alexia rencarna en la última novela que leyó después de haber muerto traicionada por su propia hermana...
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capítulo 17
El Príncipe Ray se movía con la determinación fría que la situación exigía. Después de su espantoso descubrimiento a bordo del barco de Cristal, se había retirado discretamente del puerto, su mente ya trazando los siguientes pasos. La traición del Duque del Sur era una herida abierta en el corazón del Imperio, y la esclavitud de sus súbditos era una mancha que debía ser eliminada de inmediato.
Se dirigió a una posada discreta en las afueras del puerto, donde habia planeado quedarse mientras, Sentado ante una mesa de madera rugosa, Ray escribió dos mensajes. El primero, dirigido al Emperador, era urgente y directo, aunque codificado con frases preacordadas para evitar que, en caso de intercepción, los enemigos comprendieran la magnitud de la traición.
"Majestad: He encontrado la 'mercancía' del sur infectada con una plaga profunda. El 'árbol' del Ducado del Sur no solo tiene frutos podridos, sino que su raíz está ligada al 'Jardín de Cristal'. la Rata traidora ha sido sorprendido traficando con civiles de nuestro Imperio. Lo arrestaré de inmediato y lo enviaré a la Capital bajo escolta por traición, secuestro y comercio ilegal de personas.
Con un silbido llamo a su ave mensajera y ató el pergamino a la pata del ave, la acarició brevemente y la liberó, viendo cómo se elevaba en el aire nocturno rumbo a la Capital.
El segundo mensaje, escrito con mayor urgencia, fue para su escuadrón de élite, que acampaba a una distancia prudencial del Ducado.
"Comandante Torian: La misión ha cambiado. Hemos descubierto una operación de tráfico de personas con el enemigo. El Duque del Sur es el traidor. Entren al Ducado de inmediato y reúnanse conmigo en el Puerto, cerca del navío de bandera de Cristal. Entren sin que nadie se de cuenta, y estén listos para el combate. Aseguraremos el barco y rescaten a los prisioneros a toda costa. ¡Máxima discreción hasta mi señal! lo envio con una segunda ave mensajera
Ray, con su misión de inteligencia terminada, ahora se preparaba para la acción directa. Abandonó la posada y regresó al puerto, manteniéndose en las sombras de los almacenes, esperando la llegada de sus hombres.
Desde su escondite, observó el barco de Cristal. Poco después, vio al Duque del Sur, un hombre corpulento y de rostro grasiento, estrechar la mano del capitán del navío de Cristal.
—La carga está completa —susurró el Duque, su voz apenas audible a la distancia, pero que Ray pudo captar gracias a su aguda audición —. Me voy a mi mansión. Si me quedo mucho tiempo en el puerto con esta actividad, alguien podría sospechar. Recuerda, el pago restante se hará efectivo cuando la mercancía llegue a su destino en Cristal.
—No se preocupe, Duque. Es usted un socio valioso. El Rey estará complacido —respondió el capitán de Cristal con una sonrisa burlona.
El Duque del Sur se alejó con su guardia personal, dejando al capitán de Cristal dando órdenes para zarpar pronto. El tiempo se agotaba.
Apenas diez minutos después, Ray sintió la presencia de sus hombres. Un pequeño grupo que entraron al ducado saltando los techos de las casa , pero con espadas cortas ocultas y una disciplina militar evidente, se acercaron silenciosamente al Príncipe.
—Comandante Torian, a sus órdenes —susurró su hombre de confianza.
—Bien. El Duque se ha ido, lo que facilita el trabajo. El barco zarpará pronto. Nuestro objetivo es el rescate. Torian, usted y la mitad de los hombres distraerán a la tripulación en cubierta. Yo iré a la bodega con el resto. ¡Máxima fuerza, cero bajas civiles! encuanto tengamos a las personas a salvo atacaremos a los tripulantes y apresaremos a todos ¡Adelante!
Con un asentimiento coordinado, la escuadra se separó. Ray y sus hombres se deslizaron hacia el barco, listos para liberar a los esclavos y apresar al capitán de Cristal, la prueba viviente de la traición.
En la Capital Imperial, entrada la tarde y la luz dorada se filtraba por las altas ventanas. La Princesa Alina estaba en su sala de estudio, recibiendo su última clase de modales y idiomas de la prestigiosa Profesora
La Profesora, una mujer de mediana edad de porte impecable y normas inflexibles, cerró su cuaderno con un chasquido inusual.
—Princesa Alina —comenzó la profesora , con una rara emoción en la voz—, he terminado. He hablado con sus padres, los Emperadores. Ya no tengo nada que enseñarle.
Alina la miró, sorprendida.
—Profesora, no entiendo. ¿He cometido algún error?
—¡De ninguna manera, Alteza! Ha sido la alumna más rápida y dotada que he tenido en mis años de servicio a la Casa Imperial. Conoce los códigos de vestimenta , habla siete idiomas, domina la danza de corte y la diplomacia social con una gracia innata. Usted ya sabe todo lo que debería saber una dama o princesa noble, y lo hace con un ingenio y una inteligencia que superan a muchos de mis alumnos adultos.
Una calidez inusual invadió el pecho de Alina.
—Eso es un gran cumplido, Profesora.
—No es un cumplido, es un hecho. Ha sido un honor. Mi trabajo aquí ha terminado —dijo la Profesora, haciendo una profunda reverencia—. cuídese, Princesa. Y nos veremos en su debut social en unos meses Estoy inmensamente orgullosa de usted.
Alina se despidió de la Profesora con genuino afecto. Ahora, con tiempo libre de sus obligaciones académicas, se retiró a su habitación para cambiarse y asi poder dirigirse la sala de entrenamiento que sus padres le habían concedido como espacio privado, una habitación espaciosa en el ala oeste.
Dentro, la única compañía de Alina era Zara, su doncella y confidente. quien la ayuda a cambiarse y hablaba con ella
—¡Ha sido maravilloso, Alteza! Finalmente podrá descansar de esos tediosos libros de protocolo —comentó Zara, mientras la Princesa se cambiaba la ropa de corte por un atuendo de entrenamiento flexible.
—No, Zara. Mi mente no descansará. Necesito agudizar mis otras habilidades
—dijo Alina, terminado de cambiarse y saliendo de su habitacion junto a zara se dirigió al ala oeste del palacio y entró a su centro de entrenamiento parando en el centro del lugar
Alina cerró los ojos y respiró profundamente.
"Las lecciones de modales son esenciales para la política, pero no detendrán a un ejército en caso de que ataque al imperio ni me protegerán de un asesino enviado por los enemigos de la familia imperial. Mi verdadera ventaja esta en si puedo defenderme sola en caso de cualquier ataque para eso no solo necesito la esgrima y mis podere, tambien necesitoalgo mas."
Abrió los ojos. En su segunda vida, en el mundo moderno, antes de su regreso, Alina había sido la líder de una poderosa organización mafiosa en el submundo, conocida por su eficiencia brutal y su capacidad de supervivencia. Allí, el protocolo era el filo de una navaja y el 'vals' se bailaba con patadas y puñetazos.
Alina comenzó a moverse. Recordando lo que aprendio en ese mundo Sus puños se alzaron en una posición defensiva, y luego se transformaron en un fluido y mortal ballet de artes marciales. Practicó el Wing Chun y el Krav Magá que había dominado: golpes precisos a puntos vitales, bloqueos rápidos y patadas que barrían el suelo con una fuerza inesperada para su delicado cuerpo.
Zara observaba con la boca abierta. Nunca había visto a la Princesa moverse con tal ferocidad controlada. Eran movimientos elegantes, sí, pero también letales, sin la gracia de una coreografia de una danza de la corte.
Alina se detuvo un momento, jadeando, y luego miró asía un lado de la sala se dirigió donde había un arco y una diana en la otra vida no solo practicó lucha también sabia manejar perfectamente un arma pero en este mundo no existe por lo que Tomó el arco con una familiaridad sorprendente, tensó la cuerda con una flecha con punta de práctica, cerró un ojo para apuntar, y soltó.
¡Thwack!
La flecha voló con un silbido y se clavó justo en el centro negro de la diana.
Zara jadeó, acercándose a la Princesa con asombro.
—¡Alteza! ¡Por los cielos! ¡Esa es una puntería que un cazador experto envidiaría! Y esos movimientos... yo... nunca la había visto moverse así.
Alina se permitió una pequeña sonrisa, sintiéndose por un momento como su antiguo yo.
—Son movimientos que prendi en un libro y quise practicar y lo de el arco el otro dia vi como lo asia unos soldados ya que ,. A veces, una princesa necesita tener más que un buen vestido.
—Pero, ¿cómo los aprendió solo leyendo? Esos no son movimientos que enseñen los instructores de la guardia imperial. Y lo del arco solo lo vio una vez y pudo aserrlo
Alina miró a su doncella con una mezcla de confianza y advertencia.
—Digamos que, cuando me quedaba sola en la habitación trataba de práctica las artes varias veces para prenderme los pasos asta que lo logre , la vida enseña lecciones más duras que cualquier maestro de esgrima. Esos movimientos, Zara, son un secreto entre tú y yo. Son para protegerme a mí y, si es necesario, a mi familia.
—Por supuesto, Alteza. Mi boca es un sepulcro. Pero debe saber que estoy asombrada y honrada de verla. Siento... que no hay nada que no pueda hacer.
Alina asintió.
— bueno seguiré practicando— dijo mientras volvía al centro de la sala y continuaba con los movimientos letales, tenía que acostumbrarse a utilizarlo de nuevo.