasa nada, supongo que llego su momento. — comienzan a caminar.

—Ven vamos, hay que ponernos al corriente. —

Dennis llegó a la empresa junto a Florencia que habla por teléfono, mientras que camina detrás de él. Clarisa, que se encuentra en recepción, se acerca corriendo y lo detiene del brazo.

—Disculpe, señor. —

—Tranquila, ¿Estás bien? — guarda el celular.

—Sí, estoy bien. Solo quería decirle que la chica nueva de limpieza, ya está aquí. — aviso. —

—Está bien, dile que 17:20 suba, le daré las instrucciones. — ella le entrega los archivos.

—Gracias, señor. —

Dennis entra al ascensor y pasa hacia atrás, mirando el archivo que Clarisa le dio, su corazón se acelera al ver que en el curriculum está la foto y nombre de Penélope. Por algunos segundos siente alivio al volverla a ver, al saber que podía estar cerca de ella sin que ella lo note, pero también pensó que sería malo, ya que con ella término mal.

Llego a su oficina, y dejó sus cosas sobre el sofá y se sienta en su nueva silla, Florencia se sienta enfrente de él, mirando de manera coqueta, Dennis deja el archivo sobre el escritorio y Florencia intento agarrarlo, pero este lo quita rápidamente, guardando lo en el cajón que tiene llave.

—Tienes una junta a las 10, con los ejecutivos de Japón. — aviso con expresión sería.

—Ok, dime que más. — se sienta en su silla y enciende la computadora.

—Desde las 10 hasta las 18 horas tienes juntas, reuniones y una exposición de producto a empresario de de Alemania y Holanda. —Dennis busca hacer contacto visualizar con ella.

—¿Que es lo que te pasa? — pregunto, tirándose hacia atrás.

—Solo quiero saber quién es la chica. — dijo con una sonrisa. — Para que no tengas que llamar a recepción, dejame hacerlo por ti. —

—No, yo mismo lo haré. — su sonrisa de borro, en segundos. — Recuerda que tienes que irte a las 12:00 te quiero en Valencia, con los Alemanes. —

—Si, señor. — ella se levanta y sale de la oficina.

Dennis se quedó unos segundos, mirando el cajón cerrado en donde tiene el archivo de Penélope, pensando si hacer lo que esta pensando hacer. No puede esperar a que verla y tenerla cerca para abrazarla pero teme que la menor reaccione de mala manera y lo vuelva a abofetear por tercera vez.

—Esta decidido iré a verla. — se levanta de la silla y sale de la oficina.

Se mete en las escaleras de emergencia y con su celular pregunta en recepción en donde se encuentra la chica nueva de limpieza. Al obtener la respuesta, corre para ir a verla, aunque este encontra de sus principios.

Llegó al piso 4 en donde están las oficinas secundarias , abre la puerta lentamente, la mayoría de los empleados estaría almorzando, y solo estarían de chicas de limpieza, entre tantas mesas, sillas y demás logra visualizar a la menor.

Sus ojos se iluminaron al verla hablando con otra chica, al saber que ella está bien que no está tan mal como creía que estaba.

—Esta preciosa. — pensó mientras se oculta detrás de un escritorio. — Vuelve a mirarme, por favor. —

Ambas chicas terminan de limpiar, y continúan con la siguiente, hasta que ve entrar a Clarisa y le dise algo, y ellas salen de ahí.

En recepción, Florencia exigía que le dieran información sobre la nueva empleada de limpieza, la chica encargada de informar, le entrega una copia de la información y esta sonrie.

Guarda el papel dentro de su carrera y sale de la empresa, buscando su auto, para viajar. Una vez dentro, coloca su celular sobre un aparato y marca un número en altavoz.

—¿Y ahora que quieres? —

—Se supone que tenias que quieran a la gorda desgraciada de mi camino. ¡No ponerla enfrente! — grito, golpeando el volante. — Hijo de pu** —

—Yo no fui, eso deberías hablarlo con tu suegro. —

—¿Que? ¿Enrique? — Florencia se enoja aún más al escuchar la risa de Evan. — ¿De que te ríes cabrón? —

—Que piensa que Dennis te dará atención, cuando estas compitiendo contra una niña de 20 años... ¡Hahaha! —

—¡Me cago en tus muertos! — Tira su cabello hacia atrás y frena. — Tu no deberías estar tiendo tanto él se quedará con ella. —

—Penélope es una niña que necesita consuelo y se muy bien que Dennis no se lo dará, por eso no le preocupó. —

—Ya tienes todo arreglado. — Sonríe lamiendo sus labios.

La plaza se corta y recibe un mensaje, lo abre y ríe al leerlo —Tengo más ventajas, con Penélope, que tu con Dennis. — molesta y muy enojada, agarra el celular y lo lanza al aliento de atrás, gritan a todo pulmón, las personas que caminando por la acera, la observa asustados, pero algunos otros se rien.

—¡Gilipollas! — se quedó unos segundos pensando como ganarse la atención de Dennis.

En la empresa, Penélope y Ana, continúan limpiando pero Clarisa se acerca para avisarle que tienen 1 hora para comer, ambas chicas se acercan al comedor encontrándose con la mitad de los empleados.

Penélope se siente incómoda al sentir las miradas de algunos hombres, se siente pesada y nerviosa como si cada una de esas miradas pensaran más de 10kg. Ana que entró a trabajar hace más de 3 años, conoce a algunos de los empleados, con las bandejas en sus manos se sientan en una mesa, pero Penélope deja sobre la mesa, el equipo de mate que su tío le regalo.

—¿Tomaras mate en ves de comer? — pregunto Ana con una sonrisa.

—Si, a la mañana no tome y me va a doler la cabeza. — respondió con la misma sonrisa.

—¿Ya te había dicho que eres mi amor platónico? — ellas ríen llamando la atención de algunos.

Desde lo lejos, aquella sonrisa es observada por Dennis, que sonríe a la par de ella, los ojos de él brillan. Se quedó parado con la manos de en los bolsillos, algunos empleados lo mirando pero él hace se las para que no digan nada, algunas empleados miran a Penélope como una gran desafío otras, como un estorbo pero los hombres no entienden.