Una Pasión Prohibida

Esteban podía sentir la respiración de Ami, él sentía como la sangre corría por todo su cuerpo el tenerla así de cerca hacia que el quisiera poseerla en ese mismo lugar, el solo ver su boca hacia que el pensar las miles de formas en que podría besarla, los dos estaban tan llenos de pasión cada vez querían más.

—Ami yo te amo, pero como una hermana — Al decir estas palabras era como si le arrojaran un balde de agua fría, Ami se separó furiosa quiso salir de la cabaña pero Esteban la detuvo.

—Te odio— dijo Ami, eres obvio que no sentía esas palabras y que solo actuaba por la molestias de las palabras dichas por Esteban pues ella quería gritarle que no soy hermanos que ya lo sabía.

—¿Qué pasaría si yo no fuera tu hermana?, ¿Me considerarías hermosa?—

Que tenía Ami para volverlo loco cada pregunta era para el muy difícil de contestar, que le tenis que decir que no era su hermana y que cada noche tenía sueños eróticos con ella, que incluso despierto imaginaba como hacerle el amor que jamás la vio como su hermana incluso aquel beso que le dio por primera vez no lo ha olvidado y que tiene muchas ganas de volver a repetirlo, el quería gritar que la amaba , que lo estaba volviendo loco, pero no grito contuvo sus sentimientos.

—Ya déjate de niñeras, por favor ve a tu habitación —

—Mi papá no se equivocó al escoger ese disfraz de anciano, pues es lo que eres—.

Ami cada vez se sentía más frustrada, cada vez era más fuerte el deseo que sentía por Esteban pero ahora por lo menos lo tenía cada más cerca así que ella no se iba a dar por vencida después de haberse encerrado en aquella pequeña habitación, Ami sabía que no le era indiferente que el tenía que caer en sus encantos se quitó aquel disfraz se puso una camisa de Esteban para después salir de aquella habitación, Esteban que estaba sentado en un sillón vio cuando ella salía de la habitación con tan solo esa camisa, vio como ella pasaba por enfrente, ella tomo una manzana pero la mordía de manera erótica, Esteban trataba de voltear hacia otro lado pero le era inevitable dejar de verla, sabía que no debía de caer en su juego, se levantó de aquel sillón y salió, ya estaba por atardecer reviso que no se viera nadie, superviso la zona el lugar era de difícil acceso ya que estaba cubierto de arboleda y no se podía ver alguna vereda, sin embargo el debía de estar seguro que no corrieran peligro.

Ami respiro con resignación cuando Esteban salió, como seductora ella creía que era un fracaso quizá no era tan linda como le había hecho creer su abuela Victoria y su madre Monserrat, siguió comiendo su manzana para cuando llegó Esteban de nuevo ya estaba anocheciendo.

—¿Quieres una manzana?— ofreció Ami, Esteban la tomo de las manos de ella comenzó a comerla pero casi se atraganta cuando vio que Ami desabrochó la camisa que llevaba puesta.

—¿No crees que hace mucho calor?—