Juana María, una Dominicana que reencarnó en una de sus novelas favoritas, pero no puede creer que corrió con la mala suerte de reencarnar en la villana de la historia.
—No, no, en la villana no, en la villana nooo ¡Quiero ser la protagonista!
Grita en medio de la sala del banquete.
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CAPITULO:15
AMBER:
Entro a mi habitación con una sonrisa feliz en los labios.
—No me dejaré de ninguna, vieja bruja jajaja.
Mi rosa hace eco en la habitación haciendo que sienta un poco de miedo de mi misma.
—¿Qué hiciste que te tiene tan feliz?
—Aaahh.
Grito y doy un salto por el susto de muerte.
—Oh, te asusté... Perdón.
Miro a Vicent como está sentado de manera elegante en mi cómodo sillón con una sonrisa para nada arrepentido.
—Eres un idiota Vicent.
Camino hacia mi sofá y tomo asiento cruzando mis piernas.
—Que boquita te cargas.
Susurra y yo lo miro para luego suspirar.
—¿Cómo entraste a mi habitación?
—Tengo mis métodos.
Habla sin dejar de mirarme fijamente.
—Mmm, ya veo.
Murmuro poniéndome en pies para quitarme el incómodo vestido que llevo puesto y ponerme algo para estar cómoda.
En mi closet busco que ponerme y luego comienzo a desnudarme, bajo la atenta mirada del archiduque.
—¿Me ayudas?
Le pido mientras le muestro mi espalda con los miles de botones.
Él sin decir nada, se coloca en pies y comienza a quitar los botones de mi vestido lentamente.
Cierro los ojos al sentir su respiración en mi nuca y siento un escalofrío en todo mi cuerpo.
—¿Quién eres?
Murmura con la voz ronca mientras deja un leve beso en mi cuello expuesto.
—¿Qué?
Pregunto para ver si escuché bien.
—No eres Amber Hillson ¿Quién eres? He notado que hay otro aroma en ti.
Abro los ojos con sorpresa, pero permanezco en silencio por unos segundos.
—¿Acaso eres un perro que puedes oler los aromas?
Vicent no dice nada por unos segundos.
—Listo.
Es lo único que llega a murmurar y se aleja de mí, volviendo al sillón.
Me encojo de hombros y hago el cambio de vestido bajo su tanta mirada, que no pierde el más mínimo detalle a cada uno de movimientos.
—¿Qué son esas marcas en tus brazos?
Miro mis brazos y observo como la bruja esa dejó sus asquerosas uñas en mi hermosa piel.
—No es nada, una pelea de mujeres.
Le resto importancia al recordar la cantidad de cabello que quedó en mis manos.
—¿Pelea de mujeres? ¿Qué significa eso Amber?
Pregunta mirándome fijamente y eso me pone algo incómoda.
—Una pequeña pelea con mi madrastra, nada importante... ¿Por qué insistes tanto? Me haces sentir incómoda.
Él desvía la mirada hacia otro lugar.
—Pensé que la esposa del duque te respetaba ¿El duque Hillson sabe de eso?
—No creo, pero como ya te dije, no es nada, es un pequeño problema que estoy resolviendo.
Sonrío y él no queda muy convencido.
Tomo asiento en mi cómodo sofá y miro al hombre frente a mí.
—¿Qué haces aquí? ¿Me extrañaste?
Él alza las cejas con una sonrisa sexi.
—No te creas tanto futura esposa, estoy vigilando que no te vayas a ver con el imbécil del principito.
—¿Así? ¿Por qué será que no te creo?
Pregunto levantándome del sofá para luego sentarme en sus piernas.
—Mmm ¿Tan pronto estás listo?
Muevo mis caderas un poco sintiendo lo duro que está.
—Siempre estoy listo.
Murmura llevando sus manos a mi cintura.
—¿Siempre?
Alzo las cejas con incredulidad y él sube sus manos lentamente por mi espalda.
—No, la verdad es que me provocas con esa bata tan sensual.
Miro lo que él llama bata y eso es idéntico a la bata que usaba mi bisabuela como medio fondo.
—¿Enserio esto te provoca?
Pregunta sin poder creerlo.
—Sí, estás muy sexy.
Su voz grave es muy sensual, pero lo que dijo me provoca risa... ¿Sexy? ¿En serio?
—Bueno, no quiero contradecirte, pero esto no es sexy para nada.
Me quito lo que llevo puesto y Vicent me mira con deseo.
—No hagas ruido.
Murmura colocandose en pies sin bajarme de sus fuertes brazos y me lleva a la cama.
Siento la suavidad de las sábanas contra mi piel desnuda y él se une a mí cuándo se quita toda su ropa mostrándome ese perfecto cuerpo tallado por los dioses, sus ojos oscuros brillan con deseo mientras sus manos se deslizan por mi cuerpo, haciéndome estremecer.
Nos besamos con pasión y nuestros cuerpos comienzan a moverse juntos en la cama.
Siento su delicioso calor contra mí y su dureza presionando contra mi entrada.
Jadeo y mis manos se aferran a sus fuertes y anchos hombros.
Vicent se desliza dentro de mí llenándome por completo con esa cosa deliciosa y grande que se carga.
—Vicent...
Gimo de placer, sintiendo como el calor se acumula dentro de mí volviéndome loca.
—Sshhh.
Susurra mientras nos movemos juntos, así encontrando un ritmo frenético y delicioso.
El placer se intensifica llevándome al borde del deseo, así que me aferro a él con fuerza, sintiendo que mi cuerpo se contrae a su alrededor.
—Mmm, Vicent...
Gimo su nombre, sintiendo las olas de placer invadirme por completo.
Él se mueve dentro de mí una última vez más así liberando su propia pasión junto a sus roncos gemidos.
Nos quedamos quietos, abrazados, con nuestros cuerpos aún unidos, hasta que nuestra respiración vuelve a la normalidad.
—Esto fue...
—Increíble...
Termina de decir él mientras se levanta de encima de mí y se acuesta a mi lado.
—Si mi padre se entera me mata.
Susurro con una sonrisa satisfecha y Vicent me sigue atrás.
—La verdad es que no puedo creer lo que estoy haciendo con su hija querida, soy un terrible amigo.
—¿Eres amigo de mi padre?
Pregunto con curiosidad y él asiente.
—Fuimos mejores amigos en la academia, éramos inseparables.
Entrecierro los ojos.
—¿Cuántos años tienes?
—36 tu padre y yo somos de la misma edad.
Abro los ojos... ¿A los cuántos años me tuvo mi padre?
No termino de hablar y la puerta es tocada violentamente.
—¡Abre la puerta Amber!
Escucho la voz de mi hermanastra y miro a Vicent con los ojos abiertos.
—Tienes que irte.
Murmuro levantándome rápido de la cama y le doy toda su ropa.
—Pero...
—No pueden encontrarnos... Entra al baño, hay una ventana grande, sal por ahí.
Le digo empujándolo hacia la puerta de baño para después cerrarlo y arreglarme yo.
—¡Abre maldita zorra!
Grita como loca y yo ruedo los ojos.