Su ex novio la dejó con muchas deudas, Camila se encontraba en bancarrota, los tribunales la están llamando para un juicio, no sabia que hacer, hasta que su jefe le propuso un contrato, él la iba a comprar, ¿será que una chica que está tan humillada volverá a sentir algo por algún hombre?
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quiero que te toques
Camila pensó en refutar, pero su curiosidad ganaba, él no podía hacer nada aquí, estaban en un restaurante por más que fuera privado él tenía que abstenerse de realizar cualquier mal pensamiento. Así que se levantó de su silla y fue hacía él como una mujer sumisa. Nicolai apartó un poco más la silla de la mesa y quedó un poco más apartada de la mesa con el espacio suficiente para ella sentarse sobre él
-siéntate encima de mí - él la tomó y la instó a sentarse, ella obedeció sin decir nada
Camila pensó ¿por qué lo estaba obedeciendo? Luego de pelear con él, allí estaba como una mujer sumisa, que hipócrita se sentía, pero quería que ese gran hombre la volviera a tocar, su atracción por la era mayor que su carácter. Así que se sentó en las piernas de él, sonrió al sentirse como una niña consentida, pero estaba muy lejos de ser algo parecido, podía sentir la creciente excitación de Nicolai, él arregló su cabello hacía un lado, le quitó la chaqueta y dejó sus hombros descubiertos viendo algunas pecas que adornaban su piel
-vamos a disfrutar de este postre juntos, mientras que yo voy a disfrutar de tu magnífico cuerpo - él susurró en su oído y mordisqueó un poco su cuerpo haciendo énfasis en disfrutar de ella - eres dulce, siento que estoy comiendo la más dulce cereza, adelante comienza a comer moy kotenok
Camila sentía que su cuerpo temblaba con cada palabra de Nicolai, sentir el aliento caliente sobre su cuello estimulaba cada sentido de su cuerpo, tomó la cuchara de la mesa y reparó que su mano estaba temblando ligeramente, aun así se intentó concentrar en el dulce postre de chocolate, pero Nicolai continuaba pasando su nariz por el cuello y los hombros, Camila tomó el primer bocado de torta de vainilla fría, con relleno de chocolate amargo, cuando aún tenía algunos pedazos derritiéndose en su boca, Nicolai tomó su rostro con la mano y la hizo voltear para besarla e introducir su lengua, saboreando el postre en la boca de Camila.
Ella se sintió avergonzada de tal acto tan íntimo, pero la excitó sentir el calor de Nicolai, él mordisqueó su labio y la miró, tenía sus pupilas dilatadas y la miraba como un felino mira a su apetitosa presa...
-Ambrosía -exclamó Nicolai- come un poco más, en tu boca todo sabe mejor
Nicolai soltó el rostro de Camila y la dejó continuar comiendo, pero él continuaba jugando con ella. Tomó algunas cucharadas más de dulce y él repitió el procedimiento con deleite, haciendo sufrir cada vez más a Camila. Pero no se contentó solo con eso, sus manos comenzaron a recorrer los muslos, de forma lenta y adictiva.
Camila se arrepintió de haberse colocado aquella ropa, el domingo de tarde Nicolai había enviado varias bolsas con ropa. No sabía si sentirse complacida por su atención o humillada por querer dominarla con su vestuario, pero era mujer, adora la ropa linda, comenzó a ver que había mandado vestidos, faldas, diferentes blusas y se impresionó al descubrir ropa interior tan delicada de encaje y telas finas. Ese mismo día de mañana se decidió por una falda color crema y botas que hacían juego, pero lo más tentador de usar era la lencería, nunca en su vida se había probado unos ligueros y sintió que resaltaba su sensualidad, las acompaño con unas medias y se sintió poderosa, aun así nadie la viera se sentía con su autoestima por los cielos. En aquel momento no llegó a pensar que Nicolai la descubría usando esa lencería.
-moy kotenok no sabes como me encanta una mujer con ligueros
él no se detuvo, Camila pudo sentir la dolorosa excitación de Nicolai, entre sus nalgas, él separó sus piernas y tocaba lentamente sus muslos interiores, con su otra mano comenzó a masajear sus senos, no se tranquilizó solo allí, metió su mano dentro su suéter y pellizco sus pezones, con todos esos toques y sabores Camila se comenzó a sentir aturdida, su excitación estaba al límite y Nicolai ni hacia nada para complacerla, quizás ese fueras su castigo por desobedecerle...
-quiero que te toques Camila, sé que lo hacías antes y quiero verte - dijo Nicolai susurrando en su cuello y depositando más besos.
Camila buscó locamente sus labios y sintió que Nicolai la quería devorar, estaba en un punto doloroso, así que él la ayudó a dirigir su mano, donde ella comenzó a moverla buscando consolarse a sí misma, sus caderas se comenzaron a mover involuntariamente y la sensación de tener a Nicolai cerca la volvía aún peor.
Se sintió desfallecer luego de tal actividad, Nicolai tomó su mano y comenzó a chupar sus dedos, saboreándola, Camila lo miraba un poco adormilada, él sonrió y la observó en sus brazos. Camila pudo darse cuenta de la diferencia de tamaños, ella media uno y sesenta y cinco, pudo más o menos calcular una diferencia de treinta centímetros quizás. Era más alto que su ex de eso podía estar segura, cerró los ojos sacando ese pensamiento de su cabeza, no quería pensar en él en un momento como este…
-moy kotenok - susurro Nicolai y le dio otro beso en el cuello - moy kotenok eres tan dulce, aún falta más te voy a terminar de aliviar, solo espera un poco
Camila sentía que había perdido todas sus fuerzas, él la tomó en sus brazos y la cargó hasta un elevador, la estaba llevando para una habitación privada. Cuando llegaron Nicolai le volvió a hacer el amor, pero esta vez él saboreó cada parte de su cuerpo y la llenó hasta quedar agotada.
-Camila intentemos llevar todo de la mejor forma- le dijo Nicolai besando sus dedos y acariciándola
-tienes que dejar de ser tan mandón- respondió Camila adormilada y disfrutando de sentir el musculoso cuerpo de Nicolai, la diferencia de cuerpos era mucha, el cuerpo del ruso era ancho y alto, su pecho era cubierto por vello grueso, pero no tanto para ser desagradable pensó Camila realmente era atrayente, ¿será que cayó en sus encantos?