Eloisa se encontraba llena de tristeza mirando el cielo rojo que se pintaba con el atardecer, en su mente las imagines de su madre se hacían presente, recordaba con dolor la traición del hombre que le juro amor eterno, sentía que su vida ya no tenía sentido en tan poco tiempo había perdido tanto. No tenía idea por dónde comenzar, mientras caminaba perdida por la arena de la playa, se encontró con un perro, este la siguió por todo la playa, cuando Eloisa estaba apunto de subirse a su auto, el perro le ladro. Ella dejo que el perro entrara a su auto en la parte trasera, cuando llegó a su departamento, acomodo al perro en una esquina del pequeño balcón que tenía, le colocó agua y comida. Desde ese día su vida de Eloisa a cambiaría por completo, descubre que el pequeño perro que adopto es miembro importante de una numerosa familia que llevan semanas buscando al pequeño perro, ya que el dueño es el hijo mayor de la familia quien se encuentra en un viaje.
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Esta enferma
Al día siguiente Eloisa miró su celular, Samuel le había dejado mensajes, donde le decía que la iba a extrañar y que moría por volverla a besar, Eloisa se sentía asustada ella no tenía sentimientos por Samuel, no quería lastimarlo.
En el trabajo le contó todo a Mayra, ella estaba sorprendida, le decía que Samuel era un hombre muy guapo que debería aceptar salir con el, pero Eloisa miraba en Samuel actitudes muy parecidas a las de su ex, no quería cometer el mismo error.
Ese día recibió un mensaje de Fabiola invitándola a comer, Eloisa respondió que estaba encantada de visitarla.
Salió del trabajo y paso a comprar una flores, al entrar a la mansión, peludo se arrojó a su cuerpo, ella lo abrazaba.
Fabiola la recibió con los brazos abiertos, ella le entrego las flores, se sentaron a comer.
- ¿cómo estás, Fabiola?
- bien cariño, me siento mucho mejor, aunque sola, Gonzalo sigue trabajando y Ximena aún le faltan cinco semanas para terminar el curso.
Pero peludo es ahora quién cuida de mi, sonrió Fabiola.
- Pero tienes a tu enfermera.
- Ella es muy seria, decía Fabiola en voz baja.
- Ayer platiqué con mi hermana, me contó que estás saliendo con Samuel, que lindo.
- ¿que?
- Si, será lindo que seas parte de esta familia.
- No, no yo no estoy saliendo con Samuel.
- Pero Samuel, le dijo a mi hermana que tú y el tienen una relación .
- Si pero de amigos, dijo nerviosa Eloisa.
- Pensé que Samuel, te gustaba.
- es muy guapo, Fabiola, pero yo ahora no quiero una relación.
- Entiendo, creo que mi hermana entendió mal, sonrió Fabiola. Mejor cambiemos de tema.
- Si mejor.
- Pronto cumpliré años y quiero celebrarlo con una gran fiesta, me preguntaba si podrías ayudarme a organizar algo.
- Claro, me encantaría.
- Estuve pensando en que mis invitados usarán antifaces, vestidos largos, elegantes.
- Es una gran idea.
- Puedes invitar a tus amigas, lo celebraremos en el jardín. Mañana podemos escoger el sabor del pastel.
- ¿No es muy pronto?.
- Mi fiesta será en cinco semanas, justo el día que mi hija regrese, ella no está aquí para ayudarme, pero mi amiga más joven tiene ideas que me hacen sentirme joven, sonrió Fabiola. Eloisa tomo su mano.
- Claro que voy a ayudarte amiga.
Eloisa y Fabiola terminaron de comer, ella se despidió.
Eloisa, estaba mirando algunas fotos sobre fiestas con antifaces, le emocionaba mucho ayudar a Fabiola a celebrar su fiesta.
Eloisa llegó a la mansión al día siguiente para salir con Fabiola para probar pasteles, como Fabiola no podía comer pastel, le dejaba el trabajo a Eloisa, cuando regresaron a casa, Eloisa traía en la mano varias muestras de pastel que Fabiola pedía para que Gonzalo lo probará.
Eloisa y Fabiola entraron a la mansión.
Gonzalo estaba sentado en el sillón con el celular en la mano.
- Hijo, pensé que llegarías más tarde, decía Fabiola feliz de mirar a Gonzalo temprano en casa.
- Querías ayuda con el sabor del pastel, dijo sonriendo Gonzalo.
Eloisa miró a Gonzalo sonreír y las mariposas comenzaron a revolotear en su estómago, ella dejo las muestras en la mesa de la cocina.
Salió de la cocina y se despidió de Fabiola.
- Tengo que irme, Fabi. Te llamo mañana.
- Por qué no te quedas a cenar con nosotros.
- No gracias, ya comí mucho pastel.
- Gracias linda, nos hablamos mañana, decía Fabiola, abrazando a Eloisa.
- gracias Eloisa, dijo Gonzalo detrás de ellas.
- Es mi amiga, sonrió Eloisa y se marchó.
Gonzalo se sentó frente a su madre.
- Estos son los sabores que le gustaron a Eloisa, quiero saber si a ti te gustan, traje estos otros.
Gonzalo, probó uno y lo saboreaba.
- Este es rico mamá, creo que Eloisa tiene buen gusto.
- Si verdad, espero que pronto Samuel y ella se casen, es tan linda que me encantaría que fuera parte de esta familia.
- ¿casarse con Samuel?, dijo asombrado Gonzalo.
- Si, ellos están saliendo.
- Pensé que ella era más inteligente, decía molesto Gonzalo.
- Ella es muy inteligente, además ella y Samuel hacen una linda pareja.
- Claro, mamá creo que son muy parecidos, decía Gonzalo serio mientras disfrutaba los pasteles.
- Me gusta este, mamá, voy a dormir. Gonzalo se levantó y dejo a su madre en la cocina.
Fabiola miró el pastel y se dio cuenta de que era el mismo que Eloisa escogió, imagino que su sabor era muy rico al ser elegido por dos personas.
Gonzalo entro a su habitación y abrazo a peludo.
- Ella está saliendo con Samuel, que suerte tiene Samuel, decía Gonzalo triste.
Peludo ladro, Gonzalo se levantó y se fue directo a la ducha.
Eloisa y Fabiola continuaron con los preparativos de la fiesta, Fabiola le entrego una caja de regalo a Eloisa.
- ¿qué es ésto?, Fabi.
- Es un regalo, quiero que lo uses en mi cumpleaños.
- Es un hermoso vestido, Fabiola pero yo...
- Es una forma de agradecer todo lo que haces por mi.
Ese día Fabiola y Eloisa pasaron detallando los últimos preparativos de la fiesta.
Gonzalo llegó y escucho a su madre riendo a carcajadas, se acercó a la sala, miró a Eloisa y a su madre sonriendo con una botella de vino a su lado, ellas estaban sentadas en la alfombra rodeadas de manteles y algunas piezas de vajillas.
- Mamá, ¿no puedes beber?, dijo molesto.
- Gonzalo, no estoy bebiendo, dijo su madre escondiendo su copa.
- Mamá, el doctor dijo que ...
- Tranquilo cariño, no bebí mucho, además mañana será mi cumpleaños, solo fue una botella.
Gonzalo miraba enojado a Eloisa, ella levantaba todo lo que tenían en el suelo.
- Mejor lleva a tu mamá a su cama.
Gonzalo cargo a su mamá, ella era de estatura baja, la acostó en su cama. Fabiola tomo la corbata de su hijo y acercó su rostro de su hijo al de ella.
- No se te ocurra discutir con Eloisa, así jamás vas a poder ganarle a Samuel, decía cerrando los ojos.
Gonzalo miró asombrado a su mamá y fue directo a la sala, Eloisa estaba acomodando todo nerviosa.
- Eloisa, tu sabes que mi mamá no puede beber, dijo tranquilo pero se notaba su molestia.
- Lo siento, es que ella abrió la botella, le dije que no bebiera, pero se puso a llorar, me dijo que extrañaba tanto a tu padre y que le hubiera encantado que el estuviera a su lado.
Pensé que tal vez si necesitaba una copa.
- Está enferma, dijo Gonzalo mirándola con molestia.
- Yo lo sé, decía Eloisa mirando a Gonzalo nerviosa.
El miraba sus mejillas sonrojadas y se acercó a su rostro.
- ¿te vas a casar con el?, decía mientras miraba sus labios.
- Yo casarme, jamás, dijo Eloisa asombrada.
Gonzalo sonrió.
- Me da gusto saberlo.
Eloisa miró a Gonzalo aún más sorprendida.
- Te contó tu mamá, decía nerviosa.
- Si, pero aunque tú y yo casi no nos conocemos, no te ves con cara de casarte con Samuel, decía sonriendo.
- ¿por qué?
- Vamos Eloisa, Samuel es alguien que vive de apariencias y tú eres diferente.
- ¿diferente?, osea pobre.
- No, bueno si, no eres una mujer de familia importante, pero no me refería a eso.
Eloisa se sintió herida.
- Eres un idiota, dijo Eloisa alejándose de él.
- Eloisa no me refería a eso, Gonzalo la siguió y Eloisa se tropezó con la alfombra de la entrada y se cayó al suelo.
- Carajo, decía Eloisa levantándose, el alcohol ya estaba afectando su equilibrio.
Gonzalo la ayudo.
- ¡Déjame en paz, no quiero que me toques!, decía enojada.
- Deja de comportarte como una loca, no te voy a dejar manejar así, decía el luchando con los manotazos de Eloisa.
¡Ya basta!, grito furioso.
Eloisa lo miró triste.
- Dios a esto me refiero, eres necia, orgullosa no creo que mi primo conozca este lado tuyo, como podría casarse si jamás ha visto tu locura.
Eloisa se puso a llorar.
- Es que tú me desesperas, le gritó llorando.
El la abrazo y acariciaba su espalda.
- Yo te desespero, tu me desesperas a mi.
Eloisa lo empujó y el la miró sonriendo.
- ¿por qué te ríes?
- Por qué peludo está detrás de ti y está mostrándome sus dientes, creo que piensa que te estoy haciendo daño.
Eloisa miró a rojo que estaba gruñendo.
- No me está haciendo nada rojo, tranquilo, Eloisa abrazo a rojo.
Los dejaré solos, dijo Gonzalo regresando a la sala a levantar las botellas que se habían bebido, levantaba las copas. Entro a la cocina a dejar las copas.
Eloisa, entro a la cocina y se acercó a el.
- ¿puedo quedarme?, decía avergonzada.
- Claro, siéntate voy a prepararte algo.
Eloisa se quedó dormida en la mesa, Gonzalo acaricio su cabello.
Quisiera tener tiempo para conocerte, invitarte a salir, pensaba Gonzalo.
- Eloisa, despierta o tendré que llevarte a la cama, decía sonriendo.
Eloisa abrió los ojos.
- Quieres llevarme a la cama, dijo somnolienta.
- No, Eloisa, dijo Gonzalo dejándole un poco de sopa caliente frente a ella.
Eloisa comió la sopa y miro a Gonzalo asombrada.
- Es deliosa.
- Mi papá me enseñó hacerla, decía Gonzalo comiendo la sopa.
- Creo que tu papá era increíble, decía Eloisa.
- Era increíble, dijo Gonzalo.
Eloisa termino su sopa, se levantó de la mesa, ¿en qué habitación puedo quedarme?. Gonzalo se levantó con los platos en la mano.
- En la de siempre, decía Gonzalo.
- Gracias por la sopa.
- De nada
Eloisa se acercó a el y lo abrazo por detrás.
Gonzalo se quedó inmóvil.
- Buenas noches Gonzalo, Eloisa se marchó.
Gonzalo dejo los platos en el lavabo, sintió que su corazón latía muy rápido y la respiración le faltaba.
- no, te enamores Gonzalo ella es la amiga de tu madre, decía en susurros, mientras cerraba los ojos.