CORRIENDO A LA VELOCIDAD DEL AMOR

CAPÍTULO 16.

Apenas llego, Briana se quitó aquella ropa que por esa noche la hizo sentirse como la señora Becker. Era realmente bella y delicada y, de la misma forma, Briana colgó el vestido y guardo cuidadosamente los zapatos.

Se colocó un pijama y se acostó en su cama para intentar dormir. Aunque sabía perfectamente que no pegaría un ojo aquella noche. Se la paso pensando en sus sentimientos y en Kilian Becker. ¿Acaso es amor lo que siente por él?, aunque es casi imposible, apenas se conocen. Aunque llevan tres años de casados, eso no tenía ningún sentido. Ella suspiró, frustrada.

Su teléfono no dejaba de sonar y ella sabía que se trataba de él. Pero no tenía intención de responderle la llamada. Necesitaba pensar y para eso quería estar sola.

Finalmente, el teléfono dejo de sonar y Briana pudo dormirse por unas horas. Despertó pasado el medio día. Se dio una pequeña ducha y luego se preparó algo de comer.

Mientras tanto, en casa de Kilian, las cosas no iban mejor. Él estaba notablemente preocupado y el hecho de que ella ignore sus llamadas le preocupaba aún más. Después de varios intentos sin éxito, decidió llamar a Audrey. Es probable que ella tenga información. Y así fue, la chica le informó que Briana estaba cansada y había tenido un cruce con Cassandra, por lo cual necesitaba estar sola y pensar las cosas. Ella le explicó que la pelirroja estaba en su departamento y que, por favor, le dé su espacio. A duras penas el morocho de ojos grises, acepto.

Esa noche, después de ducharse y divagar por horas sobre sus sentimientos hacia Briana. Finalmente se quedó dormido. Se despertó pasada la una de la tarde gracias a Sirius, quien besaba su rostro emocionado con la correa de paseo en la boca.

Kilian al verlo sonrió.

Se levantó, hizo su rutina de aseo y luego de comer algo liviano, saco a su perro a dar un paseo, mientras él corría a su lado.

En el camino tuvo una idea. Corrieron hasta el edificio en donde Briana vivía y se anunció con el portero, pidiendo verla. Aguardo en la acera, ya que al edificio no se permitía ingresar con mascotas.

Él estaba nervioso pero ilusionado a la vez. Esperaba poder aclarar todo con ella y mantener una buena relación. Ella le gustaba más de lo que quería admitir, pero sabía que debía ir despacio si quería conquistarla. La chica estaba atravesando un momento muy difícil a causa de su matrimonio y él quería ayudarla a solucionar todo.

 —¿Qué haces aquí Kilian? —pregunto ella, apareciendo por la puerta del edificio, vestida de pijamas y pantuflas.

—Sirius. —Dijo excusándose. —Él… te extrañaba.

Briana no le creyó en absoluto, pero de todas formas se agachó para acariciar a ese perro que tanto adoraba. Luego se enderezó y observo a Kilian en busca de una respuesta.

—¿Podemos… podemos hablar? —pregunto.

—Si es por haberme ido anoche, lo siento, pero necesito mi espacio y buscar un empleo…

—No es… No es solo por eso. —Dijo él.

—Está bien. —Dijo ella suspirando. —Entra. Le diremos al portero que cuide de Sirius mientras tanto.

Kilian asintió y la siguió. Minutos después de haber dejado al perro al cuidado del encargado, ambos ingresaron al apartamento de la chica.

—¿Quieres beber algo? —pregunto ella.

—No, estoy bien. —Dijo él.

—Bien, siéntate. —Dijo, tomando asiento en el sillón. Kilian se sentó frente a ella. —¿Sobre qué quieres hablar?

—Audrey me dijo que Cassandra te confrontó anoche. —Dijo él.

—Audrey. —suspiro Briana. —¡Maldición!

—Hizo bien en decírmelo. —Exclamo él. —Escucha, lo mío con Cassandra se acabó hace años, antes de casarme contigo, incluso.

—Kilian, no necesitas explicarme.

—Sí. —Exclamo Kilian. —Quiero que sepas que a pesar de que este matrimonio no haya sido lo que ambos queríamos en aquel entonces y, aunque por mucho tiempo no fuimos conscientes de su existencia, no te sería infiel ni haría algo que te humille.

—Cassandra no me intimida. —Dijo Briana poniéndose de pie. —Es una mujer resentida y… caprichosa. Me enfrentaría a ella mil veces por defender…

—¿Por defender qué? —Desafío Kilian, parándose cerca de ella.

—Por defenderme. —Carraspeo ella.

—Escucha Briana. —Dijo él, pasando una mano por su cabello. —Anoche, apenas dormí pensando en ti. Estas últimas semanas desde que nos conocimos no has salido de mi mente y… debo admitir que te extrañe demasiado. Sé que solo fueron unas horas, pero estoy tan acostumbrado a tu presencia que me sentí solo cuando llegue a casa anoche y también cuando desperté hoy. Incluso a Sirius le hiciste falta. Anoche te veías tan hermosa que sentí la necesidad de presentarte a todos como mi esposa, mi mujer. Sé que esto es muy repentino y… tal vez demasiado rápido, pero… Ya no sé si quiero divorciarme o intentarlo realmente.

Briana lo observo en silencio. Él la miraba a los ojos como esperando una respuesta. Ella analizaba sus palabras. Se escuchaba tan sincero y, algo nervioso, por declarar aquello. Lo cierto es que a ella le ocurría lo mismo. Kilian le gustaba y estaría encantada de intentar ver hasta donde pueden llegar juntos.

—Kilian, yo… —Comenzó a hablar. —Me siento igual que tú. Pero… Ahora no tengo un trabajo ni nada estable. Mi vida es un desastre y no quiero ser una carga para ti.

—No vuelvas a decir eso. —Exclamo él. —No me importa que estés desempleada, te he dicho que eso lo podemos solucionar. —Suspiro.—Incluso puede que tenga una propuesta para ti en algunos días. Solo dame tiempo.

Briana sonrió en respuesta. Kilian se acercó aún más y apoyo su frente contra la de ella. Acaricio su mejilla tiernamente y estaba a punto de besarla cuando su celular comenzó a sonar.

—Lo siento. —Dijo él, alejándose unos centímetros para cortar la llamada. —Ahora sí, ¿en qué estábamos? —pregunto, volviendo a acercarse a ella.

El celular volvió a sonar, interrumpiendo nuevamente el momento.

—Tal vez debas responder. —Dijo ella.

—Es Dominic. —Suspiro él, sin alejarse demasiado de ella.

Kilian respondió, finalmente:

—Más te vale que tengas una buena razón para llamarme ahora. —Exclamo él.

—Falta una semana para que los carros debuten en pista y hay un problema al tomar las curvas. —Exclamo el rubio al otro lado. —¿Es lo suficientemente urgente?

—¡Ay Dominic!, ¿No puede esperar hasta mañana el asunto? —pregunto Kilian, suspirando.

—¡No! —Exclamo Dom. —Estamos muy ajustados con los tiempos, Kil.

—¡Está bien!, ¡Maldita sea! —Exclamo. —Iré enseguida. —Suspiro cortando la llamada.

—Lo siento, Briana. —Se disculpó. —Dominic me necesita en la pista. Hay un problema con uno de los autos y debo encargarme yo mismo.

—No te preocupes. —Dijo ella, sonriente.

—¿Volverás a casa? —pregunto él.

Ella negó.

—En unos días tal vez. —Suspiro. —Por ahora necesito tiempo, pero estaré en la carrera.

El suspiro, algo desanimado, pero respeto las decisiones de la chica. Se despidió con un abrazo y un beso en la frente y luego llevo a Sirius a su casa. Allí monto a su coche y en poco tiempo, estaciono en el autódromo.

Dana.

Audrey.

Zack.