La Autora Maldita

Hoy Nada me ha salido como quiero. Primero, el príncipe doble cara apareció con un discurso barato sobre ser mi protector y liberador de un compromiso sin amor que me llevará al sufrimiento. ¿Acaso su única neurona no le alcanza para entender que no quiero nada que ver con él?. La llegada de mi prometido fue un respiro. Con palabras cortantes, pero educadas, alejó al príncipe que me atormentaba. Pero la tranquilidad duró poco. Su mirada, intensa y penetrante, me hizo sentir expuesta, vulnerable. Era como si pudiera ver a través de mí, más allá de lo físico, hasta lo más profundo de mi ser. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al pensar que podía averiguar mi secreto.

El roce de su mano y sus labios a través del guante despertó sensaciones que nunca sentí en mi primera vida, pero mi temor se confirmó con su pregunta directa: '¿Quién eres realmente?' No creyó en mi transformación repentina, y la verdad es que yo tampoco me la creería. ¿Cómo explicar que la señorita llorona y autocastigada había sido reemplazada por otra alma, el alma de una mujer más segura de sí misma, capaz de querer usar la magia que habita en ella, y matar a una bestia? Su mirada me desnudo, y el miedo me paralizó.

Estoy en un dilema. Me debato entre dos opciones terribles. Mentirle a Connán es arriesgado, su aversión a las mentiras es legendaria, y no quiero enfrentar su ira, y perder mi cabeza. Pero confesarle la verdad es aún peor, me tomará por loca, y mi destino será incierto.

__Bien, emperador Connán O'Brien, si quieres la verdad, la tendrás. Pero no te atrevas a llamarme mentirosa o loca después de lo que te diga. No sé cómo ni cuándo, pero me las pagarás por obligarme a revelar mi verdadera identidad y por dudar de mi cordura__.

La presencia de Connán es un poema en sí misma, una obra de arte que me atrae con cada detalle. Sus ojos, rojos como la sangre, ejercen sobre mí una fascinación irresistible, como la luz para una polilla. Su cabello largo y oscuro invita a mis dedos a deslizarse entre sus hebras, mientras mi mente fantasea con la fuerza de sus embestidas y el placer de sus besos. Su torso musculoso y su rostro de rasgos maduros y serios me impiden concentrarme en otra cosa. Si este hombre no duda de mi cordura, casarme con él no será un sacrificio, sino una ganancia.

Connan O'Brien

__He visto tantas cosas en esta vida querida, que dudo que algo que me digas pueda sorprenderme hasta el punto de considerarte una loca__. Ante su nivel de confianza, repliqué con una advertencia, dejándole claro que no quiero oír quejas más tarde.

Tome el mayor aire posible en mis pulmones, y comencé a narrar la verdad detrás del cambio de Zephyr: el alma de Zephyr ya no habita su cuerpo, sino el mío, en otro mundo. Y mi alma ocupa su cuerpo en este mundo. Le expliqué mi vida anterior, mi profesión... Y luego, la bomba: este mundo no es real. Lo había creado para una novela de terror donde las bestias extinguieron a la humanidad. Como castigo por mis finales trágicos, el Guardián de las almas me envió aquí para pagar mi condena, por según el tengo un alma oscura que se desahogaba a través de mis escritos.

Tras mi discurso precipitado, no se si Conan ha entendido una sola palabra de todas las que dije. Su mirada, tranquila pero gélida, me hace sentir incómoda, como si un escalofrío recorriera mi espalda. Su rostro permanece inexpresivo, mientras yo me mantengo alerta, anticipando su reacción: una risa burlona, una mirada de desaprobación, o quizás la palabra "loca" saliendo de sus labios. Pero su silencio, pesado y opresivo, es el peor de todos: me deja en la oscuridad, sin saber qué esperar de él.

__Querida, ¿cómo pudiste pensar que te creería loca por decirme que tu alma no es de este mundo, cuando la magia nos rodea? Me intrigó aún más saber que este mundo nació de tu imaginación. Tu mente debe ser un laberinto oscuro y fascinante para concebir una historia tan siniestra y un mundo como este. Sin duda, tu alma estaba destinada a este lugar, y me alegra que así sea, porque de otro modo no te habría conocido. Si alguna vez me encuentro con el guardián de las almas, le agradeceré por traerte a mi lado. La antigua alma de este cuerpo era una llorona que me habría atormentado con su debilidad y su llanto perpetuo__.

Su reacción me dejó sin aliento. Anticipé que me llamaría loca, que me diría desequilibrada, que nuestro compromiso se desvanecería como humo. Pero, en cambio, sus ojos brillaron con fascinación al escuchar que el mundo que lo rodea es una fantasía nacida de mi imaginación, y su rostro reflejo alivio y una sonrisa al pensar que ha escapado de una unión con una mujer llorona y exasperante.

__En serio, alteza, su sonrisa es más inquietante que su rostro serio. Parece un psicópata fascinado, saboreando el hecho de que el alma original de este cuerpo haya desaparecido y ahora yo esté aquí. Y lo peor es que le atrae mi mente oscura... solo un alma igualmente perturbada podría encontrar fascinante una imaginación capaz de concebir finales trágicos y sin esperanza__.

La sonrisa del emperador de las bestias es una máscara de terror. Sus ojos, fijos en mí, brillan con una intensidad que me hizo temblar. Sus ojos, dos pozos de oscuridad y deseo, me observan con una intensidad que me deja sin aliento. Siento que su mirada me desnuda, que me convierte en su presa. Supe que no me dejará escapar, que me cazará hasta saciar su obsesión, y esa obsesión soy yo. No se si salir corriendo despavorida o sentirme halagada de haber captado la atención del emperador de los cambia formas, quien, en la historia original, jamás se fijó en ninguna mujer.

__Mi querida prometida, tu mirada es la única que ha merecido mi sonrisa. Tu mente oscura me seduce, y anhelo explorarla cada vez más. Jamás una mujer despertó mi curiosidad de esta manera. Has encendido una llama en mí, y ahora, prepárate para arder conmigo__. Sus palabras, una melodía inquietante de afirmación, posesión, obsesión y seguridad, me envolvieron en una atmósfera de temor y fascinación. Mi parte lógica, aterrada, intenta resistirse, pero mi corazón, inexplicablemente, se siente cautivado por la oscuridad y el peligro que mi prometido irradia.