En un futuro cercano, un grupo de humanos descubre que la realidad que conocen es una simulación creada por una civilización alienígena avanzada. A medida que luchan por romper con esta ilusión, se enfrentarán a horrores inimaginables, revelaciones sorprendentes y dilemas morales que pondrán a prueba su humanidad. El amor florecerá en medio del caos, mientras todos ellos luchan por su libertad.
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Capítulo 16: El Gran Escape
El aire en el claro se sentía cargado de determinación. Después de compartir sus miedos, el grupo había encontrado una nueva fuerza. Ethan, Lena, Marco, Clara y David se miraron, sabiendo que el momento de actuar había llegado. La idea de infiltrarse en el núcleo del sistema alienígena era arriesgada, pero la urgencia de liberar a la humanidad de la simulación les daba el valor necesario.
—Debemos ser estratégicos —comenzó Ethan, su voz firme—. No podemos permitir que nos atrapen. Necesitamos un plan.
Lena asintió, su mirada fija en Ethan. —Podemos usar la información que obtuvimos del alienígena. Sabemos que el núcleo está protegido por un sistema de seguridad avanzado, pero también sabemos que hay puntos débiles. Si logramos llegar a uno de esos puntos, podríamos desactivar la simulación.
Marco, que había estado revisando un mapa que habían encontrado en su camino, levantó la vista. —Aquí —dijo, señalando un área en el mapa—. Este es el acceso principal al núcleo. Sin embargo, está custodiado por drones y otras criaturas alienígenas. Necesitaremos un plan para distraerlos.
Clara, que había estado callada, finalmente habló. —Podríamos crear una distracción. Si uno de nosotros se hace pasar por un alienígena, podría atraer su atención mientras los demás se infiltran.
David frunció el ceño. —Eso es muy arriesgado. ¿Quién se ofrecería como cebo? No podemos permitir que alguien se ponga en peligro.
Ethan miró a su alrededor, sintiendo la tensión en el aire. —Yo lo haré. Tengo la mayor experiencia con ellos. Puedo usar el disfraz que encontramos en la base alienígena.
Lena lo miró con preocupación. —Ethan, no puedes hacer esto solo. Necesitamos que todos estemos juntos.
—Lo sé, pero si quiero protegerlos, debo asumir este riesgo. No puedo permitir que ninguno de ustedes se ponga en peligro.
Marco intervino. —Si Ethan va, debemos asegurarnos de que tenga un camino de escape. Clara y yo podemos cubrirlo desde las sombras. David, tú y Lena pueden encargarse de desactivar la seguridad una vez que estemos dentro.
El grupo asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. La adrenalina comenzaba a fluir en sus venas mientras se preparaban para la misión. Cada uno de ellos sabía que sus vidas estaban en juego, pero la esperanza de liberar a la humanidad les daba fuerzas.
Con el plan establecido, se dirigieron hacia el acceso principal al núcleo. La vegetación del bosque se volvió más densa a medida que se acercaban, y el sonido de los drones zumbando en el aire se hacía más fuerte. Ethan se detuvo un momento, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.
—Recuerden, no importa lo que pase, mantengan la calma y sigan el plan —les recordó, su voz resonando con determinación.
Cuando llegaron al punto de acceso, Ethan se puso el disfraz alienígena. La tela era fría y ajustada, pero le daba una apariencia convincente. Se sintió extraño, como si estuviera traicionando a su propia humanidad, pero sabía que era necesario.
—Voy a entrar —dijo, respirando hondo—. Manténganse en contacto a través de los comunicadores.
Con un último vistazo a sus amigos, Ethan se adentró en el área custodiada. Los drones comenzaron a girar en su dirección, y él levantó las manos, imitando los gestos de los alienígenas que había observado. A medida que se acercaba al núcleo, sintió la tensión en el aire. Los drones lo rodearon, pero él mantuvo la calma, recordando las instrucciones que había recibido.
Mientras tanto, Clara y Marco se movieron sigilosamente entre los árboles, buscando el mejor ángulo para cubrir a Ethan. Clara sentía que su corazón latía con fuerza, pero sabía que debía concentrarse. Marco le hizo un gesto para que se acercara.
—Mira, ahí están los controles de seguridad —susurró, señalando un panel que estaba parcialmente cubierto por la maleza.
David y Lena, por su parte, se preparaban para desactivar la seguridad. Habían encontrado un acceso secundario que les permitiría entrar sin ser detectados. Con cada paso que daban, la tensión aumentaba.
—Estamos listos —dijo David, mirando a Lena—. Una vez que Ethan esté dentro, debemos actuar rápido.
Lena asintió, su mirada fija en el panel de control. —No podemos permitir que nos atrapen. Debemos ser rápidos y precisos.
Ethan, mientras tanto, había logrado llegar al núcleo. La sala era vasta y oscura, iluminada solo por luces parpadeantes que emitían un zumbido constante. En el centro, una esfera pulsante representaba la simulación. Sabía que debía actuar rápido.
—¡Ethan! —escuchó la voz de Marco a través del comunicador—. Los drones están empezando a sospechar. ¡Apresúrate!
Con un nudo en el estómago, Ethan se acercó a la esfera. Podía sentir la energía que emanaba de ella, una fuerza que mantenía a la humanidad atrapada en un sueño. Con manos temblorosas, comenzó a buscar el mecanismo para desconectarla.
Mientras tanto, Clara y Marco se movían con rapidez, eliminando a los guardias alienígenas que se acercaban. La acción era feroz y caótica, y el sonido de la lucha resonaba en el aire. Clara sentía que su corazón latía con fuerza, pero no podía detenerse. Sabía que la vida de Ethan estaba en juego.
—¡Vamos, Clara! —gritó Marco, empujándola hacia adelante—. ¡No podemos fallar!
Ethan finalmente encontró el panel de control. Con un movimiento rápido, comenzó a introducir los códigos que había memorizado. La esfera comenzó a temblar, y una luz brillante iluminó la sala.
—¡Ethan, apúrate! —gritó Lena a través del comunicador—. ¡Están viniendo hacia ti!
Con un último esfuerzo, Ethan presionó el botón final. La esfera estalló en una explosión de luz, y el sonido de la simulación comenzó a desvanecerse. En ese momento, sintió una oleada de energía recorrer su cuerpo.
—¡Lo logré! —gritó, sintiendo que la realidad comenzaba a cambiar a su alrededor.
Pero no había tiempo para celebrar. Los drones comenzaron a atacar, y Ethan tuvo que correr hacia la salida. Clara y Marco estaban allí, luchando contra los alienígenas que intentaban detenerlos.
—¡Vamos! —gritó Marco, mientras se unía a Ethan—. ¡No podemos quedarnos aquí!
El grupo se reunió en el camino de salida, y juntos comenzaron a correr hacia la libertad. La adrenalina corría por sus venas mientras los ecos de la batalla resonaban detrás de ellos. La luz de la explosión aún brillaba en sus ojos, recordándoles el sacrificio que habían hecho para llegar hasta allí.
—¡A la derecha! —gritó Clara, señalando un pasillo que parecía menos custodiado. El grupo se desvió rápidamente, sus corazones latiendo al unísono con el sonido de sus pasos apresurados.
Ethan, aún sintiendo la energía de la esfera en su interior, se dio cuenta de que la simulación estaba desmoronándose. Las paredes del núcleo comenzaron a temblar, y un zumbido ensordecedor llenó el aire.
—¡No podemos detenernos! —exclamó David, empujando a los demás hacia adelante—. ¡La salida está cerca!
Mientras corrían, los drones comenzaron a desintegrarse, incapaces de sostenerse en la nueva realidad que se estaba formando. Sin embargo, no todos los alienígenas se habían rendido. Un grupo de ellos apareció frente a ellos, bloqueando el camino.
—¡Deténganse! —gritó uno de los alienígenas, su voz resonando con una autoridad aterradora.
Ethan sintió que su corazón se detenía. Pero en ese momento, Lena dio un paso al frente, su mirada decidida.
—¡No! —gritó, levantando un dispositivo que habían encontrado en su camino—. ¡Esto es por la humanidad!
Con un movimiento rápido, activó el dispositivo, y una onda de energía se expandió, desorientando a los alienígenas. Aprovechando la oportunidad, el grupo se lanzó hacia adelante, atravesando la barrera de enemigos.
—¡Sigue corriendo! —gritó Marco, mientras se aseguraba de que todos estuvieran juntos.
Finalmente, llegaron a la salida. La luz del sol brillaba intensamente, y el aire fresco les golpeó el rostro. Sin mirar atrás, se lanzaron hacia el exterior, sintiendo que la libertad estaba a solo unos pasos.
Una vez fuera, se detuvieron, respirando con dificultad. El paisaje que se extendía ante ellos era diferente, como si el mundo hubiera cambiado en un instante. Las sombras de la simulación se desvanecían, y la realidad comenzaba a tomar forma.
—Lo hicimos... —susurró Clara, con lágrimas de alivio en los ojos.
Ethan miró a sus amigos, sintiendo una profunda gratitud. Habían enfrentado sus miedos y habían luchado juntos. La batalla no había terminado, pero habían dado el primer paso hacia la liberación.
—Esto es solo el comienzo —dijo Ethan, con una sonrisa—. Ahora debemos unir a los demás y luchar por un futuro mejor.
Con renovada determinación, el grupo se tomó de las manos, listos para enfrentar lo que viniera. La humanidad había despertado, y ellos estaban listos para liderar la lucha.