Me Quedo Con El Harén

Así Raúl vio partir a su hijo, su primogénito conociéndolo bien, hará problemas con sus hermanos, porque también los conoce, quieren escuchar a esa niña, ver que sabe de todo esto. Si es cierto lo de la carta.

Fue a ver a Luciano, era el único que estaba en el palacio de sus hijos, no quiso almorzar, estaba encerrado en el despacho de Antonia desde la mañana. Golpeo la puerta y no obtuvo respuesta y paso, Luciano estaba sumergido entre hojas, planos y todo eso.

Raúl- ¿Qué haces hijo?.

Luciano- Resolviendo todo esto y escribiendo todas las cosas que no entiendo y todas las preguntas que quiero hacerle a ella antes que ustedes la maten ¿O ya te diste cuenta de que ella es inocente?

Raúl- ¿Cómo sabes que ella es inocente?.

Luciano- No lo sé. Simplemente lo siento. ¿Sabes que ella quiere divorciarse de Marcos del día uno que despertó?.

Raúl- ¿Qué tiene que ver eso?.

Luciano- Yo creo que una mala persona no renunciará a ser emperatriz y todo lo que conlleva ser emperatriz, el nivel de riqueza, lujos y poder que tiene ella no lo tiene nadie excepto la emperatriz madre. ¿Dime una cosa padre tú eres un alma solitaria que anda por ahí, justo caes en el cuerpo de ti mismo, es decir del duque Del castillo, que es dueño de dos minas una de oro y otra de diamantes, dueño de los campos agrícolas más prósperos y tiene el ejército más grande del imperio. ¿Lo dejarías? Ya quería dejar todo.

Raúl- ¿Cómo lo sabes?.

Luciano- Pregunto desesperadamente como divorciarse y cuál era el imperio más lejos que había a sus doncellas. Responde mi pregunta.

Raúl- Pues si en mi otra vida no tuve nada y de golpe tengo todo, no lo dejaría o si lo dejo, sería en contra de mi voluntad.

Luciano- Ella se fue sin dinero y sin ropa. No sé llevo nada de las riquezas de mi hermana, acá encontré un inventario de todo lo que tenía y cuando lo adquirió, pues este registro lo lleva desde años, solo saco monedas para ayudar a una modista y se compró unas prendas nada más. Hoy dejo esto en el cajón, es el dinero que diste para colaborar con el pueblo. No uso nada que sea de Antonia, nada. Ni siquiera tuyo. ¿Dime si esa persona no es un alma buena que es?.

Raúl- Ya entendí. ¿Qué hacemos? Esto es mucho para mí.

Luciano- Escuchemos que tiene que decir. Démosle una oportunidad.

Raúl- Está bien. Veamos en estos días.

Luciano- Gracias padre. ¿Dónde está Franco?.

Raúl- Está de viaje.

Luciano- ¿Fue tras ella?.

Raúl- Sí.

Luciano- ¡¡Maldición!!. Va a matarla.

Raúl- También está Gustavo con ella y Lucas.

Luciano- Tengo que ir.

Así sin más partieron, Raúl no podía dejar que sus hijos se enfrente y terminen heridos. Así que también partió, junto con sus hombres. Dejando a la servidumbre del palacio desconcertado, viajando todos para el mismo lugar, pero todos separados ¿Por qué viajaban todos separados?.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Mientras tanto luego de que Antonia y Marcos desayunaron, conocieron un poco más el centro del pueblo, Marcos le compro muchas cosas a Antonia porque vio que ella no salió con dinero.

Al medio día almorzaron y luego retomaron el camino hacia el pueblo que seguía, fueron despacio, ya que Amelia quería conocer y mirar todo, ayudaba a todos los que veía en su camino, a un señor se le estaba desarmando su puesto, la lona que tenía se había roto y le daba todo el sol. Nuestra emperatriz corta una camisa de Marcos y se puso ayudar arreglar el puesto al hombre. El hombre feliz le regaló fruta, ella feliz comía arriba del caballo, comía dos mordiscos ella, uno Marcos, tres ella, uno Marcos. Iban disfrutando el hermoso día y de paso le daban tiempo a los de la caravana de alcanzarlos.

A media tarde ya Amelia tenía mejor semblante, sus ojos no estaban tan tristes, cantaba y bailaba sola, tenía los cachetes llenos de caramelos para que Marcos no se los quite y este lejos de enojarse se mataba de risa. Por sus cachetes adorables, una abuelita se los regalo por mandar a Marcos ayudarla con sus bolsas, pues estaba haciendo compras y luego no se podía las bolsas, Antonia lo noto y apuro a Marcos a que la ayudara, la abuelita contenta porque se acercaron ayudarlos, pero por su mala vista no notó que el mismísimo Emperador la ayudó y le llevó sus compras hasta su casa, mandado por su esposa porque él iba a mandar a uno de sus soldados, pero Antonia no lo dejó, lo mandó, ya que estaba muy holgazán, según ella.

Antonia también se acercó a darle unas cosas de las que Marcos le había comprado, puesto que la abuelita cuidaba de sus nietos sola, porque su hijo y su nuera habían fallecido.

La abuelita por su ayuda le dio caramelos de miel caseros, ella los hacía para sus nietos, le dio a ambos, Marcos se los dio a su esposa para que se los guarde, pero ella se los estaba comiendo rápido para que Marcos no se los quite.

Narrado por Estefi

Marcos- Mira parece que ya nos alcanzaron... Y tus futuros concubinos no se ven contentos.

Antonia- Déjalos, en este viaje se verá si serán mis concubinos o no. (Mejor dicho, no lo serán, ya que tengo que dejar todo, incluyendo los).

Marcos- Y vienen con dos de tus hermanos...

Cuando dijo eso, uno de los caramelos que tenía en la boca se me fue a la garganta, empecé a toser, marcos me golpeó la espalda. Pero yo no estaba tan preocupada por mi garganta sino por lo que venían hacer los hermanos de Antonia. Marcos me pasó una cantimplora con agua. Tomé.

Marcos- ¿Estás bien?.

Antonia- Si, sí. Gracias.

Marcos- Te pasa por golosa.

Antonia- Debiste encargarle más caramelos a la abuelita, podíamos pagarle porque nos haga caramelos. Es una ayuda y salida para que alimente a sus nietos.

Marcos- Voy a mandar a un caballero, por un pedido y dinero.

Antonia- Buena idea. Que haga mucho, así le repartimos a los pequeños del pueblo en el camino y los del norte.

Marcos- Para ti, querrás decir. Glotona.

Antonia- Deja de decirme así.

Marcos- Como digas glotona.

Le meto un manotazo, Marcos ríe, pero se va a buscar dinero y un par de caballeros a que vuelvan al pueblo, ya que estábamos por salir de este y entrar a otro. Para esto ya teníamos a la caravana que venía del palacio casi enfrente.

Quería salir corriendo, Gustavo y Lucas se acercaron a mi despacio, luego de entregar sus caballos para que descansen y tomen agua.

Yo me giré, para irme. Quería irme lo más lejos posible, no sé sus intenciones y si me atraviesan con sus espadas aquí, lejos de todo, sin poder haber ayudo más que a un par de gente.

Gustavo- Espera. No te vallas ¿Podemos hablar?.

Antonia- Emmm... No lo sé.

Lucas- Tranquila no vamos a hacerte nada.

Me quedé mirando sus espadas, a la distancia que estamos ambos pueden sacar sus espadas y cortarme el cuello uno de cada lado y mi cabeza salir rodando de mi cuerpo. Imaginaba el hecho, hasta que ambos se miran, miran sus espadas y las desenvaina y automáticamente cierro mis ojos esperando que me maten, pero no sucede, entre abro un ojo y ellos me miran atentamente y sus espadas no están en sus manos ni en su cintura, sino que se la dieron a sus caballeros los cuales están yéndose hasta donde están armando un campamento.

Ya es tarde y pronto empieza a esconderse el sol, no va a haber luz así que tienen que armar todo antes de que oscurezca.

Antonia- ¿No van a matarme?.

Gustavo- No.

Largo un suspiro, que ni sé desde cuándo tenía retenido el aire.

Antonia- Esta bien. Vamos por allá.

Voy a avisarle a Marcos y le doy un beso en la frente, después de todo ya es como mi mejor amigo y si ellos me quieren matar por lo menos me despedí. El me toma de la mano.

Marcos- ¿Vas a estar bien? Se ven un poco tensa las cosas entre ellos y tú.

Antonia- Espero estarlo. Por las dudas, te odio mucho.

Marcos- Ja, ja, ja Tonta. Cualquier cosa grita. Tus concubinos van a ir a salvarte. 🤭

Antonia- Mira tú, nooo pues, la lotería me saque contigo.

Gamberro.

Marcos reía, yo caminaba despacio hasta donde los hermanos Del castillo, sabía que el mellizo que estaba ahí era Lucas, con él no trate tanto como con Luciano. Al estar trabajando en mi ex despacho le puse un escritorio a Lucían para juntar ideas de mi ex mansión y de la instalación de agua.

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♥️ Espero que les haya gustado el maratón. Son tres capítulos.😘

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