Historia de Carolina Rosales, alias La Caro, una peligrosa narcotraficante de Sinaloa, México. Una mujer de carácter violento y capaz de cualquier cosa, con tal de resguardar su territorio y ampliarlo a costa de lo que sea. Hasta que..... Mejor te invito a que leas mi cuarta novela. Muchas gracias lectoras, lectores.
Espero que la disfruten.
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17- LA AMENAZA.
Al regresar a casa con Carolina, bueno mi cielo, pasé una tarde maravillosa contigo, ahora te vas a despedir de Nana Susa, Bici Rosita y Tata Pancho. Vienes a lavarte los dientes, yo te espero aquí para ayudarte con tu pijama, te doy la bendición y a dormir, mañana tienes escuela. Estamos de acuerdo?.
Si Mamita, ahora vuelvo.
Yolanda comenzó a leer de forma casual una libreta, sin querer la abrió en la última página. Se quedó helada. Era una amenaza velada, era una pregunta, pero estaba escrito por una persona, que era todo, menos una niña.
Sabes cuánto tiempo les queda de vida a ti y a tu familia?.
Era el texto escrito.
Yolanda arrancó la hoja, la dobló y la guardó en su bolso, que todavía llevaba con ella. Marcó el teléfono de Susana. Madre, junta urgente, nada más acuesto a Carolina y voy rápido al despacho.
Llegó Carolina, Yolanda le ayudó, mientras la niña no paraba de comentar la película.
Si mi amor, fue muy emocionante.
Cielo, me tengo que ir. Voy a platicar unos momentos con Nana Susa. Querido Ángel de la Guarda, protege de todo mal a Carolina y que siempre sea la niña feliz que ha sido hasta ahora, Amén.
Buenas noches, hija. Te amo, y besó la frente de Carolina.
Buenas noches, Mamita.
Después bajó rápidamente y corrió al despacho del jardín.
Qué pasó hijita, por qué tanta urgencia.
Yolanda abrió su bolso, sacó el papel y se lo entregó a su Madre.
Susana lo leyó, palideció y se lo pasó a Pancho.
Este lo leyó y de inmediato marcó un número en su celular: Rubén, quiero que vengas inmediatamente al despacho del jardín. Es de extrema urgencia.
Voy a escanear este escrito. Así lo hizo y luego dijo, solo Rubén deberá saber esto, ni una palabra para nadie más. Dijo Pancho.
Al llegar Rubén: A la orden jefe.
Mira. Rubén leyó el mensaje. Solo dijo: Tiene todas las fachas de los Lizárraga.
Rubén, por qué no está aún mi Madre aquí.
Ya la tenemos, ahora la estamos trasladando a un aeropuerto clandestino, está en Villa Nicolás Romero.
La quiero aquí lo más pronto posible, ordenó Yolanda.
Aquí la tendrá en el transcurso de la noche.
Rubén, solo tú sabes esto. Nadie de los muchachos se debe enterar, es una orden.
Así se hará jefe.
Y, por favor, redobla la vigilancia de mi hija. Con tu vida me respondes si algo le llega a suceder, está claro Rubén?.
Si señora. Perfectamente claro.
Pon a otro hombre en la azotea, y se duplican las guardias nocturnas.
Si señor.
Retirate Rubén. Ordenó Susana.
Qué tan confiable es Roberto?. Preguntó Yolanda a Pancho.
Lleva varios años trabajando conmigo, lo tenía de espía en la Ciudad de México, los informes que me ha pasado, han sido verdaderos.
Alguna vez has tenido duda de él Pancho?.
No, todos sus informes y acciones siempre han sido acertados.
O sea, es muy efectivo. Y eso no te ha causado alguna clase de duda, Pancho?. Quiero que lo investigues a fondo. Por el momento, solo trabajará conmigo.
Me parece bien. Solo ten cuidado, sobre todo de Carolina.
Claro Madre, Caro es mi prioridad.
Como debe ser hija.
Pancho, me voy a descansar, cuando llegue mi Madre, avísame por favor.
Claro que sí Yolanda, yo te aviso.
Buenas noches, Madre y besó Yolanda la frente de Susana.
Salió del despacho, y se dirigió a su habitación, se despojó de la ropa, entró desnuda al bañó, abrió la ducha y dejó que el agua acariciara su cuerpo, y ella disfrutó esas caricias. Nunca he sido acariciada por un hombre, creo que ya va siendo hora de probar cosas nuevas.
Conociendo a éste país, por mi experiencia, quizá lo secuestro un narco.