Las cosas pueden cambiar muy rápido, en un solo segundo puedes estar en un lugar para después caer en otro, esta es la historia de como sobrevivir a un mundo lleno de ratas sucias qué buscan aprovecharse de la debilidad.
"no voy a permitir que se aprovechen de mi, no más, protegeré a mis hijos de todas esas bestias, por que yo soy la duquesa de este lugar."
Reencarne en un cuerpo que no es el mio y una vida que no me pertenece, pero eso es lo de menos hay personas que necesitan mi ayuda y yo los ayudaré sin importar que suceda lo haré hasta que pueda volver a mi vida original."
NovelToon tiene autorización de ackerman daria :D para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Las preguntas del pasado. 7
La penumbra y la oscuridad se mezclaban en aquel calabozo en donde no entraba ni un solo rayo del sol, en ese repugnante lugar era donde la madrastra del duque Edmund descansaba esperando el final de sus dias.
El duque había bajado al sitio donde la mujer dormía y con una espada golpeó el metal de los barrotes de la celda.
—levántate perra.
La mujer se levante de un brinco cayendo al piso donde inclino su cabeza temblando de miedo por la presencia tan imponente del duque.
—oh, vamos madre ¿cómo se dice?
—S-saludos a su m-majestad el d-duque luterano, l-larga vida a u-usted mi señor. —dijo la mujer con una voz temblorosa.
—bien, levántate ahora.
La apariencia de la mujer era como la de un fantasma la mujer comía solo unas cuantas veces a la semana por lo que estaba demasiado delgada tanto que se podían ver sus huesos, su cabello rojo intenso se desvaneció pues se le calló el tinte qué se aplicaba cada semana para parecerse más a los luterano cuya identidad personal eran el cabello rojo y ojos dorados.
—bien iré al grano, tu tortura va a terminar ahora, tu muerte está programada para hoy mismo, morirás de la forma más dolorosa posible y sabes a lo que me refiero ¿no, madre?. —el duque hablaba de la tortura qué solía usar la mujer en diversos criminales y esta era colgarlos de cabeza y hacer un corte en estómago para que sus tripas salieran poco a poco hasta terminar por matar a la persona un método siempre efectivo y doloroso.—pero claro antes de hacerlo te haré cada una de las cosas que le hiciste a mi pequeño Dylan, no dejaré pasar qué lo torturaste durante varios años así que ya estás avisada.
—por favor duque no lo haga, haré lo que sea que usted me pida por favor tenga piedad de mí. —la mujer se arrojó a los pies del duque para besarlo, pero recibió una patada de parte de éste qué la tumbo hasta el otro lado del calabozo.
—eso debiste haber pensado cuando lo torturabas, él solo era un niño pequeño que no tenía la culpa de nada.
—ja, me echas toda la culpa a mí cuando tú fuiste el que los abandono para largarse al campo de batalla, en cuanto te enteraste de que sacha estaba embarazada corriste para no hacerte cargo de ella, dime ¿quién fue peor?
—yo no hui, quería darle la mejor vida que pudiera darle, con dos hijos habría más gastos, yo solo quería darle la vida de reina que merecía y por tu culpa ella huyó, por toda la mierda qué tenía que soportar.
—esa perra no huyo porque tuviera problemas, ella se largó porque era una zorra qué se acostaba con cualquier hombre, ella es incluso peor que yo, muchas veces escuche que ella le decía a las sirvientas qué golpearan a Dylan.
—¿cómo la llamaste?. —dijo el duque con un aura de ira rodeándolo y la mujer de inmediato se arrepintió de todo lo que había dicho.
—yo, lo siento, no lo volveré a hacer duque.
—bien, eso no es por lo que había venido aquí en primer lugar, vieja te daré una sola oportunidad te daré el castigo del exilio si me dices en donde está cada uno de los sirvientes qué trabajaron aquí cuando Dylan estaba pequeño, se que los desapareciste para que nadie se enterara de tus maldades.
—yo, yo, te diré en donde está cada uno, pero algunos de los sirvientes qué torturaron a Dylan fueron asesinados por sacha hace tiempo.
—¿sacha los mató? Pero si ella no sabe como usar una espada.
—eso fue lo que me dijo el mayordomo cuando llegue todos estaban muertos, algunos lograron escapar y los deje que se fueran, después contrate más sirvientes y les di las mismas instrucciones.
—¿Qué instrucciones?
—qué ignoraran a sacha y jamás se acercaran a ella o a sus hijos esas eran las órdenes.
—bien, dile al caballero la ubicación de cada sirviente qué escapó después de eso llegará tu exilio.
El duque salió de la celda y se acercó a un caballero para darle la instrucción de escribir todo lo que la mujer dijera.
—en cuanto termine de hablar preparen la tortura qué les dije, al final del día espero que esté muerta ¿entendido?
—si, señor. —dijeron los caballeros.
"Esto será suficiente para que pagues todo lo que hiciste, jamás debí haberte dado oportunidad de vivir en este calabozo"
Dylan se levantaba de su sueño cuando escucho que alguien tocaba su puerta la cual tenía seguro y no dejo de poner su silla de confianza, ya no le tenía tanto miedo a la mansión, pero aún no podía confiarse del todo.
—hola, buenos días. —dijo Dylan abriendo la puerta aun soñoliento.
—buenos días, hijo ¿cómo amaneciste?. —dijo alegre el duque.
—es muy temprano ¿por qué está aquí?
—vine para pasar tiempo contigo y con Lilly, después de todo somos familia.
—está bien, pero tiene que esperar a que Lilly y yo nos bañemos.
—bien, hablaré a los sirvientes para que los ayuden.
—No!! —grito Dylan asustado, enseguida el duque recordó la carta que el pequeño había escrito y comprendió qué aún no era el momento para que el niño se abriera con los demás.
—está bien, solo tranquilízate hijo ¿quieres ayuda para bañarte?
—no, no, no, yo aprendí a bañarme adecuadamente, no necesito ayuda con nada.
—yo si, papá ¿me puedes ayudar a bañarme?
Mamá siempre lo hace, pero ahora ella está enferma.—dijo Lilly tallandose los ojos pues acababa de despertar.
—Lilly ya te he dicho que eres una niña grande, debes bañarte tu sola.
—no te preocupes demasiado Dylan, Lilly aún es pequeña y necesita que la cuiden.
—pero...
—Dylan soy tu padre, no tienes que tenerme miedo, yo te protegeré siempre a ti y a Lilly de ahora en más ¿Estás bien con eso?
—está bien, creo.
—ese es mi campeón, qué te parece si te bañas primero, yo buscare un atuendo bonito para ti y para Lilly estoy seguro de que deben tener alguno por aquí.
El duque tomo de la mano a lilly para salir de la habitación, pero antes de que salieran Dylan lo sujeto de la mano jalandole un poco la manga de su camisa.
—¿pasa algo?
—no quiero estar solo, aún me da miedo.
El duque habló a una sirvienta para que esta se llevabara a lilly por un atuendo adecuado dejando al duque y a Dylan en la misma habitación.
Dylan agradecía qué Lilly no tuviera los mismos traumas qué él y pudiera confiar más en la servidumbre, para él era simplemente imposible hacerlo.
—¿quieres que cuide tu puerta mientras te bañas, hijo?
—si, por favor que nadie entre.
—bien.
El duque se quedó parado afuera de la habitación haciendo de guardia para que nadie entrará.
—¿Oye, duque?. —dijo Dylan rompiendo el silencio, aún no podía llamarlo papá abiertamente.
—¿pasa algo, hijo?
—tú ¿me odias? O más bien ¿me odiabas?
—ya eres grande hijo así que te hablaré con total sinceridad, tú fuiste el más grande regalo que yo he recibido en toda mi vida, saber que ibas a nacer me llenaba de orgullo porque amaba a tu madre y ahora iba a amarte a ti tanto como a ella.
—pero entonces ¿por qué nos abandonaste cuando mamá se embarazó de Lilly?
—yo no te abandone hijo, la cosa era que el ducado en esa época estaba pasando la peor sequía qué se había registrado en años, no teníamos para comer, claro que tú no recuerdas eso porque eras un bebé, pero la situación fue tan mala qué estuve apuntó de vender mis tierras solo para mantenerte con vida, así que me fui de caballero y aceptaba cualquier trabajo que me pagará lo mínimo para poder comer, pero en cuanto supe que tu madre estaba embarazada entre en pánico porque apenas podíamos mantenernos con vida y otro hijo complicaría las cosas, así que me fui a una de las misiones más peligrosas, pero mejor pagadas y esa es la de cerrar la abertura oeste para que los demonios no entre en el bosque, no sabía cuanto tardaría pero estaba seguro de que te sacaría adelante.
—entonces ¿todo fue un malentendido? ¿La razón por la que los sirvientes me maltrataban era porque no tenías dinero para pagarles?
—si, todo fue mi culpa no pude esforzarme más para darles la vida que merecían así que en cuanto supe que me pagarían una gran suma de dinero si mataba a un demonio no pude desperdiciar esa gran oportunidad fui e hice una fortuna tan grande para que ninguna persona nos volvería a despreciar jamás.
—ya veo, tú la pasaste muy mal papá y cuando volviste de esforzarte tanto no encontraste nada más que un ducado destruido, eso debió ser muy malo.
—y lo fue, aun recuerdo cuando llegue, estaba esperando que mi esposa y mis hijos me recibieran, pero solo me entere de que habían huido y ahora debíamos mucho dinero. —el duque soltó una risita dejando ver que la situación no lo enojaba en absoluto.—además tú sufriste más que yo hijo, ayer vine a verlos dormir y encontré la carta que le escribiste a tu madre lo siento por eso, yo no puedo estar más molesto conmigo mismo por no poder haber echo nada para protegerte de esos imbéciles.
Dylan se cubrió la cara con las dos manos estaba más que avergonzado porque su padre descubrió su escrito y lo leyó.
—¿todo bien, hijo?. —contesto el duque al no oír respuesta de su hijo.
—¿por qué lo leíste? No quería que nadie lo leyera, ahora estoy avergonzado.
—ja, porque estás avergonzado hijo, es algo normal desahogarse con esas cosas, yo también lo hacía cuando era niño.
—¿de verdad?
—si, mi padre era muy malo conmigo me pegaba todo el tiempo y siempre metía gente rara a la casa, al final el viejo murió y yo me quede con el ducado cuando tenía más o menos tu edad.
—ya veo eras muy joven para hacerte cargo de algo tan grande como lo es este lugar.
—si se echo por esa misma razón la sequía nos pegó tan duro, pues no sabía administrar bien mi dinero y todo lo gastaba en joyas para tu madre.
—ya lo creo, oh una última pregunta ¿por qué pusiste a la abuela al mando de la mansión, no era más fácil poner a mi madre?
—yo también pensé en eso, pero en cuanto se lo comenté a tu madre ella lo rechazo inmediatamente, ella dijo que era demasiado trabajo para ella y que no podía hacerlo porque se cansarían sus bellos brazos, algo así me dijo y yo le hice caso y deje a mi madrastra a cargo hasta que yo volviera.
—mamá, ya no es la misma persona.
—¿por qué lo dices?
—la otra vez le pregunté por algunos sucesos de mi infancia y ella dijo que no se acordaba en absoluto, además yo recuerdo que ella era una persona totalmente diferente a lo que es ahora, un día solo se levantó y me dio mucho amor y ternura de la nada.
—talvez tuvo un accidente y perdió la memoria.
—la envenenaron cuando estaba dormida.
—¿Qué? ¿Por qué nadie me dijo eso?
—porque solo yo lo se, lo dijo una mucama, después de eso mamá no volvió a ser la misma.
—creo que estás en lo correcto hijo, yo también noto muy diferente a tu madre, pero no me molesta, aun así la sigo amando como el primer día.
—YA TERMINARON DE BAÑARSE!!!—grito Lilly del otro lado de la puerta de la habitación interrumpiendo la conversación.
El duque se aproximó a la puerta y la abrió dejando entrar a Lilly con su ropa nueva en las manos.
—niñita, en esta casa no se grita.—dijo el duque sosteniéndola en el aire con ambas manos.
—¿por qué?
—porque asustas a los fantasmas.
—¿aquí hay fantasmas? —dijo Lilly asustada.
—no, no hay, pero si ubiera papá los derrotaria y los echara al calabozo para que no salgan jamás.
—deja de asustarla, papá.—dijo Dylan saliendo del baño.
—¿ya lo llamas, papá?
—si ¿por qué? ¿No puedo? Tomate.
—papá, dile algo me dijo tomate.
—papá dile algo se está burlando de mí. —replicó Dylan.
—calmados los dos o si no los voy a poner a sacar papas haya afuera. —dijo el duque.
Ambos niños soltaron una sonora carcajada al escuchar a las palabras de su padre.
—¿de qué se ríen?
—es que mamá también nos dice lo mismo. —dijo Lilly ahogándose en su propia risa.
—bueno, bueno, párenle a su circo y Lilly ve a bañarte qué ya hueles a perro remojado.
Dylan se rio ante tal comentario, pero a Lilly no le hizo tanta gracia.
—no soy un perro y le diré a mamá cuando despierte para que te regañe. —dijo Lilly enojada entrando al baño.