¿Qué harías si un día despertaras en un mundo totalmente desconocido?
Andaira, una joven del siglo XXI, despierta en la majestuosa mansión Valois sin memoria y con más preguntas que respuestas. En un reino de magia y misterio, deberá desenterrar los secretos de su pasado y descubrir su verdadero destino. Rodeada de intrigas y peligros, Andaira se encuentra con Kaiden, un valiente príncipe y poderoso general, quien la ayudará a enfrentar las sombras que amenazan su existencia.
A medida que Andaira explora este mundo mágico, se dará cuenta de que su vida está entrelazada con fuerzas antiguas y poderosas. ¿Podrá encontrar su verdadera identidad y salvar al reino de una oscura amenaza?
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Capitulo 16
¿En dónde estoy? Estaba cerca de un lago. Estoy segura de que nunca he estado en este lugar antes. El agua era cristalina y la luna se reflejaba de manera hermosa en su superficie, creando un espectáculo de luz y sombras. Sin embargo, de repente, una aura siniestra se presentó en el lugar.
—Andaira, cariño, te has portado muy mal —esa horrible voz la conocía, resonando en mis oídos y haciendo que mi corazón se detuviera por un instante.
—Esto no es real, es un sueño —grité, tratando de convencerme a mí misma mientras el miedo se apoderaba de mí.
La figura que se alzaba ante mí era oscura y amorfa, pero su voz era inconfundible. Aquella voz que había temido durante tanto tiempo, ahora presente en mis peores pesadillas. Intenté moverme, pero mis piernas parecían pegadas al suelo, incapaces de responder a mis deseos de huir.
—Andaira, ¿crees que puedes escapar de mí? —la voz continuó, susurrando con un tono burlón y cruel.
El pánico me envolvía, pero intenté concentrarme, recordando que estaba en un sueño. Intenté recordar los consejos que me habían dado sobre cómo controlar mis sueños, sobre cómo encontrar una salida en medio de la oscuridad.
—Esto no es real, esto no es real —repetí para mí misma, cerrando los ojos con fuerza y tratando de visualizar un lugar seguro.
Pero la voz seguía allí, cada vez más cerca, cada vez más opresiva. Sentí cómo la sombra se acercaba, como si quisiera devorarme.
Sus dedos fríos tocaron mis hombros y un escalofrío recorrió mi columna.
—¿Por qué se siente tan real? —dije, intentando alejarme.
—Porque no es un sueño, cariño. Te lo dije, seguiré aquí. Voy a regresar por ti —susurró la voz con malicia.
Intenté alejarme, pero mis piernas no respondían. La sombra se cernía sobre mí, y el miedo me paralizaba. La desesperación crecía en mi interior, y mis pensamientos se volvían caóticos.
—No... esto no puede ser real... —murmuré, luchando contra la sensación de impotencia.
La sombra parecía deleitarse con mi miedo, y su risa resonó en mis oídos, llenándome de un pavor indescriptible. Sentí que el aire se volvía más denso, dificultando mi respiración.
—Nunca podrás escapar de mí, Andaira —continuó la voz, cada palabra como un veneno que se infiltraba en mi mente.
Mi cabeza empezó a doler como si la hubiera golpeado muy fuerte. Sentí una presión creciente y una punzada aguda que me hizo entrecerrar los ojos. La sensación era tan intensa que apenas podía pensar con claridad.
De repente, una luz brillante iluminó mis manos y comenzó a abrir un camino ante mí. La luz parecía emerger de la nada, creando una senda clara y segura en medio de la oscuridad que me rodeaba. Instintivamente, supe que debía seguir ese camino, aunque no entendía del todo lo que estaba ocurriendo.
Con cada paso que daba, la luz se hacía más intensa, y la oscuridad retrocedía lentamente. Sentía cómo el dolor en mi cabeza disminuía gradualmente, reemplazado por una sensación de alivio y esperanza.
—Esto debe ser una señal —me dije, tomando fuerzas de la luz que me guiaba.
Caminé con determinación, dejando atrás la sensación de terror y pánico. La luz cálida y reconfortante me llenaba de una paz que no había sentido en mucho tiempo. Mientras avanzaba por el camino iluminado, sentí que me acercaba cada vez más a un lugar seguro.
Desperté en una habitación desconocida, la punzada en mi cabeza regresó con fuerza, acompañada por una avalancha de recuerdos de la verdadera Andaira. Sentí que la cabeza me iba a explotar y grité de dolor, incapaz de contener el tormento que se apoderaba de mí.
Las imágenes y memorias se arremolinaban en mi mente, cada vez más intensas y abrumadoras. Cada fragmento de mi pasado volvía con una claridad dolorosa, como si estuvieran siendo grabados a fuego en mi conciencia.
—¡No! —grité, llevándome las manos a la cabeza, tratando de detener el dolor insoportable.
Sentí una presión en mis sienes, como si algo dentro de mi cabeza estuviera a punto de estallar. Las voces y los recuerdos se mezclaban en un caos ensordecedor, y luché por encontrar un resquicio de paz en medio de la tormenta.
—¡Andaira! —oí una voz distante, llamándome con urgencia—. ¡Andaira, respira!
A través de la neblina del dolor, reconocí la voz de Evander. Se arrodilló a mi lado, su rostro lleno de preocupación.
—Andaira, por favor, respira conmigo —dijo suavemente, tomando mi mano y guiándome a través de respiraciones profundas.
Intenté concentrarme en su voz, aferrándome a esa única constante en medio del caos. Poco a poco, empecé a respirar más profundamente, sintiendo cómo el dolor disminuía gradualmente. Los recuerdos seguían ahí, pero el tormento comenzaba a desvanecerse.
—Eso es, sigue así —dijo Evander, con voz tranquilizadora—. Todo estará bien, solo respira.
Finalmente, el dolor se redujo lo suficiente como para que pudiera abrir los ojos y mirar a mi alrededor. La habitación, aunque desconocida, tenía un aire de tranquilidad. Me encontré cara a cara con Evander, su mirada llena de una mezcla de alivio y preocupación.
—¿Dónde estoy? —pregunté con voz temblorosa, aún sintiendo los efectos del dolor.
—Estás a salvo, Andaira. Te desmayaste en el invernadero, y te traje aquí para que pudieras descansar —respondió Evander, su tono lleno de sinceridad.
Asentí, tratando de procesar lo que había ocurrido. Sabía que había mucho que enfrentar, pero en ese momento, estaba agradecida por la calma y la compañía que me ofrecía Evander.
—Gracias —le dije sinceramente a Evander, sintiendo una ola de gratitud hacia él.
Él me devolvió una sonrisa cálida y tranquilizadora.
—No hay de qué, Andaira. Solo quiero que estés bien —respondió suavemente, soltando mi mano con delicadeza.
Mientras me recostaba en la cama, aún procesando todo lo que había ocurrido, me di cuenta de que había algo diferente en la mirada de Evander. Aunque siempre había sido cordial y educado, ahora notaba una preocupación genuina en sus ojos, una conexión que no había percibido antes.
—¿Estarás aquí un rato más? —pregunté, queriendo su compañía un poco más.
—Por supuesto —dijo, acomodándose en una silla cercana—. No iré a ninguna parte.
—Te debo una disculpa —le dije, y él me miró confundido.
—¿Por qué? —preguntó Evander, su expresión reflejando tanto curiosidad como preocupación.
Tomé una profunda respiración, tratando de organizar mis pensamientos antes de responder.
—Por cómo te traté antes, cuando dijiste que entendías que originalmente iba a casarme con tu hermano. Fui un poco brusca y no te di la oportunidad de explicarte. Estaba muy alterada y no supe manejar bien la situación —admití, sintiéndome un poco avergonzada.
Evander me miró con una expresión suave y comprensiva.
—Por un momento vi un extraño gesto en ti y ahora siento que lo malinterpreté —dije, esperando que él entendiera mis sentimientos.
Él asintió lentamente, como si comprendiera lo que intentaba decir.
Evander me miró con una expresión sombría y, por un momento, pude ver la vulnerabilidad en sus ojos.
—Tuve esa reacción porque, al igual que tú, este compromiso no lo quiero. Pero al menos tú sí tienes el valor para negarte —su mirada era triste y cargada de una sinceridad que me conmovió—. Y tampoco soy como mi hermano, aunque en este momento parece ser un idiota, no debió seguir a esa mujer y dejarte sola.
Sentí un nudo en el estómago al escuchar sus palabras. Sabía que Evander también estaba atrapado en esta situación, y que su valentía para enfrentarla era admirable. Me di cuenta de que no solo yo estaba sufriendo por este compromiso forzado, sino que Evander también tenía sus propias luchas internas.
—Entiendo, Evander. Ambos estamos en una situación complicada, pero apreció tu sinceridad y tu apoyo. Sé que esto no es fácil para ninguno de los dos —dije, queriendo que supiera que no estaba solo en esto.
Evander asintió lentamente, su expresión suavizándose un poco.
—Gracias, Andaira. Saber que no estoy solo en esto me da un poco de consuelo. Solo espero que, de alguna manera, podamos encontrar una solución que sea justa para todos —respondió, su voz llena de esperanza y determinación.
no lo sé... tal vez estoy paranoica
es fantástica
porque su madre no la sano???
pero me gusta