Catalina

Elisa se fue molesta, está batalla la había perdido, pero no perdería la guerra y menos ante la pica cosa de Catalina, en mala hora permitió que su padre metiera a esa mocosa a la familia.

En la empresa se encontraba Enzo pidiéndole explicaciones a Catalina.

— No me gustan las mentiras, por qué no me dijiste que eras hija de Efraín Hamburgo y Elisa Castañeda?. — pregunto Enzo furioso.

— Yo no he mentido, ellos no son mis padres y si bien escuchaste la supuesta hija que tuvieron murió hace muchos años. — respondió Catalina molesta.

— Pudiste haberme dicho algo de esto, no lo crees?. — pregunto Enzo decepcionado.

— No podía, cuando me sacaron de sus vidas me hicieron firmar un documento donde yo renunciaba a cualquier derecho sobre la fortuna familiar, además en ese contrato se especificaba que yo jamás debía hablar sobre mi parentesco con ellos. — explico Catalina furiosa.

— Por qué se ensañaron así contigo?, no lo entiendo. — pregunto Enzo con tristeza.

— Es una historia muy larga, necesito tiempo para poder contarte eso, solo confía en mí, yo nunca haría nada para lastimarte. — confesó Catalina conteniendo las lágrimas.

— Voy a confiar en ti, solamente te pido que no me guardes secretos. — pidió Enzo casi en una súplica.

— Eso no te lo puedo prometer, hay cosas sobre mí que es mejor que no conozcas, solo confía en que no haría nunca nada en tu contra. — confesó Catalina mirando a Enzo a los ojos.

Enzo sonrió porque Catalina lo estaba tuneando, él no sabía que le pasaba con ella, había días que no la soportaba, pero en otros no podía estar lejos de ella, él decidió darle su confianza y esperar a que ella estuviera lista para contarle su historia, igual él también guardaba un pasado del cual no se sentía orgulloso.

Dejaron ese incidente de lado y se dedicaron a seguir trabajando, de vez en cuando Enzo se quedaba mirando a Catalina sin que ella se diera cuenta, sin darse cuenta está extraña mujer estaba ganando terreno en su corazón.

Llegada la hora de ir al taller los dos salieron sonriendo y hablando cualquier cosa, los que vieron aquella escena se dieron cuenta de que las cosas entre ellos estaban cambiando, Enzo se veía más tranquilo era como si fuera feliz y Catalina ya no se veía tan amargada como cuando llego.

— Veo que la nueva se lleva bien con el jefe. — llegó de nuevo el intrigoso con la recepcionista.

— Lo mismo te digo o es que piensas que no sé qué te gusta la estúpida esa, pobre imbécil ella nunca te prestará atención eres demasiado poca cosa, ella va por lo grande. — se burló la recepcionista del envidioso de Silverio, un empleado de la empresa en el área de marketing.

— Mejor sigo mi trabajo, no perderé más tiempo contigo.

Silverio dejó sola a Carolina la recepcionista, quien estaba muriendo de envidia.

Por otro lado, Catalina y Enzo llegaron al taller, era un evento muy importante y de mucho prestigio y solo los principales diseñadores mostrarían sus diseños, Fabricio era uno de esos diseñadores y, por lo tanto, debía poner en alto el nombre de empresas March, ya que Enzo había puesto toda su confianza en él.

— Enzo, Catalina bienvenidos, por favor siéntanse cómodos, empezaremos en unos minutos. — comento Fabricio emocionado.

— Gracias Fabricio, sabes que confío en ti. — comento Enzo.

Catalina y Enzo se sentaron a esperar a que diera inicio el ensayo, ellos estaban conversando muy cómodamente sobre algunas ideas que tenía Enzo a las cuales Catalina le hacía sus observaciones, los dos se complementaban muy bien, parecían viejos amigos, minutos después empezó el ensayo, las modificaciones que había sugerido Catalina se siguieron al pie de la letra, hasta que llegó el cierre que se presentaría en la gala, pero en esta ocasión la recomendación no se siguió, pues la modelo que Catalina había escogido para usar el diseño exclusivo fue cambiada por Miranda Castañeda, esa mujer vio a Catalina con aires de grandeza sin mencionar que el vestido no lucia bien en ella, Catalina se sintió ofendida ante aquel atrevimiento y su sonrisa se borró inmediatamente.

— Esa modelo no fue la que pedí la última vez que vinimos. — reclamo Catalina.

— Miranda es una modelo de talla internacional, así que pensé que ella sería la mejor opción para cerrar el desfile. — explico Enzo.

— Ya veo, acaso no entendiste mi punto la última vez, es decir, la otra modelo es imagen fresca y eso es lo que se quiere transmitir, esas modelos de talla internacional ya aburren si apuestas a lo nuevo te puedo asegurar que te iría mejor. — explico Catalina su punto de vista.

— Lo siento Catalina, pero esta decisión no la voy a cambiar, Miranda cerrará el desfile. — Enzo se impuso como jefe.

— Es tu empresa, tú verás como la llevas. — respondió Catalina volviendo la mirada a la pasarela.

Enzo se sintió incómodo ante la situación, él sabía que Miranda no era santo de devoción para Catalina, pero esto se trataba de su empresa y desde su punto de vista Miranda era la mejor opción.

Al terminar el evento Enzo invito a Catalina a cenar, pero ella se negó, pues quería ir con su hija quien acababa de salir del hospital, así que Enzo llevo a Catalina de vuelta a su casa.

— Gracias por traerme. — dijo Catalina quitándose el cinturón de seguridad.

— Me gustaría saludar a Isabel, me lo permites?. — pregunto Enzo mirando a Catalina.

— Está bien, pero solo un momento recuerda que ella debe descansar. — pidió Catalina.

— Está bien, solo será un momento.

Los dos entraron a la casa, cuando Isabel vio a su mamá se puso muy feliz, también saludo muy animadamente a Enzo quien le caía superbién.

— Veo que estás mejor. — comento Enzo mirando a Isabel.

— Así es, la cabeza ya no me duele y mi brazo está mejor. — respondió la pequeña.

— Buenas noches, llegaron justo a tiempo para la cena. — saludo Alicia saliendo de la cocina.— Enzo te gustaría acompañarnos a cenar?. — invito Alicia amablemente.

— No quiero incomodar, mejor otro día. — respondió Enzo apenado.

— No incómodas a nadie, Catalina lleva a Enzo a lavarse las manos en lo que se pone la mesa. — dijo Alicia en complicidad con Isabel.