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Un Último Deseo

Un Último Deseo

Status: En proceso
Genre:Matrimonio arreglado
Popularitas:9k
Nilai: 5
nombre de autor: @ngel@zul

Alexander es un joven príncipe, que debido a sus responsabilidades está obligado a contraer matrimonio a sus veintiún años.
Para su buena suerte, o no. En su Reino existe una regla que le da la posibilidad de tener un mes para sí mismo, un mes en el cual él dejará de ser quien es para convertirse en una persona común.
Ahora bien, ¿Qué pasará durante ese mes? ¿La vida de Alexander cambiará a causa de lo que está por vivir?

NovelToon tiene autorización de @ngel@zul para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La familia real

Capítulo 7:

La familia real de Aureum era pequeña, pero estaba llena de lazos profundos que, aunque a veces se volvían tensos por las expectativas y deberes, se sostenían con un amor genuino. Alexander, como único heredero al trono, ocupaba un lugar central en esa dinámica, no solo como príncipe, sino como hijo mayor y hermano protector.

El rey había fallecido cuando el joven aún era adolescente, hacía casi una década, dejando a la reina Isabel como regente hasta que Alexander alcanzara la edad para asumir el trono. Isabel era una mujer fuerte y decidida, que había dedicado su vida al bienestar del reino y de sus hijos. A pesar de sus múltiples obligaciones, siempre encontraba tiempo para Alexander y para Charlotte, la hermana menor del príncipe, de solo 17 años.

Alexander tenía una relación bastante peculiar con su madre. Por un lado, la admiraba profundamente. Isabel era una mujer imponente, una líder nata que sabía cuándo ser firme y cuándo mostrar compasión. Sin embargo, su papel como regente también la había obligado a ser estricta con él, a prepararlo para el trono con una disciplina que, en ocasiones, lo hacía sentir más como un pupilo que como su hijo. Aunque eso era desde que su padre había fallecido, puesto que anterior a eso, Isabel era una madre sumamente dedicada, cariñosa que siempre estaba disponible para complacer a sus hijos.

Una noche, cuando Alexander tenía 16 años, había llegado agotado tras un día de entrenamiento en protocolo militar. Se había dejado caer en uno de los sillones del despacho de su madre, demasiado cansado incluso para hablar. Isabel, que revisaba documentos, lo observó en silencio durante un momento antes de cerrar la carpeta frente a ella.

— ¿Duro día, Alex?— preguntó, usando el apodo que ella y los amigos del joven usaban en privado.

Alexander asintió, sin abrir los ojos.

— A veces siento que no puedo más— respondió él decepcionado— Todo lo que hago nunca parece suficiente.

Isabel se levantó de su silla y se acercó a él, colocando una mano en su hombro en gesto de cariño.

— Lo sé, hijo. Y no puedo imaginar lo que sientes. Pero quiero que sepas que estoy orgullosa de ti. No solo por lo que haces, sino por quién eres.

Esas palabras, pocas pero sinceras, se habían quedado grabadas en la memoria de Alexander. Eran momentos como ese los que le recordaban que, más allá de las responsabilidades, Isabel era, sobre todo, una madre que lo amaba profundamente.

Charlotte, por otro lado, era la luz de la familia. La muchacha era alegre, curiosa y tenía una personalidad encantadora, a veces era tímida y otras demasiado atrevida, era el polo opuesto de la formalidad que reinaba en el palacio. A menudo desafiaba las reglas, escapándose a los jardines en horas que no debía o escondiéndose en la biblioteca para leer libros de aventuras y romance.

Desde que su padre había fallecido, Alexander había asumido el papel de protector para Charlotte. La diferencia de edad entre ellos no impedía que compartieran una relación cercana, llena de momentos de complicidad y risas.

Un día, cuando Alexander tenía diecinueve años, y ella quince había encontrado a Charlotte tratando de escalar una de las estanterías de la biblioteca para alcanzar un libro que se encontraba en lo más alto de los estantes.

— ¡Charlotte!— exclamó, entrando rápidamente para detenerla— ¿Qué crees que estás haciendo?

Charlotte detuvo sus movimientos, giró la cabeza y lo miró esbozando una sonrisa traviesa.

— ¡ Alex! El libro de cuentos que quiero está allí arriba, y no puedo esperar a que alguien me ayude.

Alexander negó con la cabeza, suspirando, pero no pudo evitar sonreír.

— Entiendo, cariño— dijo él mientras la ayudaba a bajar de donde estaba subida— Pero podrías haberte caído y hasta roto el cuello. Ven aquí.

Charlotte hizo un puchero, entendía las palabras de su hermano aunque ella no había pensado que podría haber sido peligroso subir sobre la silla que había colocado sobre uno de los escritorios que había en el lugar.

— Lo siento, Alex.

Alexander tomó el libro de la estantería y se lo entregó antes de sentarse junto a ella en el sofá. Charlotte lo miró con una mezcla de gratitud y arrepentimiento.

— Gracias. Prometo que no lo haré de nuevo.

Él rió suavemente, pasando un brazo por sus hombros.

— No te preocupes, Charlie. Solo… la próxima vez, pídelo, a quien sea, a alguien del palacio, a Ethan, a Lucas o a mi. No quiero que te pase nada.

Desde entonces, “Charlie” se convirtió en el apodo que Alexander usaba para su hermana, y cada vez que la veía sonreír, sentía que valía la pena todo el peso de su vida como heredero con tal de que esa sonrisa no se perdiera.

A pesar de las diferencias en personalidad y el ritmo frenético de la vida real, Alexander, Isabel y Charlotte eran un equipo unido. Cada cena que compartían en el comedor privado era un respiro de las formalidades del día. En esas ocasiones, Alexander todos bajaban la guardia, Alexander podía reír con Charlotte por sus ocurrencias y discutir con su madre temas que iban desde política hasta sus recuerdos de infancia.

El príncipe sabía que su familia era su ancla en medio del torbellino de expectativas. Incluso cuando sentía que el mundo entero lo observaba, podía confiar en que Isabel y Charlotte lo apoyarían incondicionalmente, aunque a veces eso implicara empujarlo a enfrentar sus responsabilidades.

A medida que su cumpleaños número se acercaba, Alexander reflexionaba sobre lo que significaría ese mes de gracia no solo para él, sino también para su familia, sus amigos, su reino.¿Cómo reaccionaría su madre cuando le dijera sobre la decisión que había tomado? ¿Entendería lo que buscaba? ¿Y Charlotte? ¿Lo extrañaría demasiado? Estas preguntas lo acompañaban mientras se preparaba para el momento en que, por primera vez, tendría la oportunidad de decidir su propio camino, aunque fuera solo por un tiempo.

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Mariela Alejandra Gonzalez
siiii ! a la m****a el protocolo!!! me gusta esa pareja!!!!
Mariela Alejandra Gonzalez
mmm!! me gusta !! me parece que la reina se trae algo entre manos
. veremos!!
Milagros Suarez
Que feo debe ser no tener vida propia
Pobre Charlotte, enamorada de Ethan y tener que guardar su sentimientos
Eso sí super la historia me encanta
Cecilia Montalva
Es una novela entretenida donde el amor es hermoso Me cautivó gracias
M Soledad Lezcano
No recién llegamos ja ja 😂
M Soledad Lezcano
Me encantó esa niña decidida,enamorada 🥰
Leida Rosa Jimenez
es linda la historia
Silvia Jaime
fotos ilustrativas de los personajes
M Soledad Lezcano
Hola,señora autora espero que lo tome como un na critica constructiva :he llegado al capítulo 9 y la novela no ha avanzado ,redacta los mismos capítulos desde la óptica de distintos personajes ,bueno 3 ,se torna aburrida .ok saludos
@ngel @zul: Muchas gracias por la observación.
total 1 replies
Laura Renero
Excelente
Laura Renero
muy bonita historia
Yenitza Barco
/Rose/
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