La joven Yasí era una chica esclava de la familia más importante de la ciudad, cuya madre era indígena y cuyo padre era el dueño de ellas y de todo cuanto las rodeaba. Ella y su madre sufrían los maltratos de la familia por lo que Yasí soñaba con ser libre. ¿Logrará Yasí obtener su libertad y la de su madre?
NovelToon tiene autorización de Veronica Acosta para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 7 Un enemigo inesperado
La noche se hizo larga. El sol empezaba a asomarse con un tímido rayo de luz. La mañana es fría y la neblina inunda el espeso monte. Un pajarito con un cántico particularmente gracioso, de pecho amarillo y una especie de antifaz en los ojos, conocido por los lugareños como "pitogüé", se posó sobre una de las ramas de un árbol debajo del cual dormían Yasí y el Virrey, de tal manera que ésta caía casi sobre ellos. La simpática ave comienza a cantar, y Yasí y el Virrey rápidamente se despiertan, y se encuentran los dos juntos abrazados por el frío. El Virrey estaba feliz por haber pasado la noche abrazado a su hermosa luna, hasta se sentía agradecido en su corazón por el intenso frío.
Virrey: —Buenos días, le dijo a Yasí sonriendo dulcemente.
Yasí: —Buenos días mi Señor, le sonrió Yasí apenada.
Virrey: —Continuemos, falta poco para llegar.
Subieron al caballo y en unas horas llegaron a la hacienda. Se trataba de una finca de gran extensión destinada a la producción ganadera. Los esclavos trabajaban allí con sus familias.
Capataz: —Buenos días Vuestra Señoría, siempre es un agrado tenerlo por aquí de nuevo.
Virrey: —Capataz, buenos días. Necesito quedarme unos días aquí, le encargo que no comente de mi estadía aquí. Si alguien pregunta por mí diles que estoy en la ciudad, únicamente puedes dejar entrar a mi guardia real. Dile a la cocinera que nos prepare algo para comer, también agua caliente para bañarnos y ropa limpia.
Una vez que terminaron de comer, la cocinera les dijo: —Vuestra Señoría la encargada de la limpieza ya tiene lista la habitación cuando usted y su mujer quieran ir a descansar.
Yasí se atragantó con la comida ante la sorpresa y le dijo apresurada: —No, yo soy la asistente del Virrey.
Cocinera: —Disculpe mi Señor no sabía que la Señorita es su asistente. Por favor permítanos un poco más de tiempo para alistar otra habitación.
Yasí se apresuró nuevamente en hablar y dijo: —No se preocupen por mí, yo descansaré en alguna hamaca que esté colgada en algún lugar de la hacienda.
Virrey: —Está bien. Me iré a descansar. Avísenme cuando llegue mi guardia.
Luego de su siesta el Virrey, fue a buscar a Yasí, pero no la encontraba por ninguna parte. La cocinera se percató de que el Virrey la estaba buscando:
Cocinera: —Mi Señor, si está buscando a su asistente está en el dormitorio que queda al lado del suyo, pensé que le gustaría tenerla cerca.
El Virrey se dirigió al dormitorio de Yasí. La puerta quedó entreabierta, y vio que ella estaba allí vistiéndose, se puso una camisa blanca, se ajustó un corsé que resaltaba su hermosa figura y sus pechos, colocó algodón en bastante cantidad en su intimidad, el cual se sujetaba con unas bragas largas, arriba, una falda ancha blanca realzaba el vestido que finalmente le lucía maravilloso. Luego el Virrey cierra silenciosamente la puerta para que ella no lo viera.
Entretanto, llega el guardia real.
Capataz: —Llegó su guardia mi Señor.
Virrey: — Que pase. Lo espero en mí despacho.
Guardia: —Vuestra Señoría traigo malas noticias parece ser que el ataque ocurrido no fueron sus enemigos. Todo indica que se trata de extranjeros, parece ser que son británicos.
Virrey: —Por si fuera poco se me suman enemigos, nada más me falta los portugueses y los franceses. Dile al General que prepare el ejército, que dé la orden de atacar al enemigo cuando llegue. Que defiendan la ciudad. Ellos van a buscarme, pero no me van a encontrar. Se van a sentir confiados, y en ese momento en que crean que ganaron, ustedes van a salir a atacar con más fuerza y van a vencer. Aún no es el momento en que yo salga al campo de batalla, y en el momento que no lo esperaban, allí estaré.
Guardia: —Así lo haremos Vuestra Señoría. Me retiro.
Después, Yasí fue a buscar al Virrey a su despacho.
Yasí: —¿Vuestra Señoría necesita algo?
El Virrey se quedó en silencio por un instante mirándola, no pudo evitar que ente en su mente la imagen de ella vistiéndose. Un calor le recorrió el cuerpo y se sonrojó. —Me estoy volviendo loco, pensó.
Yasí: — Mi Señor, ¿Se siente bien? ¿Sucedió algo malo?, preguntó con cierta preocupación. —Lo noto perdido, insistió.
Virrey: —Sí, estoy bien. Aún no sucedió nada malo pero temo que está por suceder. Cuando sea el momento tendré que partir a luchar, probablemente en cualquier momento los británicos ataquen. Quiero que tú no te muevas de aquí, encárgate del manejo de la casa.
Yasí: —¡¿Cómo que van a atacar los británicos?!, dijo preocupada. Disculpe mi Señor, pero me gustaría ir con usted, mi madre me enseñó el oficio de curandera, sé de plantas curativas y hierbas medicinales, creo que puedo servirle mejor a Vuestra Señoría curando a los heridos.
Virrey: —No te preocupes, contamos con médicos. Por favor te necesito aquí a salvo. Le dijo con un tono especial que Yasí no podía descifrar.
Pasaron unos días y llegó un guardia real con noticias. Yasí salió a recibirlo y pudo notar de que algo malo aconteció. Yasí entra al despacho del Virrey y le comunica que llegó el guardia de la ciudad. Hazlo pasar, dijo.
Guardia: —Vuestra Señoría traigo malas noticias. Los británicos nos invaden, me temo que no tenemos suficientes hombres. Y si pedimos más hombres tardarán en llegar.
Virrey:—Espérame afuera, me alisto y salimos en un momento. Dile a mi capataz que me prepare mi caballo y mis armas.
Abrió la puerta y le dijo a Yasí que entre. Ella entró y cerró la puerta: —India, le dijo tomando sus manos una sobre la otra guardándolas entre sus manos, y continuó: —espérame aquí volveré por ti, no te dejaré y te protegeré porque eres la joya más valiosa que un hombre pueda tener y yo soy muy afortunado porque eres mía.
Las palabras del Virrey llegaron hasta el corazón de Yasí, su gesto, su mirada, la suavidad con la que la trataba, cómo la protegía y se preocupaba por ella, todo envolvió su corazón de amor. Un miedo escalofriante la invadió en su interior, era el miedo a perderlo para siempre.
Yasí no pudo contener sus lágrimas aunque se esforzó por no llorar, entonces se soltó de las manos de él, lo abrazó fuerte y lloró, escondiendo su rostro en el pecho de él. El Virrey se sorprendió por la reacción de Yasí, aunque era un momento difícil, le llenó de emoción al notar que ella sentía algo más que respeto hacia él.
Yasí: —Aquí lo esperaré hasta que vuelva. Le dijo con la voz quebrada por el llanto.
Entonces el Virrey la abrazó con un abrazo más fuerte, de esos que se dan con el corazón, de esos que duran toda la vida.
Espero que esa tranquilidad les dure un poco, al menos hasta que Yasí se recupere y pueda seguir la marcha en caso necesario.
👏💖👏💖👏
Cambio de palabras: Oidor en lugar de Virrey.
Necesito saber si la autora es Correntina, tiene alma correntina, si es correntina por adopción, si tiene parientes o algo en corrientes porque las canciones son bien del chamame de esos lados....
Hasta lo leí cantando en mi cabeza, hasta música le puse 🤣🤣
💖💖💖