Caníbal

Jane sintió algo frío tocando sus labios y abrió los ojos lentamente. Primero se sorprendió y luego empujó a Jul haciéndola caer al suelo. La mañana era fría y el aire entraba tranquilamente a la habitación.

—Por eso no quería que durmieras conmigo. —Jane le dijo y salió de la habitación dejando a Jul en el suelo, esta sonriendo feliz de no haber sido rechazada. O eso era lo que Jul pensaba.

Jane se sumergió en la bañera y se tocó el labio sintiéndose rara, estaba confusa. «Debería ir a conseguir un nuevo objeto», pensó mientras relajaba su cuerpo. El baño tenía decoraciones en las cerámicas de blanco y negro, el piso era completamente blanco al igual que la bañera. Jane llevaba el pelo atado en una coleta alta.

¿Podía sentir empatía?

Jane había ido a una zona del pueblo donde solamente había una casa, allí vivía una mujer y su hija. El lugar estaba rodeado de árboles , haciéndole parecer una casa perdida en mitad del bosque, era de madera y con el techo de lamina. Jane no buscó tiempo de saber los pecados de esa mujer, ese día tenía una necesidad y si no agregaba otro objeto a su colección podría enloquecer.

Jane se metió por la parte trasera y entró a la casa, primero observó curiosa el ambiente muy hogareño y luego fue a divertirse. Sacó de su bolsillo un arma muy afilada, con la punta fina casi como una aguja. Era de color negro y el mango de plata.

Jane abrió la puerta de la habitación y la mujer se sorprendió en su silla mientras tejía un hermoso sombrero y luego la mujer miró el arma en la mano de Jane y se apresuró a pararse, puso las manos en alto y comenzó rogarle a Jane.

—Por favor, puede llevarse todo, pero, no me haga daño.

Jane miró los ojos grises de la mujer y respondió.

—Quiero tus ojos. —La mujer se paralizó del miedo y gritó pidiendo ayuda. —Una pena, nadie la escuchará. —Jane se acercó lentamente y cuando iba a clavarle el arma filosa a la mujer, una voz la detuvo.

—¿Quién es esa, mamá? —La niña tenía alrededor de unos cinco o seis años. Era pelinegra y tenía unos hermosos ojos azules casi idénticos que los de Jane, vestía un pantalón corto y una camisa con tiras.

—Sal y espera abajo. —Jane le sonrió a la niña y luego miró a la mujer fríamente y ella asintió haciendo que su hija se alejara de la escena.

Luego de que Jane consiguiera sus objetos, bajó y tomó la mano de la niña y le dijo.

—Vamos a comer helado.

—Espera, hay que pedirle permiso a mamá. —Ella dijo.

—La verdad, no creo que se enoje contigo si vienes conmigo. —La niña arrugó las cejas pero, se fue con Jane, mientras la mano de ella se ensuciaba con la sangre de su propia madre.

Las personas son muy celosas. ¿Me dijo alguien? No lo recuerdo.

Jul miraba a la niña que había traído Jane, con demasiado odio. La niña era muy bonita, tenía la piel más pálida que ella, los labios rosados y el rostro sin marcas. Ver a esa niña tan apegada a Jane le causaba mucha inseguridad, si esa niña seguía en el medio pronto perdería la atención que Jane le daba, eso era lo que pensaba Jul.

Además, era la primera vez que veía a Jane tratando a otra persona de forma amable, Jane bañó ella misma a la niña y la vistió con su ropa de cuando ella era una infante y también cepilló su cabello. Todo ese comportamiento fue muy extraño para Jul e hizo que sintiera unos celos horribles por la apariencia bella y joven de la niña. Justo en ese momento Jul estaba arrepentida de haber crecido.

—Ella me quiere quitar todo. —Jul caminaba de un lado a otro en el patio de la mansión, estaba cerca de las rosas que ella había mandado a plantar. Y mirándolas por unos segundos estalló en un arranque de furia y las pisoteó a todas.

Desde la ventana de la segunda planta Jane observaba toda la escena y simplemente mantuvo una expresión fría y luego se dio la vuelta.

Enserio, ¿Qué es el amor? Vaya pregunta estúpida, ¿Tú crees en eso?

—¿Quieres venir conmigo? Iré a la guarida de Jane. —Eso captó la atención de una joven Melody, los ojos azules de la niña brillaron mientras asentía. —Ahí, Jane jugaba conmigo, ¿Quieres saber a qué? —Sostuvo la mano de Melody y comenzó a alejarse de la mansión con ella.

Jane desde la ventana hizo una expresión confusa mientras veía como Jul se alejaba con la niña.

Y Jul seguía relatándole a Melody historias de Jane y ella.

—¿Ves esas marcas? Jane las hizo para guiarme a la guarida, acostumbraba perderme. —Jul se rió y Melody le siguió aunque no le causaba risa. —Siempre he sido la número uno en el corazón de Jane, ella me cuidó y me dio regalos.

Melody hizo una expresión confusa al sentir ese cambio de ambiente. Ante la opinión de Melody, Jane no parecía alguien que cuidaría y amaría a Jul. Era divertido, Melody se burlaba de Jul sutilmente, Jul se creía la pareja de Jane cuando era simplemente un objeto más.

—¿Estás enamorada de Jane? Jajaja, Jane jamás te querrá, eres fea y tu rostro está cortado en pedazos, eres un monstruo. —Jul arrugó las cejas molesta y comentó.

—Jane le gusta coleccionar objetos, muy lindos como los tuyos. —Señaló los ojos de la niña y Melody puso una expresión asustada. —Voy a darte una lección para que jamás te burles de mí.

—¿Qué? ¡Señorita Jane, yo no he dicho nada! Usted es la que hablaba sola, yo jamás la ofendería. —La niña se puso de rodillas frente a Jul y le rogó por su vida. La niña temblaba del miedo mientras lloraba. Sin embargo, Jul volteó los ojos fastidiada, y sacó el cuchillo que había mantenido guardado. Estaban cerca de llegar a la guarida y la estúpida Melody lo había arruinado.

¿Cómo un niño/a se podía burlar de ti?

—Me estás robando lo mío, ¡Cállate! —Jul hizo un corte desde la frente de la niña hasta el mentón, en diagonal.

—¡Ahhh! —La Niña exclamó sosteniendo la parte lastimada y Jul sonrió ante el sufrimiento de la infante. —¡Por favor, no!

Jul metió el cuchillo en los ojos de la niña, quien palmaba fuertemente intentado quitar a Jul de encima, mientras gritaba pidiendo ayuda. Jul sacó los ojos de Melody con el cuchillo y luego bufó molesta porqué habían salido aplastados. Ella miró como el hueco sangraba demasiado, la niña estaba respirando agitada mientras seguía gimiendo de dolor. Qué locura.

—Te dije que no te movieras. —Y Jul clavó el cuchillo en el pecho de Melody, una y otra vez hasta dejar el cuerpo hecho un desastre y antes de regresar a la mansión tomó los ojos aplastados y los llevó consigo.

—Bienvenida… —El mayordomo se quedó petrificado al ver la cantidad de sangre en la ropa de Jul y cuando buscó a Melody con la mirada, Jul le mostró los globos oculares destrozados de la niña mientras sonreía. Experimentar el éxtasis de matar era otro nivel.