Entre seguir amándote y no hacerlo decidí seguir haciéndolo, pero en silencio, por que sabia que de no ser así, nos íbamos a romper cada vez más por dentro.
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Capitulo 16 : Experiencias plasmadas en papel
Después de viajar, después de descubrir tantas cosas impresionantes, después de llegar a la conclusión de que cada lugar, cada persona, cada animal deja una enseñanza en nuestras vidas cuando los conocemos de verdad regrese a Bogotá, Colombia. Yo ya me había conocido a mi mismo, había vencido mis miedos y me había aprendido a valorar estando solo, pero no solo eso también había aprendido a valorar a los demás y su compañía pues está siempre va a ser necesaria. Llegué a Bogotá pues el semestre que había aplastado ya había culminado y el otro estaba por empezar, tuve que ir a hacer unas cosas en la universidad unos días antes de que las clases empezaran, la semana siguiente empezaron las clases de nuevo me la pasaba con Santiago, reíamos, comíamos, práctica vamos deportes como pin pong y demás deportes que se practicaban en la universidad, pero aun así yo estaba muy concentrado en mis estudios pues ya había aplastado un semestre y no quería que perder una materia me atrasara más todavía. Al terminar ese día me dirigí hacia mi casa, tenía ganas de escribir así que prendí la lámpara de mi mesa, me prepare un café y me dispuse a escribir quería expresar lo que había sentido en cada lugar que había visitado, quería mostrar las enseñas que estos lugares me habían dejado, empecé a escribir sobre Canadá, dije que así como el naranja de un atardecer y el naranja de los árboles en otoño nosotros debemos brillar alumbrando a quienes lo necesitan, dije que estar allá me hizo sentir cálido pues ese color naranja eso es lo que refleja, calidez que llega al corazón haciéndonos sentir abrazados por al ambiente que nos rodea. Luego escribí sobre Suiza, allí aprendí a vencer mis miedos, aprendí a no dejar que estos me priven de vivir experiencias memorables, estar allí me hizo sentir relajado apartado de tanta gente, al despertarme cada mañana abrir la ventana y mirar aguas cristalinas, bosques frondosos, a veces lluvia que hacía que el frío fuera lo menos importante, caminar al lado de ríos, sentarme en piedras y contemplar la naturaleza todas estas cosas me hicieron darme cuenta de que los lugares perfectos si existen. Después decidí plasmar mi experiencia en New York, allí había aprendido el valor de ser feliz estando solo y que aquellos que aprenden a serlo aprenden a ser felices siempre, pero que siempre va a hacer falta la familia, los amigos y esa persona que sin importar lo frio que esté el día solo bastará si presencia para darnos ese abrigo que necesitamos. Colombia y pasar el fin de año acá me dejaron saber que el ambiente no importa del lugar sino del carisma y el amor de las personas que te rodean pues estás te harán fijarte en todo menos en el lugar que te rodea, aprendí a soltarme a hablar no siempre con una persona sino a tal vez hablar solo, con Dios, contar mis experiencias dar gracias y contar propósitos a futuro esto nos ayuda a liberarnos como personas y saber que nuestras metas y planes ya están en manos de alguien solo nos falta hacer el fuerzo final para conseguirlo. Después de que culminará el año decidí hacer mis últimos dos viajes acompañado con mi familia pues a los lugares que íbamos a ir todos quisimos ir siempre, el primer lugar fue Finlandia, queríamos ver la aurora boreal si que nos dirigimos a un lugar un poco remoto apartado de la grandes ciudades para poder apreciar mejor las auroras boreales estuvimos en un iglú de vidrio, pero aunque la vista era perfecta desde adentro al salir la aurora boreal todos salimos del iglú y quedamos atónitos mirando el cielo sin creer lo que veíamos, y aunque hacia mucho frio simplemente lo olvidamos pues fue perfecto nos abrazamos y miramos la perfección de el lugar. Ya como último viaje fuimos a Venecia, Italia un lugar perfecto repleto de agua por todos lados y que por lo mismo era difícil acostumbrarse a el, un lugar con calles que parecían laberintos y que nos llevaba a la conclusión de que a veces los mejores lugares y las mejores personas se esconden en donde no buscamos en lo que sale de lo común en salir de nuestra zona de confort. Asi culmine de escribir y plasmar todas las cosas que quería abrí la ventana y no me rodeaba Finlandia, Venecia, Suiza, New York, Toronto no lo que me rodeaba era Bogotá una ciudad caótica pero bonita llena de luz casas aquí casas allá l, con gente amable y otra no tanto, no tan limpia pero que acoge, si está era mi Bogotá, la Bogotá que me había visto crecer, que me había visto reír, llorar, amar, etc. Finalmente cerré la ventana entre apague la lámpara me acosté y me quedé dormido