Mi Amor Arrogante

Leandro Lombardi.

¿Crees en el destino?

Si no lo haces, te animo a que empieces a hacerlo, porque la fuerza del destino es auténtica y te llevará hacia tu alma gemela, esa persona que verdaderamente mereces y tanto has anhelado.

Una vez que esto suceda, nunca se separarán, ya que el destino los mantendrá unidos para siempre.

Recuerdo cuántas veces escuché esto de las personas que me consolaban tras el desengaño de Penélope; aunque no usaron las mismas palabras, ese fue el mensaje que todas quisieron transmitirme.

Yo solía reírme y pensaba que eran tonterías, ya que en la vida siempre hay coincidencias y casualidades, pero no algo como una fuerza desconocida que actúa de manera invisible e inevitable sobre las personas, haciendo que se encuentren como por arte de magia.

Sin embargo, en estos momentos, después de todo lo que he vivido, me pregunto si eso podría ser cierto, considerando cómo se han desarrollado los acontecimientos desde que fuimos a ese lugar.

La conocí de manera inesperada y, al verla, sentí una mezcla de ansiedad y una felicidad que jamás pensé experimentar, como si la hubiera estado esperando.

Sé que mis palabras pueden parecer contradictorias, pero si el destino la ha puesto en mi camino, no tengo intención de dejarla ir.

Como si mis pensamientos fueran escuchados, después de llegar a la casa de la amiga de mi madre, Estela, tras una hora, alguien tocó la puerta.

Me levanté para abrir, guiado por una sensación de atracción, y decidí dejarme llevar.

Cuando lo hice, la expresión de sorpresa en mi rostro fue indescriptible.

¡Era ella!

La mujer que ha habitado mis pensamientos desde el primer momento que la vi.

La mujer que me transporta a otro mundo y de la que no he podido olvidarme.

Le agradecí, por primera vez en mi vida, a ese famoso destino por volver a cruzarla en mi camino, especialmente al saber quién es ella.

— Tía, se me quedaron las llaves… ¡disculpa por molestarte! No volverá a pasar… — dijo con timidez, pero se quedó en silencio de repente al darme cuenta de que era yo, mirándome con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

Ese gesto no impide que continúe viéndote como la mujer más hermosa que he conocido.

Tu mirada inocente, dulce y tímida, aunque ahora refleje sorpresa, me fascina.

¡Te encontré, pequeña!

Te encontré y no tengo intención de dejarte ir.

— Tú... ¿Tú qué... qué haces aquí? — tartamudea con nerviosismo y me resulta graciosa su reacción.

Estaba a punto de responder, pero ha llegado la señora Estela.

— Gracias por abrir la puerta, Leandro. Me imaginé que era mi sobrina la que había olvidado las llaves, como es habitual — le habla con un tono burlón, pero ella no responde, así que decido romper el silencio.

— No se preocupe, señora Estela, no ha sido ninguna molestia. De hecho, me gusta ayudar en estas situaciones — dije con calma.

— Tienes toda la razón, pero Sofía, no te quedes así y saluda a Leandro. Él es el hijo mayor de Raisa, mi amiga que vino esta mañana — mencionó eso y pareció sacarla de su estado de ensueño.

Así que ella y mi madre se conocieron, y me encantaría saber qué le pareció.

Si le agradó, eso podría ser un buen punto a mi favor para intentar conquistarla.

— Mucho gusto, me llamo Sofía Bennet — se acercó un poco insegura, levantando la mano en señal de saludo.

— Leandro Lombardi, el placer es todo mío — correspondí al saludo y tomé su mano para darle un delicado beso en el dorso.

En ese instante, ocurrió nuevamente lo mismo que en el centro comercial, cuando tomé su mano por primera vez.

Una corriente recorrió mi cuerpo y noté que ella también experimentaba un ligero temblor.

Mi mirada se obscurece al pensar que ella pueda sentir esta misma atracción hacia mí.

Aún no es el momento de dejar fluir mis pensamientos; primero debo conocerla a fondo, y luego comenzaré a acercarme para ver qué sucede.

— Bueno, no nos quedemos aquí parados — comentó con alegría la señora Estela, mientras su voz la lleva a apartar su mano, completamente sonrojada —. Pasemos, los demás seguro nos están esperando.

Sonrió con dulzura.

¡Qué hermosa mujer!

— ¿Los demás? — hizo la pregunta, sin volver a mirarme.

— Sí, Raisa todavía está aquí, y como puedes ver, sus hijos también se unieron a nosotras, así que esta noche tendremos invitados para la cena — dijo con calma y un brillo especial en su mirada.

Ella me miró de inmediato, se nota que está asustada y comienza a temblar.

¿Qué estará pensando?

Ojalá pudiera leer su mente en este momento.

— No puedo quedarme, tía, quedé con las chicas, sabe que siempre salimos, así que no cuente conmigo. De hecho, ya los dejo, necesito prepararme — titubea al pronunciar esas palabras y, aunque no lo parezca, me dio la impresión de que no estaba siendo sincera.

Entra a la casa y se dirige rápidamente a la escalera, subiéndola con prisa.

— ¿Qué está pasando? — exclamó la señora Estela, observando las escaleras con sorpresa, luego negó con la cabeza y dirigió su mirada hacia mí —. Lamento mucho la actitud de mi sobrina Leandro, normalmente no es tan brusca y distraída, pero debe ser porque se está preparando para salir con sus amigas, lo hacen todos los fines de semana.

— Lo entiendo perfectamente — respondí — No tiene por qué disculparse, no estoy molesto en absoluto, ella parecía tener mucha prisa.

Y es cierto, nunca me preocuparía por ello, porque el simple hecho de estar a su lado me hace sentir indiferente hacia todo lo demás.

— Seguro se le estaba haciendo tarde. Aunque parecía más bien que estaba tratando de escapar de algo, pero no importa. ¿Entramos? — me preguntó, y yo asentí en señal de acuerdo.

Al llegar a la sala donde se encontraban mi madre y mis hermanos, tomé un lugar y de repente una idea apareció en mi mente.

Me di cuenta de que en realidad ella lo que deseaba era distanciarse de mí. Y estoy casi seguro de que eso es exactamente lo que anhela.

Ay, mi pequeña traviesa, ¿así que deseas escapar de mí?

Permíteme decirte que te has equivocado, eso no será sencillo.

Nunca te dejaré ir, de ninguna manera.