Seducción Y Pecado.

Todos voltearon a verme sorprendidos.

- QUE, no vas a ir a una guerra Alicia, alguna vez a estado en una, hay muertes dolor, estaras en peligro, yo no quiero perderte.

Yo solo lo mire con burla, el no sabia nada de mi, no sabia nada, era mi esposo desde hace 4 años y fue mi prometido por 7 años y nisiquiera sabia que yo tenia magia.- no te preocupes por eso esposo ya he visto morir a personas, acabo de matar a alguien y la verdad no me importa, no merecía vivir, Ademas si muero ya tienes dos señoritas Louis que pueden reemplazarme o quien sabe puedes tomar a alguna de mis otras hermanas como esposa.

- Que dices Alicia, eso no va a pasar yo te quiero a ti, ninguna de ellas es tu no lo entiendes.

Acaso existía alguien mas descarado en el mundo que mi querido esposo. No lo creo.

- No, no lo entiendo. No entiendo cual es tu problema esposo o el dolor que finges sentir, nunca quisiste que yo fuera tu esposa, me dijiste claramente que no seria tu mujer, entonces no veo ningun problema en que tomes a otra mujer de esposa si llego a morir en batalla.

- Como te atreves a hablarle así a tu esposo niña insolente.

Y salio la vieja metiche, dios no entiendo que hacen todos en mi cuarto, como si les importara de verdad que sucedio conmigo, talvez esperando que muriera para saltar de felicidad.

- Silencio madre.-El camino hacia mi, se arrodillo y tomo mi mano.

- Perdóname Alicia, he sido un mal esposo, nunca me puse en tu lugar, no me di cuenta lo maravillosa que eres, pero te prometo que si me das la oportunidad seré un mejor esposo contigo, no vayas a la guerra, yo no quiero perderte, te amo Alicia, te prometo que si me das la oportunidad yo lo haré todo por ti, tomaré mis obligaciones y me divorciaré de tus hermanas, lo daré todo por ti, por nuestro matrimonio.

Pero que rayos es esto? Estoy segura que mi rostro era de sorpresa y confusión en este momento, me repugnaba que dijera amarme ahora cuando nunca a sabido nada sobre lo que es amor.

- Esposo que haces, no puedes dejarnos, quedaremos deshonradas, no podemos volver a casarnos.

- Esposo ella nunca te quiso, nosotras siempre te hemos querido, hemos sido buenas contigo, no puedes dejarnos.

Y obvio no faltaban las arrastradas de mis hermanas suplicando por un poco de atencion.

- Silencio, después hablaré con ustedes.

- No puedes hacer eso remus hijo, esa mujer no te merece.

- Silencio madre, ella es la unica que me ha merecido y fui un tonto al dejarme influenciar por ti.

Solo podía mirarlo con indiferencia, el de verdad creía que si me decia toda esa retahíla de estupideces yo caería rendida a sus pies y lo amaria por siempre. Sentia lastima por el y su patético intento de amor.

- Lo siento Remus es tarde, talvez si me hubieras dicho eso cuando tenía 8 años hubiera intentado quererte y ser tu amiga, pero me has hecho despreciarte por años, si sigo compartiendo un matrimonio contigo es solo por obligación, yo no te amo nunca lo hice

La mirada en sus ojos cambio a una de odio y molestia, solto mi mano y se levanto, que rápido se le acabó el amor, el tonto estaba tan seguro que caería rendida a sus pies.

- No te dejare ir, no tienes mi permiso, eres mi esposa y te quedaras aqui.

Quise reírme en este momento, pero en que clase de mundo cree que vivimos.

- No necesito tu permiso esposo, solo necesito la aprobación del emperador.

Solo mire a Alejandro sabia que el no me diria que no, el conocia mi poder, sabia lo que era capaz de hacer, tenerme en la guerra era una gran ventaja para el.

- Tiene mi permiso princesa, iremos a la guerra juntos, una maga como usted sera mas que necesario.

El me sonrio y le sonreí de vuelta. Remus se acerco a el con intencion de golpearlo pero Alejandro lo paro fácilmente.

- No eres rival para mi hermano, nisiquiera lo intentes.

- Que haces Alejandro suéltalo

- Tendre que disciplinarlo, al parecer ustedes no lo hicieron como se debe.

Remus intento golpearlo con la otra mano pero fue inutil, su pie se impacto en su estomago y lo volo al puso, la mirada de odio con la que lo veia era sorprendente, esa era la mirada de alguien que a sido opacado por su hermano mayor toda su vida.

- Crees que no lo se, que te gusta mi esposa, eres un envidioso, quieres todo lo que yo tengo, pero nunca la tendrás ella es mia nada mas, es mi esposa, mi mujer, nunca sera tuya.

Oh eso fue tan estupido, acaso era un niño de 5 años, que vergüenza.

- Jajajaja no me hagas reir, has querido toda tu vida ocupar mi lugar, creo que la cosa es al revés.

- Ya basta, como van a pelear por esa mujer acaso estan perdiendo la cabeza los dos.

El volvio a levantarse y fue hacia a el, lo tomo del cuello antes de que pudiera golpearlo y apretó, remus intentaba quitar sus manos pero no podía, habia desafiado al hombre equivocado, estaba poniéndose rojo del esfuerzo, tenia que parar esto o lo mataría

- Suéltalo Alejandro es tu hermano

Sus padres intentaban separarlos y no podian asi que intervine.- Alejandro basta.

El volteo a verme, mis ojos se quedaron en el y el lo solto.

- Los quiero a todos fuera

- Que dices no te vamos a dejar aqui con esa mujer.

- FUERAA.

En menos de un minuto ya todos estaban afuera, el Volteo a verme y estire mi mano para que se acercara y lo hizo, se sento a mi lado y tomo mi mano.

- Lo siento cariño, me molesto mucho que hablara de ti como si fueras un objeto.

- No vale la pena Alejandro. No quiero muertes sin sentido, el imperio te odiaría si saben que mataste a tu hermano.

- Jajaja lo sé y más si después de eso, tomo a su viuda como mi esposa.

Mi sorpresa fue clara, mis mejillas se enrojecieron.- Que dices Alejandro.

- Jaja no importa cariño, como estás como te sientes, te duele algo.

- No, estoy bien es más diría que nunca me había sentido con tanta vitalidad como ahora, lo único que me quedo fue la cicatriz en mi pecho.

- Una cicatriz? ¿Me dejas verla? Yo puedo quitarla.

Comence a desabotonar mi vestido, confiaba en Alejandro y sabia que el me podia curar, dejaría todo en sus manos ciegamente, el me habia salvado y estaría en deuda con el por siempre. Mi mirada se dirigió a su cara, veia mis senos con aquella mirada ardiente con la que me veia aquella noche en mi despacho.

- Deja de verme así pervertido.- tape mis senos con mis manos apenada, solo el ver sus ojos mirándome me dio tanta verguenza.

- Lo siento, lo siento, déjame arreglarlo.- Tomo mis manos y las quito de mis senos y puso las suyas, comencé a sentir como una cosquilla en mi pecho y de repente era caliente y relajante, cerre mis ojos y Paso un rato así y cuando quito sus manos ya no estaba aquella cicatriz, el se acerco y dejo un beso en el centro de mi pecho, fue dulce, tierno, lindo, todo el era lindo.

- Gracias Alejandro.

- Lo que sea por ti preciosa.