Rosas Y Armas

El Sr. De’Ath’s vaciló un segundo, antes de apartar la mirada de la mia. Simon por otro lado parecía nervioso, se acomodó el anteojo cuando Demitri camino hacia la salida, atravesando el gran arco. Él me miro y luego pareció estar más alerta que antes.

—Lleva a la Señorita, de vuelta su habitación. —gira el rostro hacia el hombre quien había servido el licor en el vaso a Demitri. El hombre asiente y comienza a caminar hacia mí.

Simon da unos pasos y flexiona las rodillas para recuperar los dos pedazos de papel del acuerdo, que había destrozado segundos antes.

—Aún no he terminado de hablar con el Sr. De’Ath’s. —aprieto los dientes. El hombre se detiene a medio metro de mí, Simon por otra parte, sigue con lo suyo.

—El Sr. De’Ath’s, sí lo ha hecho. —su respuesta sale rápida.

—Simon, necesito…—comienzo a caminar hacia él, me detengo en el momento que él se levanta rápido y tengo que levantar la mirada. Aunque él no es tan alto como Demitri, aun así, la mayoría podía ser más alto que yo.

—Sita. Laurens. —sus palabras salen como una advertencia. Me mira por un segundo y luego suspira. —Todo lo que tenía que hacer era firmar el acuerdo.

—Ese acuerdo era lo mismo que aceptar una sentencia de muerte.

—Era mejor una muerte rápida que, una tortura diaria.

Abro y cierro la boca, cuando sus palabras tapan las mías. Me tomo un segundo para cerrar los ojos y soltar un pequeño suspiro. Levanto de nuevo la cabeza y paso una mano por mi cabello para llevarlo hacia atrás.

—Escuche…—miro directo a aquellos ojos cálidos. —Lo que digo es la verdad. La única verdad que conozco es que no sé dónde está Nathan y mi hermana. Es verdad, la última vez que los vi fue hace un mes, tuvimos una

cena…pero, eso fue todo, yo no…

—Sita. Laurens, —su voz resuena en mis oídos con calma y con cansancio. — seguir con las mentiras no le llevara a nada bueno.

—¡No estoy mintiendo!

Parecía que él estaba intentando mantener toda la calma del mundo, pero estaba llegando a un punto en el que eso no estaba por durar mucho más. Con una de sus manos libres y con la cual no sostenía los papeles

recogidos del suelo, lo levanta y lo lleva a su rostro, se quita los lentes y los arroja sobre la mesa para luego masajear con su pulgar e índice sus lagrimales. Eso le tomo un segundo largo y luego soltó el suspiro.

—Obtuvimos sus registros de llamadas, sabemos que la última llamada con su hermana fue hace tres semanas. Registramos la camioneta en la que vino y encontramos su celular, hasta el día de ayer seguía recibiendo

notificaciones sobre la actividad de la cuenta registrada a nombre de su hermana. —sus palabras golpean mi conciencia. Doy un paso hacia atrás, no tenía escapatoria. —Escuche, mientras usted sigue jugando con el tiempo de los demás, otras personas no lo están pasando tan bien. Saber el paradero del Sr. Nathan es de vida o muerte.

—¿Mi muerte? —murmuro con sarcasmo.

El sostiene mi mirada, las comisuras de sus labios se curvan un toque hacia arriba, como una sonrisa, parece serlo, pero también no parece.

—Cooper, llévala. —ordena Simon aun con la mirada sobre mí. Cooper termina dando los pasos restantes para llegar a mí y colocarse a mi lado.

El hombre corpulento levanta una de sus manos e intenta tomarme del brazo. Me alejo antes de que pueda tan siquiera rosarme.

—No me toque. —escupo. Cooper mira a Simon y luego a mí de nuevo. Indeciso. —Pensé que serias el más sensato de aquí.

—Mire, Sita. Laurens, lo que piense de mí, no me importa. —él recoge los lentes de arriba de la mesa. Y mientras se los coloca, de nuevo, continúa hablando; —Pero lo que si me importa es que el Sr. De’Ath’s logre cumplir sus objetivos. Y no me importaría, hacer su camino más fácil y si eso incluye torturarte para sacarte información, lo haré.

Mi cuerpo da respingón, y siento como mi sangre caliente se cubre en hielo, cuando mis ojos capten el deseo de sangre cruza nadando por aquellos ojos que segundos atrás había descriptos como cálidos. La mirada de Simon se había vuelto totalmente desconocida.